Crédito S.O.S. empieza a reactivar los negocios
En las ciudades de Quito, Guayaquil, Ambato y Latacunga, BanEcuador ha entregado $ 336.316 a los comerciantes y productores afectados por actos de saqueo y vandalismo registrados en las marchas de las primeras semanas de octubre.
El crédito denominado S.O.S., tiene como objetivo ayudar a reactivar los negocios, preservar los empleos y apoyar los emprendimientos.
Como el caso de Rosendo Maldonado, de 67 años, de la cooperativa Causa Proletaria, del sector del Guasmo Sur de Guayaquil. Su supermercado fue saqueado por delincuentes armados, quienes en pocas horas destruyeron 41 años de trabajo.
El comerciante recibió el crédito por $ 10.000, pero ya no continuará en la misma línea del negocio; ahora opta por construir locales para luego arrendarlos.
Su preocupación, actual son las cuatro personas que laboraban para él. Ahora están sin trabajo y tiene que cancelar sus liquidaciones.
El 7 de octubre, en Durán se registraron hechos violentos, aprovechando el cierre del puente de la Unidad Nacional.
En la gasolinera Terpel de ese cantón, funciona un local de venta y reparación de baterías. Una turba violó las seguridades y se llevó todo el producto en stock, unas 700 unidades aproximadamente.
Su propietario, César Morán, recibió $ 10.000 del crédito S.O.S. y ya está restableciendo su negocio.
Otros casos registrados en Durán, fueron en la ciudadela Alberto Maldonado. El técnico, Ángel Salvatierra, en su local brinda el servicio de mantenimiento y reparación de equipos electrónicos.
Los saqueadores rompieron la puerta enrollable; se le llevaron las herramientas, tarjetas y repuestos electrónicos valorados en $ 10.000 aproximadamente, aparte de equipos electrónicos a los que daba mantenimiento y cuyos clientes aún los reclaman.
Los beneficiarios tienen tres meses de gracia para iniciar su pago, con tasas de interés del 8,9% y hasta 10 años plazo. A nivel nacional, BanEcuador ha visitado más de 300 locales para informar sobre los beneficios.
En Quito los comerciantes aún esperan respuesta del S.O.S.
Las ventas en los locales comerciales aledaños a la Contraloría General del Estado disminuyeron en un 50%.
El edificio de esta entidad está destruido así como varias tiendas y restaurantes del sector. Los propietarios buscan modos de salir de este desfase en sus ingresos.
En la floristería El Rosal, por ejemplo, se robaron los peluches y destruyeron las flores y los cristales de las vitrinas.
Patricio Chalacán, propietario, considera que las pérdidas ascienden a $ 8.000. Cada día solía vender alrededor de $ 150, actualmente estas no alcanzan los $ 50.
Chalacán solicitó un crédito S.O.S a BanEcuador. Está a la espera de que un inspector lo visite para que vea los daños y asigne el monto. Considera que este préstamo le ayudaría a levantar su negocio y a cumplir con los proveedores.
En Quito el restaurante El Fogón sufrió daños en su inmobiliario y pérdida de productos. Al frente se observa el edificio quemado de la Contraloría. Álvaro Pérez / ET
Héctor Ortiz, propietario del taller mecánico Mantenimiento Full Motors, también solicitó un crédito S.O.S. Sin embargo, aún no ha tenido una respuesta.
En el taller aún se puede ver el techo dañado por las piedras. Los manifestantes además rompieron los parabrisas de tres carros de sus clientes y doblaron el techo de otro. “Los clientes me exigen que les entregue el carro como me lo dejaron”.
Todos estos daños tuvo que cubrir Ortiz. Considera que el perjuicio total es de más de $ 8.000. Además aún trata de ponerse al día con los sueldos de sus empleados. “Con un crédito de $ 10.000 yo ya podría solucionar todo”. También está a la espera de la visita de un inspector de BanEcuador.
El restaurante El Fogón quiteño fue uno de los locales más afectado durante las manifestaciones. Saskia Villalba, propietaria, calcula que perdió $ 30.000 entre inmobiliario dañado y robado, así como productos malogrados.
Solo en arreglos ha gastado más de $ 5.000, financiados con préstamos de familiares. Ya reemplazó los cristales rotos, la pintura de las paredes y parte del techo. Además compró vajilla, cubiertos, ollas y tanques de gas.
Villalba asegura que por las ventas bajas e inestables no optó por un crédito en la banca pública. “No conviene adquirir otro porque tengo uno pendiente”.
La afectada organizó una rifa y comida solidarias para obtener fondos y realizar los arreglos que aún faltan. Además entrega comida a domicilio y en la Asamblea Nacional. (I)