Desconocimiento, ausencia de financiamiento para proyectos y una cultura inexistente de separación de residuos, son algunas barreras que impiden la aplicación de la economía circular en el país.

Este es uno de los resultados que se encuentran en la Primera Fase del Libro Blanco para la implementación de una economía circular, que Unacem Ecuador entregó al Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Producción, el 25 de junio.

La empresa cementera firmó en 2019 un convenio con el Ministerio para financiar esta investigación. El libro será una guía para adoptar una estrategia nacional de economía circular. Su objetivo es recoger y reincorporar a las cadenas de valor, residuos materiales y energéticos para crear nuevos productos, minimizando la generación de desechos.

Patricio Díaz, gerente de Ecología de Unacem, explica que esta fase es el punto de partida para su implementación. Se trata de un análisis de cómo la economía circular se articula a la planificación, desarrollo y gestión de política pública del país.

De este modo, se observó que la economía circular se alinea a 12 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, impulsados por las Naciones Unidas. Algunos de ellos son energía accesible y no contaminante, ciudades y comunidades sostenibles y producción y consumo responsable.

Además, se articula a 6 de los 9 objetivos del Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno, como garantizar los derechos de la naturaleza para las actuales y futuras generaciones.

E incluso se ampara en 98 artículos de la Constitución que hablan sobre los derechos de la naturaleza, el uso razonable de los recursos naturales y el control de los impactos ambientales.

El estudio se basa en cuatro proyectos: producción sostenible, consumo sostenible, gestión integral de residuos y políticas y financiamiento para la sostenibilidad. De estos se identificaron barreras para su implementación y posibles soluciones.

Durante esta primera fase también se priorizó a cinco sectores productivos, para la implementación inicial de una estrategia circular: manufactura, comercio, agricultura, construcción y petróleo, y minas.

Según Díaz, estos sectores son los más representativos del país y los que arrastrarán una cadena de cambios. Pero para esto, dice, se requiere la capacitación y el marco legal que exija y organice a toda la sociedad en el manejo de residuos.

La segunda fase, que son líneas estratégicas de aplicación, se prevé para diciembre y con la cual ya se concluye el libro blanco.

Iván Ontaneda, ministro de Producción, destacó que la economía circular es necesaria porque facilita el desarrollo sostenible, protege el ambiente, previene la contaminación y genera prosperidad económica. Se comprometió a apoyar la continuidad de esta estrategia.

¿Por qué es necesario aplicar una economía circular?

La primera fase del libro blanco busca responder esta interrogante. Según la investigación, actualmente América Latina y el Caribe generan cada día 541.000 toneladas de residuos y se prevé que este monto crecerá en un 25% para el 2050.

El Foro Económico Mundial estima que el cambio hacia una economía circular podría agregar $ 1.000 millones a la economía global para el 2025, evitar 100 millones de toneladas de desechos y generará 100.000 empleos en cinco años. Solo en América Latina, se estima que al 2030 se podrían crear 6 millones de nuevos trabajos.

Según el Banco Interamericano de Desarrollo, aplicar una estrategia circular ayudará a las empresas a impulsar la innovación y la productividad, reducir sus costos operativos y la dependencia de los recursos naturales.

Además, esta práctica mitiga los riesgos climáticos en las operaciones y cadena de suministro y crea ingresos adicionales a partir de productos y servicios ya existentes. (I)