Ante una posible salida del país heleno de la eurozona, estados unidos ha decidido intervenir
Grecia apoya a Tsipras
El Banco Central Europeo (BCE) aprobó ayer aumentar la provisión urgente de liquidez a los bancos griegos para salvarles de la quiebra. Era lo más lógico. Lo cierto es que Grecia afronta una semana decisiva para su futuro económico dentro de la UE.
La presión de la Troika -la Comisión Europea, BCE y el FMI- sobre el Gobierno heleno ha sido tan asfixiante que un nuevo fracaso en las negociaciones multilaterales, que se mantienen para abrir una vía de financiamiento que calme a los acreedores, podría significar la expulsión griega de la Unión.
La decisiva cita comenzará el miércoles en Bruselas, donde está convocada la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro. Ayer era el turno de los ministros de Economía y de Finanzas que debían desbrozar el camino de cara a la reunión del miércoles y también de observar la respuesta de los mercados de valores tras un fin de semana repleto de amenazas. Al menos en esta ocasión, los especuladores dejaron respirar a las maltrechas arcas del Estado griego con subidas generalizadas en todas las bolsas europeas, y la compra de bonos.
La impresión general es que Europa terminará cediendo a las demandas griegas de reformar aspectos puntuales de su economía, pero sin aplicar más recortes sociales a la ya de por sí estrangulada vida de sus ciudadanos.
Ayer también cientos de griegos se pronunciaron ante el Parlamento en Atenas, en apoyo a Alexis Tsipras, aunque también en respaldo a permanecer en la UE.
La canciller alemana, Ángela Merkel, se mostró medianamente optimista ante un “posible acuerdo con Grecia” esta misma semana. El viernes, el presidente Tsipras fue categórico al advertir que su país está preparado para responder con el “gran no”, en referencia al poeta Constantino Cavafis que glosó así la resistencia griega al fascismo del siglo XX, si la UE persiste en sus demandas neoliberales. Su firmeza fue tan abrumadora que incluso Washington ha decidido intervenir a su favor para rebajar la tensión.
El secretario del Tesoro, Jack Lew, avisó a la UE que un desacuerdo puede tener unas consecuencias “terribles” para la estabilidad financiera del continente. También se exigió a Atenas nuevos sacrificios, es decir, más recortes sociales, pero los estadounidenses han optado por la contención, conscientes de que sus intereses están mejor protegidos en una UE con Grecia que sin ella.
El objetivo de Tsipras es aún revertir el núcleo político de las medidas de austeridad impuestas por la Troika, mientras que los acreedores pretenden imponer una nueva bajada de las pensiones, “absurda e inaceptable” para los griegos. A nadie se le escapa que los objetivos de la Comisión Europea, del BCE y, por supuesto, de Alemania sobrepasan las murallas de Atenas.
Varios analistas consideran que el callejón sin salida al que han llevado las negociaciones no tiene tanto que ver con los efectos económicos sobre la eurozona, sino con los efectos políticos que puedan producir en otros Estados, como España, donde Podemos se ha convertido en otra amenaza para asentar el mantra neoliberal conocido como TINA que hoy se intenta aplicar por todo el continente.
La Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública que puso en marcha el Parlamento de Grecia, siguiendo el ejemplo de Ecuador, emitió la semana pasada un primer informe que ha rebajado las pretensiones de los negociadores de la Troika.
Se ha detectado, entre muchas cosas, que Atenas sigue pagando los intereses de algunos créditos concedidos a la Junta de los Coroneles que gobernó el país con mano de hierro a mediados de la década del 70 y que continúa sufragando la deuda derivada por los sobrecostes de las Olimpiadas de 2004, presupuestados en $ 1.300 millones, cuya inversión final superó los $ 20.000 millones debido a la catastrófica gestión de sus responsables.
Estos hechos sirven para explicar los motivos del gobierno de Alexis Tsipras para negarse a transferir 300 millones de euros al FMI el pasado 5 de junio; o los otros 500 y más millones de euros que no ingresaron al organismo el 12, 16 y 19 de junio. Atenas prefiere agrupar y posponer el pago para el próximo 30 de junio, siempre que exista un nuevo acuerdo con los acreedores antes del próximo fin de semana. (I)
Gobierno griego propone subir los impuestos
Funcionarios de la zona euro señalaron ayer que las propuestas de reformas de Grecia eran una base “razonable” para negociar un acuerdo.
Grecia lleva meses buscando un pacto con sus acreedores para que le liberen el último tramo de su rescate financiero a cambio de reformas económicas. Atenas necesita esos recursos para pagar 1.600 millones de euros al FMI el 30 de junio. Si no logra un acuerdo, caería en impago, lo que potencialmente la llevaría fuera del bloque de la moneda común.
Previamente a su encuentro con los representantes europeos, el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, dijo que las propuestas que presentó su Gobierno van por la vía de preservar los salarios y las pensiones, restablecer la normalidad en las relaciones estructurales y luchar contra la evasión fiscal y la corrupción.
Entre las propuestas del Gobierno griego está la elevación gradual de la edad de jubilación a 67 años. En ese país, la edad media de jubilación es de 63 años para los hombres y de 59 años para las mujeres. También plantea elevar los impuestos. La tasa principal del IVA, a productos seleccionados, sería el 23%, aunque se aplicará una tasa reducida del 13% para los alimentos básicos y la energía, y una excepcional del 6% para medicinas y libros.
En una entrevista a la BBC, el ministro de Economía de Grecia, Giorgos Stathakis, adelantó que se propone subir impuestos a las empresas y los millonarios. (I)