El 9 de septiembre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó el informe que sus funcionarios prepararon a propósito del trámite para la aprobación de un préstamo de emergencia por $ 364 millones solicitado por Ecuador. Allí se ofrecen datos sobre los impactos financieros del sismo del 16 de abril y estimaciones de la posible evolución de la economía ecuatoriana hasta 2021 (ver infografía).  

Los costos del terremoto alteraron las tendencias de las variables

Según el documento, las discusiones para el trámite del crédito se llevaron a cabo en mayo y junio, con la presencia del Gerente General del Banco Central del Ecuador (BCE) y de los ministros de Finanzas y Coordinador de Política Económica.

Con los datos disponibles hasta ese entonces -que no incluían todavía la información de las cuentas nacionales correspondientes a 2015-, el FMI estimó que la economía ecuatoriana experimentaría una contracción de 2,25% hasta fines de 2016, un resultado en el que el impacto del terremoto influyó por sí solo con un 0,5% y generó costos por $ 2.300 millones para los próximos dos o tres años.

Además, “debido a los daños a la agricultura, comercio y turismo, así como a la necesidad de importar materiales para la rehabilitación y reconstrucción, se estima que el actual déficit en cuenta corriente se incremente a un equivalente de casi el 1% del PIB”, indica el informe.

Las exportaciones impulsarán el crecimiento a mediano plazo  

Con respecto a la sustentabilidad del endeudamiento, el FMI considera que “la deuda pública y las necesidades de financiamiento permanecerán por debajo de sus respectivos límites”. Para que así suceda, el sector público no financiero deberá lograr que, entre 2016 y 2021, sus ingresos aumenten desde el 31,8% al 34,3% del PIB y su gasto primario disminuya desde el 35,4% al 31,5% del PIB.

Las proyecciones económicas del FMI están basadas en un precio promedio del barril de crudo de $ 44,7 y, también, en una producción promedio de 197 millones de barriles anuales durante los próximos cinco años.

Para este período, según las previsiones de la institución multilateral, la demanda externa de bienes y servicios ecuatorianos aportará relativamente más al crecimiento económico que la demanda doméstica. A su vez, la inversión pública bruta bajará de $ 9.145 millones a $ 9.092 millones a precios corrientes. (I)