Estados Unidos: una ‘elección económica’ entre dos vías
Por Gonzalo J. Paredes
Economista
Mañana será un día crucial en la economía mundial. El nuevo presidente de los Estados Unidos se llamará Mitt Romney o volverá a ser Barack Obama. Será el regreso de la busheconomía (bajadas de impuestos para los ricos y una protección medioambiental menos estricta) o del impulso de la recuperación a través de consumo con gran presencia del Estado, respectivamente.
Son bastante claras las diferencias que existen en las formas de recuperación que han tenido las regiones del mundo que han entrado en crisis. Por ejemplo, la zona euro ha optado por una política económica obsesiva con la austeridad fiscal, creyendo que así la prima de riesgo bajaría y, con ella, la tasa de interés que impulsarála inversión y, posteriormente la demanda agregada. Buscan también cumplir a rajatabla la única misión del Banco Central Europeo: la estabilidad monetaria.
En Estados Unidos las cosas han sido totalmente distintas. La misión de la Reserva Federal (FED) de ese país es más
amplia. El crecimiento económico y el empleo son imprescindibles protagonistas en cualquiera que sea la administración de turno. No se puede hablar de economía sin que se discuta de metas de crecimiento
de la producción y de la industria.
En el último informe del Departamento de Comercio de ese país se explica sobre el crecimiento del producto interno bruto (PIB) y sus componentes, mostrando cifras bastante alentadoras. Es así que a septiembre de 2012 se registró una tasa de crecimiento anual del 2% y del 1.3% en el tercer trimestre de 2012 con respecto
al anterior.
Según el informe, las razones del crecimiento del tercer trimestre se deben al impulso del 8,5% del crecimiento en el consumo de los bienes durables y a los gastos federales en seguridad interna y externa. También se ve un impulso, aunque tenue, de la inversión en bienes inmuebles y se prevé, a futuro, una mayor participación de la construcción en el crecimiento del PIB, dada la profunda recesión que sufrió este sector desde 2007, que se ahondó en 2008. Esto ha causado efecto sobre los precios de los alquileres de las viviendas.
Lo preocupante es la participación de las exportaciones netas en el PIB. Las exportaciones y las importaciones han
sufrido un decrecimiento, pero en el primer caso ha sido mayor que en el segundo, lo que profundiza el ,déficit comercial de los Estados Unidos que ya alcanza el 6% del PIB.
La expansión actual del PIB y de la industria no alcanza para cubrirr los 900 mil millones de dolares del déficit de la balanza comercial. Hay que recordar que los principales destinos de las exportaciones de los Estados Unidos son Canadá y México, y en tercer lugar, lejos de estos dos, está el gigante asiático, China. Pero en las importaciones este último aparece como primero. El resultado es un impresionante déficit comercial de los Estados Unidos con China, que para 2011 fue de alrededor de 300 mil millones de dólares.
La política económica implementada en los EE.UU. ha permitido que el desempleo no sea tan explosivo como en la eurozona. Pero hay que recordar que desde la llegada de Obama a la Casa Blanca las medidas para regular a la banca han sido muy tibias. No se ha interesado, o no quiere interesarle, que con la debacle de 2008 este sector se ha concentrado en pocos bancos: entre 1935 y 1999 los activos de los tres bancos más grandes representaban entre el 10% y 15% del total de los activos del sistema, bancario.
Pero desde 1999, cuando se revocó la ley Glass-Steagall (promulgada el 16 de junio de 1933 por Franklin D. Roosevelt), que separaba las actividades de financiamiento comercial y de las inversiones, la concentración ha crecido de modo continuo, superando el 40% de los activos.
En 1970 los cinco bancos más grandes concentraban 17% de los activos totales, los 95 bancos grandes y medianos representaban 37% y 12 mil 500 bancos más pequeños el restante 46%. En 2010 las cifras respectivas fueron de
52% para los cinco más grandes, 32 para el grupo de 95 grandes y medianos, y el 16%, para 5.700 bancos pequeños. Las presiones de Wall Street sobre el manejo de la economía bajo la administración Demócrata han sido evidentes dado el escenario antes descrito, sino ¿cómo se puede explicar que siendo los bancos los responsables de la crisis sigan sin ser regulados en forma firme, sobre todo en el tema de los derivados financieros?
Por ello el crecimiento económico y la generación de empleo han sido una constante en los tres debates entre Obama y Romney. Este último ha precisado reducir el déficit fiscal por medio de la desaparición del seguro medico obligatorio por considerarlo “prohibitivo” y no consensuado con los republicanos en su momento.
En materia de empleo, Romney, propone reducir los impuestos a los más ricos y grandes empresarios con la esperanza puesta en el “hada de la confianza” de que estos, al ser incentivados a invertir, generarán puestos de trabajos. También propone hacerle cumplir a China los derechos de patentes y de propiedad intelectual de Estados Unidos como otra vía para crear empleos.
En los debates se reflejó mucho la importancia del empleo y el crecimiento, tanto así que cualquier otro tema desembocó en este. Obama buscará cuatro años más para cumplir con la promesa hecha en enero de 2008, mientras Romney, si gana, probará si le ha servido o no su conversión al “tea party” para seguir recuperando la economía.