Criterios divididos por el Yasuní
Con pancartas, pitos y tambores, cientos de personas se agruparon de a poco en las afueras del Palacio de Carondelet.
En la Plaza Grande, fue sorprendente observar como un cordón policial dividía y rodeaba a quienes por un lado, resaltaban el color verde en sus banderas y apoyaban la explotación del Yasuní, mientras que del otro lado, estaban aquellos que mostraban preocupación de que una reserva natural se extinga.
A medida que el tiempo transcurría, la expectativa por conocer cual sería el futuro de la propuesta ambiental que inició hace seis años, era cada vez más grande.
Una hora antes de iniciar su discurso, y sin previo aviso, apareció en el balcón de Carondelet, la figura del presidente Rafael Correa, saludando a partidarios y opositores, y con un inesperado “beso volado” que dirigió con ambas manos a quienes no apoyaban la explotación minera, volvió a ingresar al Palacio de Gobierno sin dirigir una sola palabra.
A la hora del tan esperado pronunciamiento oficial, las miradas de los asistentes se clavaron en la pantalla gigante que fue ubicada a un costado de la Plaza de la Independencia. Mientras unos miraban y escuchaban atentos al Primer Mandatario, otros insistían con gritos y voces de protesta la preservación del crudo bajo tierra.
Después de recordar los motivos por los cuales se creó la Iniciativa Yasuní y el poco apoyo de la comunidad internacional a este proyecto, el Jefe de Estado lanzó su decisión: la explotación de este campo petrolero.
“Tenemos que vencer la pobreza”, dijo el Ejecutivo para explicar el porqué de esta medida. Sin embargo, aunque de un lado la mirada seguía atenta a la pantalla gigante, del otro se escucharon gritos y pifias en contra del Primer Mandatario.
“Estoy muerta de iras”, dijo una de las asistentes, mostrando su total desacuerdo ante la decisión del Gobierno, y preocupación por el futuro incierto de la vida humana y silvestre de esa zona.
La explotación petrolera con responsabilidad ambiental fue la promesa del Jefe de Estado, promesa que fue aplaudida y aceptada por José Limaico, ciudadano que considera que este planteamiento ayudará al desarrollo del país.
Al culminar la intervención del Presidente Correa, la rivalidad entre ambas partes fue notoria. Sin embargo, esto no fue motivo para que las agresiones físicas o verbales se hagan presente en la Plaza de la Independencia.