Desde septiembre la economía ecuatoriana experimenta una etapa de deflación constante; en otras palabras, los precios de bienes y servicios han bajado. (Ver infografía)

Entre octubre y noviembre la tasa de inflación mensual descendió el 0,13%, de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor (IPC) elaborado por el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC).

La inflación en el penúltimo mes del año se ubicó en -0,27%, influenciada por una baja en productos como alimentos y bebidas no alcohólicas (-0,1340%).

La deflación de precios puede surgir tanto por la contracción de la oferta monetaria (menos liquidez); así como cuando la oferta de bienes y servicios es mayor a la demanda.

Actores económicos consultados señalan que en un escenario positivo la situación contribuye a mejorar el poder adquisitivo de los ciudadanos porque los precios están baratos y, además, se reducen los costos de producción de las empresas.

Pero también, opinan, en un entorno económico complejo se traduce en menos consumo; por tanto, menos producción y aumento del desempleo.

La gerenta del Banco Central del Ecuador (BCE), Verónica Artola, dijo el jueves en Radio Pública que para la economía “es bueno”; sin embargo, la deflación no motiva a los productores.

“Ahí necesitamos generar alguna política pública para que los productores tengan algún incentivo”, dijo Artola.

Desde el Gobierno ya se barajan algunas hipótesis sobre el origen de la reducción de precios. Una de ellas, explicó la funcionaria, es que actualmente habría sobreproducción y por eso hay niveles bajos.

Para el analista Alberto Acosta Burneo, la coyuntura debe ser aprovechada como una “cura” al problema de competitividad que pone en desventaja al país y debilita el crecimiento económico.

Se sustenta que en la última década los precios en Ecuador subieron el 25% más en comparación con Norteamérica.

Producir en el país se volvió caro. La salida, dijo el analista, está en que la política económica implemente mecanismos de incentivos, reducción de tarifas y revise  la normativa laboral.  

“La producción tiene que seguir bajando precios y, a su vez, seguir reduciendo costos para adaptarse y recuperar competitividad”, examinó Acosta Burneo, y aclaró que la deflación está lejos de ser un escenario idealizado, pero dentro del contexto local, significaría una opción válida.

Una de las 389 propuestas que el Consejo Consultivo Productivo y Tributario puso a consideración del presidente de la República, Lenín Moreno, fue la disminución de los costos de la energía eléctrica.

El tema es analizado por el frente productivo del Gobierno. Existe la posibilidad de reducir $ 0,02 por cada kilovatio hora (kW/h) de 22:00 a 06:00.

A criterio de Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de Industrias, Producción y Empleo, la deflación está anclada a la caída de la demanda, producto de una recesión en la economía.

Esta disminución, advirtió Robalino, viene desde el año pasado, pero no se evidenció por el aumento del 2% del IVA (por el terremoto de abril) y haber mantenido las salvaguardias.

Eso hizo que la inflación se mantenga positiva, “pero fue fantasma”, dijo el director, porque los precios bajaban permanentemente.
“Es ilógico pensar en un país en donde seis de cada 10 personas que no tienen un empleo formal aumentará la capacidad de consumo”, indicó Robalino. (I)