Publicidad

Ecuador, 23 de Enero de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Doblegar el rechazo al tributo

Todos deben contribuir en la medida de su riqueza. Este breve aserto condensa tres de los principios rectores del sistema tributario: generalidad, capacidad económica y equidad. La generalidad alude a «toda la riqueza», y la capacidad económica y equidad a la «medida» en que aquella debe ser gravada: más a quienes más ganan (con ocasión de la obtención de una renta), gastan (consumo) o poseen (patrimonio). Planteado en términos teóricos, el esquema de solidaridad en que se basan los sistemas tributarios parece cosa de niños. ¿Qué razones explican, entonces, el secular rechazo al tributo?

Históricamente la figura del recaudador de impuestos gozó de una más que merecida mala prensa. En Roma, por ejemplo, el recaudador (publicano) se enriquecía a costa de los contribuyentes, incrementando para sí el impuesto previsto en las ordenanzas fiscales. Es conocido el estupor que causó entre los ciudadanos de Jericó la petición de hospedaje que Jesús hizo al publicano Zaqueo, uno de los personajes más detestados de Cisjordania (Lucas 19, 1-10). En la época feudal la producción de los campesinos era diezmada con los pagos abusivos que debían a los estamentos privilegiados (nobleza y clero); un sistema similar al que se instauró en la Colonia: el impuesto de indios no era otra cosa que el pago en especie a los encomenderos como remuneración de sus servicios a la Corona española. Estos antecedentes explican bien la animadversión que persigue al recaudador de impuestos… y la posición que ocupa —entre pecadores de toda ralea— en El Infierno, el perturbador lienzo de Hernando de la Cruz (1592-1646) que recibe al visitante de la Iglesia de la Compañía, en el Centro Histórico de Quito.

Pero aquellos impuestos abusivos poco tienen que ver con el que configuran los postulados constitucionales de los modernos sistemas tributarios cuya lógica es la misma de las economías de escala: la suma de contribuciones al bien colectivo reporta a toda la comunidad beneficios más importantes que el esfuerzo individual que supone dicha contribución. Por otra parte, los principios aludidos (todos deben contribuir en la medida de su riqueza) son la garantía de un reparto justo y equitativo de la carga tributaria. ¿Son suficientes estas razones para desterrar los estereotipos en torno al tributo?

Desde luego que no. En primer lugar, no basta un reconocimiento meramente formal de los principios de la imposición sino que estos deben permear el sistema, de suerte que la ciudadanía perciba reglas claras (simplicidad) y justas (equidad). En segundo lugar, la lógica solidaria se quiebra con el fenómeno del fraude fiscal, desgastando la confianza de la ciudadanía. La lucha sin cuartel contra todas las formas de fraude y la amenaza de perjuicios económicos mayores que los beneficios que el incumplidor pretende conseguir con la elusión del impuesto (el elemento coercitivo) debe situarse como la prioridad del sistema tributario.


Hemos dejado para el final la transparencia, un principio constitucional en el centro del pacto social, esencial para la legitimación del tributo. En efecto, los impuestos son el precio de una adecuada infraestructura pública para la movilidad y el intercambio comercial y constituyen el fundamento de una sociedad vertebrada y próspera con acceso a la educación, la salud universal, la vivienda social… el buen vivir; el empleo de recursos públicos, además, debe cumplir criterios de eficacia y eficiencia. Ni el publicano, ni el señor feudal, ni el encomendero tenían que rendir cuentas al contribuyente del destino dado a la recaudación de impuestos; esto posibilitó el abuso y la arbitrariedad y está en el origen del descrédito que soportaron durante siglos. La Democracia se inicia con un voto de confianza de la ciudadanía, un crédito que se renueva cada cuatro años. Rendir cuentas es la manera de honrar —y conservar— la confianza en la acción política. De igual modo, transparentar en qué se invierte cada centavo recaudado —publicar información íntegra y de calidad sobre la ejecución presupuestaria—, es la manera de contar con la pacífica aceptación del tributo en nuestras vidas.   

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media