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El tema no resuelto en el debate presidencial

El tema no resuelto en el debate presidencial
07 de enero de 2013 - 00:00

Uno de los seis temas diseñado y propuesto en el último debate presidencial por la Cámara
de Comercio de Guayaquil (CCG) fue el modelo de desarrollo.

Los candidatos presidenciables no supieron exponer las características de su propuesta de modelo. Rodas se fijó en la asignación del Bono de Desarrollo Humano (BDH), Guillermo Lasso en la eliminación de 9 impuestos, entre ellos, la salida de capitales y Álvaro Noboa en que no debe existir lucha de clases. El ex presidente Lucio Gutiérrez fijó tres ejes: apoyo al agro, pesca y al turismo mientras el pastor evangélico Nelson Zavala señaló que el desarrollo no sólo tiene
que ver con la economía y lo social sino con lo moral. Norman Wray –el único que delineó una de las condiciones esenciales de un modelo de desarrollo- propuso un pacto fiscal para mejorar la redistribución de la riqueza.

El modo (más conocido como modelo) de desarrollo imperante en el Ecuador ha estado sometido por la división internacional del trabajo, donde los países periféricos proveen materias primas a las naciones desarrolladas o industrializadas para su transformación y posterior venta al resto del mundo.

El país desde sus comienzos como República se ligó a los mercados internacionales a través de sus productos primarios. A principios del siglo XX con el cacao, en la década de los cincuenta y sesenta con el banano y a principios de los setenta hasta nuestros días con la exportación de un recurso no renovables como es el petróleo.

Según la Teoría de la Regulación (TR) la constitución de un modo de desarrollo es cuando se articula el régimen de acumulación y el modo de regulación dentro de cada formación social. El modo de regulación es el conjunto de procedimientos, comportamientos y conductas, individuales,
grupales y colectivas, con las siguientes funciones: Asegurar la continuidad y la reproducción de las relaciones sociales fundamentales y sostener conducir o guiar el régimen de acumulación. El
modo de regulación está compuesto por las siguientes formas institucionales: la moneda, el Estado, la forma de competencia, la inserción del sistema productivo nacional dentro de la división internacional del trabajo y, por supuesto, la relación salarial (o la interacción entre el trabajador
y el empresario).

El régimen de acumulación aparece como un esquema o un modelo de crecimiento para una economía nacional en una época determinada y su centro se encuentra la relación entre el progreso técnico y la distribución de la riqueza –el punto a favor de Wray-. Es decir, la dinámica
de acumulación está fuertemente determinada por la manera en que se reparte el producto suplementario entre trabajo y capital. En otras palabras el régimen de acumulación es un conjunto de regularidades que aseguran un progreso general y relativamente coherente en la acumulación del capital permitiendo reabsorber o postergar en el tiempo las distorsiones y desequilibrios que nacen permanentemente del propio proceso.

La relación salarial tal como fue concebida originalmente por los regulacionista es esencialmente una noción macroeconómica porque mantiene relaciones estructurales de compatibilidad complementarias con las demás formas institucionales: el Estado, la moneda, la inserción internacional y las formas de competencias entre los capitales. Pero su posición cambió dentro de la jerarquía del modo de regulación y actualmente ya no ocupa el lugar central, pasando a quedar
condicionada por las demás formas institucionales.

Cuando el neoliberalismo tuvo su ascenso en el país en 1992, con su mayor representante
el economista Alberto Dahik, el modo de regulación fue totalmente cambiado: el factor trabajo y el Estado se sometieron a los requerimientos de los acreedores de la deuda externa que proponían,
por medio de los organismos financieros internacionales, el permanente
ajuste.

Hay que recordar que a partir de ese año se reformaron leyes vitales en el desenvolvimiento económico: la Ley de Presupuestos del Sector Público y la Ley General de Instituciones Financieras. También, se fijó el tipo de cambio que en conjunto con la liberalización financiera permitieron el vertiginoso aumento de la demanda de dinero especulativo. Era más rentable colocar el dinero en el banco que invertir en el sector productivo, por las “llamativas”
tasas de interés.

La privatización de las empresas públicas no se concretó debido a la resistencia de grupos de interés local y en algunas de ellas su tasa de rentabilidad no era “beneficiosa” para los inversionistas internacionales.

Sin embargo la privatización de las reservas internacionales se dio con la dolarización, único en Sudamérica y segundo en América Latina.

Pero a partir de 2005 se multiplicaron las voces para un cambio del modo de desarrollo
en el país, que supere al neocolonialismo, al neoliberalismo y al rentismo.

Con la llegada del nuevo régimen en el 2007 el modo de regulación se cambió y con ello la forma del régimen de acumulación. Se cambiaron leyes fundamentales como la Ley de instituciones financieras, se eliminaron otras como la de tercerización laboral que precarizaba el trabajo,
todo lo concerniente a los fondos petroleros y se crearon leyes como las finanzas públicas y la ley de control de mercado. 

En otras palabras, todo el cambio de las formas institucionales tenía como objetivo el ser humano y no el capital, donde el peso del factor trabajo en la distribución de los frutos de la productividad sea mucho mayor.

Casi todos los candidatos mencionaron conceptos muy triviales en el bosquejo del modo de desarrollo que se les pidió delinear en el debate. Se habló de la moral, de la lucha de clases, de los impuestos y otros se fijaron casi enteramente en el BDH.

No dieron respuesta a qué clase de relación salarial debería existir, qué inserción comercial proponían, cómo se superarían los problemas estructurales y de pobreza del país, el rol del Estado y su tamaño, cuál sería la forma de competencia y las medidas para impulsarla. Algún candidato hizo pensar a unos cuantos que con la eliminación de impuestos se superan todos los problemas de la economía.

 

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