Daniel Coello cautiva con sus barquillos artesanales
El sol amanece encendido en el barrio de la 16 y la Ch, en pleno corazón del Suburbio Oeste de Guayaquil. Allí, en una vivienda que también sirve como sitio de trabajo, labora Daniel Coello Estévez, quien se dedica a la fabricación de barquillos de helados, también conocidos como conos. Esta actividad la realiza desde 2009.
Coello, quien es oriundo de Salitre, llegó a Guayaquil a los 6 años. Su objetivo en esa época era estudiar y salir adelante, pero a los 18 años se casó con Diana Sánchez. Luego vinieron sus 3 hijos y con ellos la responsabilidad de mantener a su familia y, como él mismo lo reconoce, sacarla adelante.
Todas las mañanas se despierta a las 06:00 para comenzar su jornada diaria de trabajo. Camina hasta su taller que está dentro de su vivienda y comienza a trabajar.
Primero mezcla la harina, los huevos, el azúcar y el agua. Bate la masa hasta que queda a punto, es decir, ni tan espesa ni tan aguada. Luego coloca la mezcla en una plancha caliente, espera unos minutos y envuelve la masa en un objeto que tiene la forma de un cono. Se trata de un molde que le da forma al producto.
Coello invierte alrededor de $ 60 por semana y produce más de 1.000 conos bajo pedido. Su ganancia por mes es de $ 400. Cuenta que entre marzo y abril las ventas son muy bajas, por consiguiente, las ganancias son muy pocas.
Rosa Coronel, clienta de Coello por más de 1 año, asegura que los barquillos de helados son bien elaborados, crocantes, deliciosos y tradicionales.
Existe una gran diferencia con los que se fabrican en las empresas.
Para la esposa de Coello, el oficio que tiene su cónyuge ha sido sustento para la familia.
“No se gana gran cantidad de dinero, pero nos ayuda en los gastos básicos. Yo valoro mucho el esfuerzo que hace mi esposo. Se levanta temprano a trabajar y eso lo hace un ser humano extraordinario”.
La hija mayor de la pareja, Karelys Coello, de 14 años, dice que se siente orgullosa de su papá, ya que observa el entusiasmo con el que labora a diario sin descanso.
“Es una persona muy trabajadora. He visto el esfuerzo que hace todos los días. He oído los elogios que recibe de los clientes cuando retiran los conos. Saben que el trabajo de él es de calidad”. (I)