El mango nacional busca conquistar a Japón con su sabor
“¡El árbol está preñado!”. Cada una de las ramas tiene hasta 20 manguitos y si no se hace nada para sostenerlo se guindará, expresó Juan Monge, obrero de la hacienda La Fortuna, mientras con sus manos desbroza el contorno de la mata sin importar astillarse.
Las revisiones son constantes en las 500 hectáreas de cultivo. Los jornaleros como hormigas obreras inspeccionan cada árbol. No debe haber maleza, ni conatos de brotes de hierbas. La fruta se malogra si llega a rasparse. Es delicada y los compradores exigentes, advirtió el jornalero, mientras apuntala las ramas con varas de caña guadua para que se mantengan rectas.
Los trabajadores de la hacienda cuentan los días para iniciar la cosecha de 2012. La contratación de personal, adquisición de insumos, compra de palets, calibración de maquinarias. Nada debe quedar suelto. Aquí espera exportarse un millón de cajas de mango. Ecuador vendió en el año 2011 alrededor de 10 millones de cajas.
La semana 40 del año (1 de octubre) es la fecha escogida por los agrónomos de la hacienda para iniciar el corte programado de la fruta, su tratamiento y embalaje. El proceso tarda hasta la tercera semana de enero, aproximadamente.
Pero, desde mañana la empacadora Agriproduc iniciará el corte de la fruta y su embalaje; posteriormente, a la siguiente semana, la empacadora Bresson (hacienda La Fortuna) junto con Durexporta. Son las tres únicas empacadoras que quedaron luego del boom del mango. La primera exportación fue en 1991.
El destino principal de la fruta seguirá siendo los Estados Unidos, a donde llega más del 80% de la producción exportable, sigue Canadá, Europa, México, Chile, Nueva Zelanda, en orden de importancia.
Hace una década había 10.000 hectáreas cultivadas de mango de exportación. Desde esa fecha hasta la actualidad han quedado 6.420 hectáreas -según estadísticas de la Fundación Mango Ecuador-. La razón: no hay suficiente demanda en los mercados aperturados por los productores ecuatorianos.
Ahora está en la mira Japón, a donde se quiere llegar con el reconocido mango ecuatoriano. Pero, antes se deben cumplir y aprobar las exigentes normas sanitarias que tiene el país asiático.
“Ingresamos a los Estados Unidos con todos los requisitos que pide la USDA-Aphis (United State Departament of Agriculture) para el control de la mosca de la fruta. Que son muy estrictos.... por ello, el camino propuesto hacia el mercado asiático lo podemos lograr”, señaló Bernardo Malo Cordero, presidente del Directorio de la Fundación Mango Ecuador.
Dijo que los administradores de las 192 fincas que hay en el país están empeñados en lograr la apertura del mercado nipón.
Ángela León Mendoza, de la exportadora Bresson, sostuvo que los miembros de la Aphis de los Estados Unidos llegaron al país en la época de cosecha que dura un más de tres meses.
Ellos visitan inesperadamente una finca y colocan moscas de las frutas en las trampas que hay. Luego regresan y si el insecto se ha escapado, simplemente la finca es negada para la exportación de la fruta.
“Nosotros somos los propietarios de las plantaciones, pero ellos son los que deciden si se puede vender el mango a su país. Hay que recordar que nos compran casi toda la producción. Sin embargo, lo positivo es que al pasar las recomendaciones y especificaciones sanitarias se convierte este hecho en una carta de presentación de lo óptimo que somos y poder abrir nuevos mercados”, reiteró la ejecutiva.
Por ejemplo, en este momento el mercado colombiano es “muy interesante” para la colocación del mango. Y, estamos en la constante búsqueda de nuevos nichos.
Dijo que la exportadora Bresson, a la que pertenece es una de las pioneras en tecnología avanzada para la exportación de mango. Y, aseguran la producción de exportación con nueve fincas bajo su supervisión, que les permite exportar las variedades demandadas en el marcado internacional, Tommy Atkins, Kent, Keith y Ataulfo.
El sector es competitivo
El titular del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), Javier Ponce, en su alocución durante la feria de mango, realizada en Guayaquil, reconoció que el sector manguero nacional es uno de los más competitivos que hay en el país.
“Es loable observar que logran exportar 10’000.000 de cajas de mango al año en un espacio de no más de 6.500 hectáreas. Esto demuestra el profesionalismo de sus administradores”, manifestó.
Indicó que la labor de agrocalidad es fundamental en función de la certificación que deben obtener antes de exportar.
La intención es aunar esfuerzos para que el sector logre vender la fruta y abrir nuevos mercados.
“En ese camino estamos trabajando con Agrocalidad y Cancillería para alcanzar el objetivo asiático que podría ser en dos años. Hay que hacer pruebas físicas y seguir normas”, anotó.
La labor de Agrocalidad es la de crear un registro de productores, supervisar y monitorear la presencia de mosca de la fruta mediante el trampeo y registro; además, hacer el diagnóstico en laboratorio, un registro de empacadoras, recibir y chequear la fruta en las empacadoras y supervisar el tratamiento hidrotérmico del mango.
En el país las principales exportadores son Agriproduc, Ariegra, Agrivica, Blix, Bresson, Durexporta, Exofrut, Especialcopr, Pilot, Pivano, Refin, Renesa, Ricaberto y Sembriexport.
Bernardo Malo, miembro de la fundación, explicó que el sector de mangos en Ecuador al ser un producto no tradicional ha atravesado por épocas complicadas, experimentar, tener alegría y derrotas. Y, precisamente de esto se ha aprendido y está en el punto de equilibrio. Por ejemplo, hace pocos años habían 6 empacadoras y ahora solo tres funcionan.
Esto es el resultado del proceso de sinceramiento de un sector que era nuevo y en el que había sobreexpectativas comerciales y de productividad entre los iniciadores, quienes en su momento perdieron. En muchos casos las haciendas o maquinarias fueron embargadas por los bancos y otros simplemente cerraron, expresó.
También -agregó- hubo algunos que tuvieron fe al sector, corrigieron errores y ahora siguen en la actividad. Johnie Jara, gerente de la fundación, indicó que la clave del éxito es la unión que hay entre los miembros. En el gremio existe una excelente comunicación y, sobre todo, se ha dejado a un lado las diferencias o celo propio del negocio en aras de alcanzar objetivos más importantes, como llegar con un producto de mejor calidad, contar con normas de seguridad alimentaria, buenas prácticas de agricultura y de manufactura.
En la parte comercial también la transparencia ha surtido efecto y se ha alentado para que los exportadores estén presentes en las ferias internacionales, con la finalidad de ampliar la base de compradores, es decir de clientes más idóneos.
El agrónomo Patricio Rodríguez indicó que en el caso de este sector de la agricultura no tradicional lo importante no es cuanto se produzca, sino que lo que se coseche tenga mercado permanente con compradores que permitan un punto de equilibrio entre la producción y los precios.
Es así como la apertura del mercado asiático es clave para mejorar los precios solo cosechando en el número actual de hectáreas cultivadas. En esos escenarios la oferta del país será menor en occidente y, por ende, se incrementará el valor de la caja. O, por lo menos, un sostenimiento de precios a largo plazo.
Reiteró que las expectativas para ser competitivos las ha superado el sector con el combate de plagas, especialmente con el insecto de la mosca. Todo se ha hecho en ese campo. Y, ahora el camino es, sin duda, abrir nuevos mercados internacionales para llegar con la producción de la fruta.
La provincias del Guayas produce un 95% de los mangos exportables. En tres zonas se cultiva el mango que son: zona este, en la vía a la costa; zona centro, los cantones de Lomas de Sargentillo y Pedro Carbo; y, zona norte, los cantones de Palestina y Balzar. Hay una pequeña cantidad en El Oro y en la isla Puná.
En el proceso laboran aproximadamente 8.000 personas.