El sociólogo y dirigente ecuatoriano analiza el manejo de la crisis sanitaria en el país y propone ampliar la protección social.

¿Cómo ve la emergencia y el manejo de las autoridades?
Evidentemente es una crisis humanitaria que pone en riesgo la vida de los ecuatorianos y que provoca una crisis económica. Sin embargo, no se han entregado los recursos suficientes para atender la emergencia, lo cual genera que tengamos una alta tasa de fallecimientos por millón de habitantes. Aspiramos a que en los próximos días, el Gobierno tome medidas oportunas.

¿Medidas como cuáles?
La cuarentena está bien, pero esta no puede cumplirse si el Gobierno no garantiza la alimentación de los hogares pobres, que suman cerca de 6 millones de personas. Es necesario ampliar el kit alimentario, reforzar el sistema de salud y poner más esfuerzos, sobre todo en Guayaquil.

Solo en esa ciudad, 400.000 hogares deben recibir los kits. Además, debe haber brigadas para enfrentar otras enfermedades de la época, como el dengue.

¿Por qué sostiene que no se han asignado los recursos necesarios a salud?
Hace 15 días se pagó $ 325 millones de la deuda, que podían haberse invertido en insumos médicos y comida. También hay retrasos en los sueldos del sector público y eso afecta a la economía.

Pero cancelar esa deuda, según el Gobierno y economistas, nos permite acceder a más recursos...
No hay fechas para esos nuevos financiamientos y la emergencia es hoy. Por ejemplo, Argentina dijo que no iba a pagar su deuda hasta 2024 y el FMI no ha le cerrado los créditos; el Banco Mundial también le entregó recursos. El ministro Martínez debe decirnos quiénes son los tenedores de la deuda.

¿Qué opina sobre el bono de $ 60 para 400.000 familias?
Es un paso interesante, pero insuficiente. Hay que ampliar la cobertura y buscar que ese bono llegue a 1,5 millones de cabezas de hogar. Eso mantiene las cadenas productivas.

¿Qué medidas debemos esperar esta semana?
Las medidas tienen que ser para reactivar la economía.Debe haber un plan de crédito para que pequeñas y medianas empresas puedan cumplir con sus nóminas. Además, deberían redistribuirse las ganancias extraordinarias de las grandes empresas. (I)