Movimiento de dinero
El testaferrismo, otro método que emplean evasores
Otra de las vías que utilizan algunos empresarios para evadir el pago de impuestos es nombrar a un testaferro, que actúa como presunto propietario del bien o compañía.
“Se puede nombrar a un testaferro por razones legítimas, por ejemplo, para no atraer publicidad sobre la inversión en cuestión en el caso de alguien que está en el ojo público. Mientras se informe a las autoridades impositivas no hay evasión. El problema empieza cuando no se informa, porque entonces lo que se está haciendo es pagar impuestos por una masa menor de dinero”, señala Patrick Stevens, director de Política Impositiva del Chartered Institute of Taxation del Reino Unido.
No es necesario para este propósito que la compañía y el testaferro operen desde un paraíso. Ambos pueden actuar en el mismo país donde tributa el multimillonario en cuestión.
“Los beneficiarios de esta cesión se pueden multiplicar al infinito. Pueden ser la esposa, los hijos, tíos, primos, etc. Por las reglas internas impositivas en Estados Unidos estos fideicomisos pueden enviar del extranjero parte de este dinero sin pagar impuestos”, explica Henry.
Esto facilita el movimiento de grandes sumas de dinero que con frecuencia atraviesan una compleja red de fideicomisos, firmas fantasmas y testaferros que logran el principal objetivo del evasor: borrar el rastro.
Es equivalente al “nada por aquí, nada por allá” de un mago.