Proecuador se concentra en abrir mercados y para ello ya hay acercamientos con corea
La industria local demanda 1 millón 200 mil sacos de café robusta al año
La producción y la exportación de café ecuatoriano no han seguido una trayectoria estable en los últimos años. El fenómeno El Niño de 1998 más los bajos precios del mercado provocaron un golpe del cual el sector no logra aún recuperarse.
Víctor Jurado, director ejecutivo de ProEcuador, dijo que la superficie total sembrada de café se estima en unas 199.000 hectáreas, repartidas entre Loja, Manabí, Imbabura, Pichincha, Orellana y Sucumbíos. De estas, 139.000 hectáreas son de la variedad arábigo y 62.000 de robusta, esta última utilizada principalmente en la producción de solubles. Para los exportadores, esta producción todavía es insuficiente.
Según Pablo Pinargote, gerente de la Asociación Nacional de Exportadores de Café (Anecafé), la falta de materia prima ha provocado una caída de las exportaciones de alrededor del 60% en 3 años.
De acuerdo con cifras de ese gremio, en 2012 la exportación de café ecuatoriano, tanto en grano como industrializado, alcanzó 1’600.000 sacos ($ 275 millones), pero hasta mayo de este año se ha llegado a los 250.000 ($ 60 millones).
Siendo optimistas, dijo Pinargote, se espera llegar a unos 800.000 sacos ($ 120 millones).
Con la finalidad de enfrentar la falta de este insumo, el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) emprendió un proyecto de reactivación del café, que incluye la renovación de cultivos, entrega de semillas y plantas de arábigo y robusta, así como la implementación de viveros, podas y asistencia técnica permanente.
La intención sería contar con al menos 41.000 hectáreas nuevas, lo que para Pinargote es “el camino correcto”, aunque dijo que todavía es pronto para ver los resultados debido al ciclo normal de las plantas. “Lamentablemente los resultados son los que cuentan para los exportadores. Quizás el plan debió iniciar antes”, señaló el ejecutivo.
Importar café en grano para exportar solubles
En el campo, un gran porcentaje de plantaciones tiene décadas de antigüedad y descuido.
Cuando hubo la baja de precios, muchos agricultores pensaron que el negocio no era bueno y los cafetales se destruyeron, recordó Jorge Salcedo, presidente de la compañía Solubles Instantáneos, industrializadora de café de Guayaquil.
Las plantaciones más deterioradas tienen una producción de hasta 5 quintales por hectárea, cuando lo óptimo son 40.
La falta de café robusta viene restando competitividad a la industria ecuatoriana porque la obliga a hacer un doble trabajo: comprar a países, como Vietnam e Indonesia, la materia prima, maquilar y exportar el producto procesado.
El sector local, según comentó, demanda una producción anual de al menos 1’200.000 sacos de la variedad robusta, pero la producción actual se calcula en 250.000 sacos.
Para superar el déficit se requeriría entre 28.000 y 30.000 hectáreas más.
Como una alternativa, esta empresa inició en 2014 un proyecto piloto con agricultores de las localidades de Sacachún, Balsas y Colonche, en la península de Santa Elena, para promover el cultivo de 66 hectáreas de la variedad cafetera. A los campesinos se les entregan plantas, abonos y fertilizantes, más asistencia técnica por 3 años, que es el tiempo límite para la producción óptima de la planta. A cambio, la venta de la producción está garantizada. Solubles instantáneos invierte más de $ 200.000 en este proyecto.
¿Bien primario o industrializado?
Un dilema se ha abierto en el tema de la exportación de café ecuatoriano: promover su venta de grano, es decir, como bien primario, o concentrarse en el producto industrializado. El principal de ProEcuador, Víctor Jurado, indicó que el problema está en que los mercados pagan más dinero por los cafés llamados ‘especiales’ en grano de origen arábigo, pero hay una mayor demanda del producto industrializado.
De los $ 178 millones exportados el año pasado, únicamente $ 20 millones corresponden a la primera categoría, señaló Jurado, de ahí que “la idea es crecer en los dos rubros”. Ahora, si bien se podría considerar al café en grano apenas como un commodity (mercancía), el funcionario recalcó que este producto sí tiene un valor agregado intangible que son las certificaciones, como las orgánicas y de comercio justo, entre otras.
Actualmente este cotizado café se exporta con sellos como Rainforest y denominaciones de origen, dependiendo si se lo cultiva en localidades como Loja, Montecristi o Galápagos, ya que el sitio de producción y su altura son decisivos en las características organolépticas del producto.
Según el principal de Anecafé, el quintal de café arábigo ‘normal’ puede cotizarse en la Bolsa de Nueva York en $ 130, pero por su calidad, las variedades especiales pueden venderse hasta en $ 2.500 la misma cantidad. Esto es un plus para Ecuador. Los mercados de mayor demanda son Alemania y Polonia, ya que allí se encuentran las principales tostadoras de Europa. El quinto destino de las exportaciones de café ecuatoriano es Colombia.
De momento, Ecuador se concentra en abrir mercados y en tal sentido hay varios acercamientos, como el de Corea por ejemplo, a donde se llega con este café de alta gama y con precios por quintal hasta 300 y 500 veces mayores. (I).
Datos
Según ProEcuador, el año pasado se exportaron $ 178 millones de café, de esa suma, $ 153 millones corresponden a extractos y solubles.
El café robusta es una variedad menos aromática que el arábigo y se usa en productos industrializados, sin embargo tiene una mayor concentración de cafeína.
Los principales exportadores del mundo en volumen son Brasil, Colombia, Vietnam e Indonesia. En el tema de cafés especiales, Ecuador compite con Costa Rica y Guatemala.
De acuerdo con datos del Ministerio de Agricultura, el 87% de la producción de café se destina a la exportación y el 13% al mercado local. Estados Unidos absorbe, en promedio, el 24,6% de la exportación mundial, seguido por Alemania en la Unión Europea (UE).