La construcción sería uno de los primeros sectores en reiniciar actividades una vez que se definan los respectivos protocolos de seguridad, las empresas y los proyectos piloto autorizados por el COE Nacional.

Representantes del sector se reunieron este domingo con las autoridades nacionales y les solicitaron que previo a lanzar el plan piloto anunciado la semana pasada, primero se emita y se socialice un protocolo de seguridad que garantice la seguridad de los trabajadores de las empresas constructoras y de toda la cadena de valor.

Verónica Miranda, presidenta del Colegio de Ingenieros Civiles de Pichincha, quien estuvo en la reunión informó a este diario que las autoridades acogieron este pedido y esta semana trabajarán en el protocolo.

 Pablo Moreira, presidente del Colegio de Arquitectos del Ecuador, considera que el retorno de los trabajadores debe ser paulatino. 

Comenta que en otros países empezaron a laborar por cuadrillas. Se están haciendo campamentos para que los trabajadores roten cada cierto tiempo en la obra. Se establecieron distancias entre cada trabajador y se usan alfombras de desinfección.

Moreira cree también que esta es una oportunidad para repensar cómo habitar los espacios públicos y privados, pues ahí se dan los contagios.

Propone que las viviendas tengan más espacios intermedios, que se ensanchen las aceras para que se camine de forma espaciada y se pase a una movilidad sostenible.

La construcción y toda la cadena productiva y de distribución (cemento, acero, cerámica, ferreterías, etc.) representan el 20% del PIB del Ecuador. Pero por emergencia sanitaria todo está detenido, indica Joan Proaño, vocero de Constructores Positivos. “Con la emergencia estamos dejando de producir $ 1.600 millones al mes”.

El también gerente de la inmobiliaria Proaño Proaño calcula preliminarmente una baja de hasta el 50% en ventas este año. A esto se suma que el sector venía con una caída en su crecimiento desde el año anterior.

Según Henry Yandún, propietario de Kubiec, compañía dedicada a la construcción, esta actividad productiva es prioritaria en la economía del país, por lo que se la debe reactivar enseguida.

Asegura que esta industria la conforman 486.000 personas y su producción nacional bruta es de unos $ 20.000 millones.

Leopoldo Ocampo, presidente de la Cámara de la Industria de la Construcción, señala que, del total de los empleos directos del sector, el 62% es informal, es decir que tienen trabajos eventuales. Todos están sin laborar.

Frente a la recesión económica y a la reducción de la demanda, gremios de la construcción presentaron varias propuestas de reactivación.

Una de sus sugerencias es la flexibilidad laboral. Ocampo propone que se activen contratos por obra para todas las funciones, ya no solo para los maestros albañiles, sino también para los ingenieros. Así como contratos por hora.

Recomienda, además, que se amplíe el tiempo de prueba para evitar despidos a los tres meses.

Por otro lado, proponen un cruce de IVA entre el que pagan en la compra de materiales con la venta de la obra terminada. “Así se podría abaratar la construcción en un 6%”, dice Yandún.

Para incrementar la demanda, Proaño propone a las empresas tener precios competitivos. “No podemos subirlos, sino mantenerlos o si es posible bajarlos”, dice.

Asimismo propone crear  créditos hipotecarios sobre un bien futuro. Es decir que si alguien compra una obra en planos, que los desembolsos sean progresivos según el avance de la obra. Otra opción es ampliar los períodos de gracia de los préstamos. 

Los constructores creen que la demanda va a existir, pues calculan que medio millón de familias ecuatorianas no tienen vivienda propia.

A esto se suma que en el país, dicen, cada año tiene 110.000 nuevos hogares y apenas se construyen 40.000 casas. (I)