Inversión y beneficios tributarios

La inversión es uno de los componentes más importantes de la actividad económica y, por lo tanto, de la estabilidad y el empleo. La discusión sobre qué la determina es abundante en la teoría económica y existen diversos criterios. Entre los factores principales están el ahorro, la rentabilidad de los negocios que se pondrán en marcha con la inversión, la disponibilidad de financiamiento y una cultura de tomar riesgos por parte de la sociedad. Existen también determinantes de segundo orden como el tamaño del mercado, mano de obra capacitada, dotación de infraestructura, vialidad, acceso a comunicación y ubicación geográfica.

Todos estos elementos han sido objeto de amplios estudios durante más de un siglo. Sin embargo, desde la década de los 90, con el advenimiento del Consenso de Washington y del neoliberalismo, tomaron una fuerza inusitada ideas que, a pesar de no gozar de evidencia empírica sólida, han tenido eco en actores de la política pública y el sector privado. Uno de estos son los beneficios tributarios, o incentivos fiscales, o como quiera llamárselos.

La idea es bastante simple, bajo la lógica neoliberal el Estado debe reducir su participación en la economía y dejar que el mercado se autorregule, esta es la vía hacia el progreso. Una de las principales injerencias del Estado en la economía y de las que más molesta al neoliberalismo, son los impuestos. La relación con la inversión es simple también, si los inversionistas saben que pagarán menos impuestos pues tendrán un incentivo a invertir. Esta idea que parece sonar coherente carece de evidencia empírica sólida, además de ser absolutamente reduccionista. Es más, la evidencia muestra que la inversión tiene relación con muchos otros factores, como los arriba mencionados, antes que con los impuestos.

En Noruega, por ejemplo, el negocio petrolero llega a tener tarifas de impuesto a la renta de cerca del 80%. En Estados Unidos existen impuestos a las ganancias de capital, en Europa las tarifas de impuesto a la renta son sustancialmente altas y en todas estas regiones del mundo la inversión es parte importante de la actividad económica. La inversión en estas regiones parece deberse a muchos de los factores que la teoría económica ha desgranado y no precisamente a beneficios tributarios.

La reducción de impuestos no atrae la inversión, solamente aumenta las ganancias de los dueños del capital y reduce los ingresos del Estado, aquellos con los que se construyen obras, se invierte en mejorar servicios de educación y salud, se cancelan salarios de médicos y profesores, etc. Este tipo de beneficios tributarios solamente reducen el tamaño del Estado y logran mayor concentración del ingreso, resultado clásico del neoliberalismo.

Esto se podrá matizar y habrá argumentos válidos para hacerlo, pero lo que no se puede negar y todo aquel que promueva este tipo de incentivos debe ser transparente y aceptarlo, es que los beneficios tributarios como mecanismo de fomento de la inversión son una tesis del neoliberalismo.