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Ecuador, 23 de Enero de 2025
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Punto de vista

El golazo #1 del capital sobre el ser humano se llama ‘incentivo fiscal’

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Uno de los principios del neoliberalismo es que la prosperidad económica nace de la supremacía del capital sobre el ser humano. En ninguna parte se lo va a encontrar con estas palabras, pero cualquier análisis pone al descubierto esta premisa. Los impulsores de estas ideas camuflan su verdadera esencia con palabras y frases elaboradas, hablan de ‘crear un entorno apropiado para la inversión’, ‘atraer la inversión de largo plazo’, ‘fomentar el crecimiento económico’, ‘generar un clima adecuado para los negocios’ y un sinfín de variantes que no son más que eslóganes de marketing, para decir, de forma amable, que preponderan al capital sobre el ser humano.

Para el neoliberalismo, los beneficios al ser humano llegan después de beneficiar al capital. En su lógica, primero hay que generar ambientes adecuados que beneficien a los dueños del capital para que estos inviertan y promuevan el crecimiento económico. Posteriormente, en algún punto futuro, se prevé que los beneficios del crecimiento económico se filtren ‘por goteo’ hacia la población, hacia los seres humanos. En la retórica neoliberal, el beneficio al ser humano siempre aparece posterior al beneficio para el capital.

Una de las clásicas propuestas del neoliberalismo para ‘crear entornos apropiados para la inversión’ es reducir al máximo los impuestos directos, aquellos que afectan de manera directa a la riqueza (en especial el impuesto a la renta). No es coincidencia que este tipo de iniciativas conste en el recetario del Consenso de Washington.

Como este tipo de ideas están venidas a menos, el neoliberalismo ha encontrado nuevas estrategias. Una ellas es el uso del (no tan) nuevo eslogan ‘incentivo fiscal’, que no es más que reducción de impuestos directos. Adicionalmente, incorporan al ‘empleo’ en su retórica. Se animan a vaticinar que el objetivo de los incentivos fiscales es generar empleo. Advierten que con la reducción de impuestos directos se incentiva la inversión y se genera empleo.

Como la esencia es igual a la del Consenso de Washington, los resultados son bien conocidos: ni reinversión, ni nueva inversión, problemas presupuestarios derivados de una menor recaudación de impuestos, mayores beneficios al capital y ni qué decir del nulo aporte al empleo.

Por otra parte, los (mal) llamados incentivos fiscales contribuyen a la desigualdad. Si los capitales pagan menos impuestos el pastel para sus dueños es mayor. La lógica neoliberal supone que estos se reinvertirán, pero si no se reinvierten, como es usual, simplemente van a parar directamente a manos de los dueños del capital, permitiéndoles así acumular más capital en relación al resto de la sociedad y profundizando la desigualdad. Por esta razón no es extraño que sean los grandes capitales los que siempre aboguen por incentivos fiscales.

La idea de que los incentivos fiscales motivan inversión y empleo es errada. Varios estudios que analizan los factores que inciden en la inversión en economías en transición, coinciden en la escasa importancia que se le atribuye al sistema tributario en relación a factores institucionales y estructurales de la economía (1).

La inversión depende principalmente de la rentabilidad de los negocios y de la disponibilidad de financiamiento. La rentabilidad se determina por la capacidad de generar altos ingresos o bajos costos en la actividad económica. Después de que un prospecto de negocio es rentable la disponibilidad de financiamiento es clave. Esto es, que existan bancos dispuestos a financiar iniciativas empresariales a plazos y tasas de interés razonable. Si el verdadero interés es fomentar la inversión, la agenda debería empezar por estos asuntos, principalmente por el financiamiento y sus condiciones; pero no por la reducción de impuesto directos.

Cuando las lógicas neoliberales dan la vuelta a estos razonamientos y logran su objetivo de reducción de impuestos directos, hay que reconocer que han marcado un golazo. Un golazo del capital sobre el ser humano.

(1) Véase por ejemplo:

Boadway y Shah (1992). How Tax Incentives Affect Decisions to Invest in Developing Countries. Banco Mundial.

OECD (1996). Tax Expenditures: Recent Experiences.

Tanzi y Zee (2001). La política tributaria en los países en desarrollo. Temas de economía 27. Fondo Monetario Internacional

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