El primer feriado del año promete ser un dínamo en la economía de la pequeña empresa, en especial en las comunidades rurales que recibirán a la gran afluencia de turistas.

La comercialización de comidas, hospedajes  y servicios serán los más demandados; mientras que en las ciudades, previamente al  masivo éxodo, hay un evidente crecimiento de las ventas de prendas de baños, bloqueadores solares y, en menor medida, globos y pistolas que arrojan agua.

Carolina Baños, propietaria de un local en la Bahía, señala  que cada año  en el mes de febrero se disparan las ventas de trajes de baño para mujeres y pantalonetas para varones. “En realidad es un respiro económico para nosotras, ya que con tanta competencia hay que hacer maravillas para vender”, expresa.

En cambio, en el bazar  Lucila, ubicado en sur de la ciudad, en  esta fecha cambia toda su oferta en sus vitrinas con la colocación de  artefactos que lanzan agua, vejigas, chisguetes y espumas. “Las personas que no pueden salir por diversos motivos vienen aquí y adquieren cualquier producto para divertirse mojándose en sus casas”, comenta Lucía Menoscal.

Funcionarios del Ministerio de Turismo afirman que, en las estadísticas que maneja,  este  feriado  es el de mayor movimiento en el año y, por lo tanto, será la oportunidad que permitirá reactivar la economía, tanto de las grandes ciudades como de las comunidades indígenas, que ven en la actividad turística la posibilidad de mejorar ingresos y, consecuentemente, su calidad de vida.

La oferta hotelera en las ciudades costeras es la de mayor demanda, al igual que en las urbes de Ambato y Guaranda, donde hay eventos especiales por el carnaval.

Carlota León, presidenta de la Asociación de Artesanos General José de Villamil, que agrupa a  20 socios, dice que desde hace unos dos años su actividad económica se ha visto fortalecida, independientemente de las temporadas malas o buenas, que suelen darse en los feriados.

Los artesanos citan cifras que reflejan la reactivación de su economía. En un feriado alto, como carnaval, el de los difuntos y año nuevo, llegan a vender entre 2.500 hasta 3.000 dólares, mientras que en el día a día venden de 500 a 600 dólares mensualmente.

Igual sucede en Santa Elena, en donde, por su densidad poblacional y territorio, los artesanos están en mejores condiciones económicas. Después de cada feriado compran electrodomésticos porque el turismo llega en mayor cantidad que en Playas, afirman.

“El efecto en este caso es multiplicador, porque luego de los feriados nosotros logramos pagar lo que debemos y muchos que tienen pocas deudas adquieren electrodomésticos”, indica Nieto León, artesano de la zona peninsular.

Manifiesta que el sistema de tricimotos tiene una altísima demanda y ahora ofrece un valor agregado, ya que los vehículos realizan recorridos turísticos en la ciudad.