El clima no impide el trabajo en subterráneo del Coca Codo Sinclair
Garantizar la seguridad, salud y buen ambiente laboral debe ser prioridad en toda empresa pública o privada, especialmente cuando emprende obras de infraestructura de alto riesgo que pueden transformar a un país.
El proyecto hidroeléctrico Coca Codo Sinclair, ubicado entre las provincias de Napo y Sucumbíos, es uno de esos casos en los que la seguridad industrial es fundamental. Minimizar los accidentes, los riesgos humanos y ambientales es el objetivo de los responsables de la obra, según el jefe de área, Máximo Ojeda.
Desde el inicio de la construcción, Synohidro, empresa responsable de la obra, colocó la señalética en idioma chino con su respectiva iconografía en cada una de las obras que desarrolla: campamentos, carreteras y excavaciones externas, perforaciones internas en el embalse compensador y en la casa de máquinas.
Los gráficos indican las zonas de construcción de vías, puentes, explosión o excavación. Asimismo, los vehículos que ingresan a los túneles saben que deben hacerlo por la izquierda, mientras que los peatones lo hacen por el lado derecho.
Previo al inicio de la megaobra, los obreros y técnicos recibieron un curso de inducción sobre seguridad y para que se acoplen a las normas internas de la empresa, cuenta Cecilia Bolaños, técnica de la empresa Coca Codo Sinclair EP.
El uso del casco es obligatorio no solo para los trabajadores sino también para los visitantes. Los obreros usan orejeras para defenderse de los ruidos estridentes causados por las explosiones. Las mascarillas, chalecos reflectivos, botas de caucho e impermeables también son parte de la indumentaria industrial.
La obra subterránea cuenta con diferentes túneles que se conectan con la casa de máquinas, que también está dentro de la montaña. En este trayecto “las voladuras (cortes de tierra) que se realizan causan un cierto grado de contaminación”, explica Ojeda.
Para desarrollar este trabajo deben hacer cuatro mediciones atmosféricas diarias, que incluyen control del monóxido de carbono, del oxígeno, sulfuro de hidrógeno, entre otros. También se realizan de luminosidad, viento y ruido, aclaran los técnicos que laboran en la obra.
Según Máximo Ojeda, esto “ayuda a verificar que las condiciones de trabajo sean adecuadas cuando se inician las perforaciones y el recubrimiento de las paredes de los túneles.
Bolaños especifica que los obreros cumplen jornadas de ocho horas, pero con descansos de dos horas, como lo recomienda el Ministerio de Relaciones Laborales.
Pese a las medidas de seguridad laboral tomadas, los trabajadores no dejan de estar expuestos a las afecciones respiratorias, de garganta, estomacales o pulmonares, manifiesta, por lo que la presencia de un consultorio ambulante es fundamental.
Cecilia Bolaños cuenta que en casos de emergencia la empresa tiene una ambulancia y paramédicos, además de varios convenios con hospitales de Quijos y Lago Agrio, cantones cercanos a la obra.
En lo que va de la construcción solamente ha sucedido un percance humano, lo cual demuestra la eficacia de la política de seguridad laboral.
Por el momento, según Nelson Chimborazo, técnico de fiscalización, 4.185 personas trabajan en la construcción de esta megaobra, emblemática para el país, de estos 2.650 son ecuatorianos, entre técnicos y obreros, 597 son técnicos chinos y en fiscalización (empresa mixta ecuatoriano-mexicana) hay más de 150.