La construcción de Monteverde no respetó normas internacionales
La Terminal Marítima de Monteverde se promocionó como una de las “megaconstrucciones” de Ecuador bajo la supervisión de la Vicepresidencia de la República, a cargo de Jorge Glas.
Fue inaugurada en junio de 2014, pero su construcción se hizo con millonarios sobreprecios y sin las condiciones técnicas que garantizaran un adecuado funcionamiento, según establece una evaluación elaborada por la firma española Consorcio ICC-Tecnatom.
El proyecto de almacenamiento de gas licuado de petróleo (GLP), ubicado en la provincia de Santa Elena, fue diseñado en 2008 por la Flota Petrolera Ecuatoriana (Flopec) con un presupuesto inicial de $ 210 millones, pero pasó a manos de Petroecuador y terminó costando $ 377 millones, lo que significa el 76,45% adicional.
La principal razón radica en el incremento del valor de construcción que a su vez impactó en los costos de fiscalización y en los de financiación. No se estimaron adecuadamente los impuestos, costo de financiación y gastos de personal.
Estas y otras anomalías encontró la empresa española durante la revisión técnica en 2018, cuyos resultados fueron presentados el 7 de enero por el Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables. La evaluación contó con el aval del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Monteverde fue concebida con el propósito de cubrir un déficit previsto del 82% de la demanda nacional de gas, porque las refinerías del país en ese momento solo producían el 18%, según el Proyecto de Inversión de la Flopec.
La nueva instalación permitiría contar con una reserva de GLP para 25 días en caso de desabastecimiento y reemplazaría el sistema de almacenamiento flotante existente (Berge Racine), que se encontraba anclado frente a Punta Arenas, en el sur de la isla Puná, a más de 120 kilómetros de distancia del sitio donde se construiría la terminal marítima.
En el año 2010 se proyectó que la demanda de gas llegaría a 1,3 millones de toneladas métricas y en 2029 alcanzaría los 2,2 millones de toneladas métricas. Los cálculos se basaron en la autorización del uso del hidrocarburo en vehículos y por nuevas inversiones que efectuaría Petroecuador, como la Refinería del Pacífico (obra que luego de 11 años no se concreta).
En la terminal se debía almacenar gas propano/butano producido en la Refinería del Pacífico, para su tratamiento, suministro a la demanda interna y exportación al mercado internacional.
La infraestructura posee un muelle de 1.383 metros de longitud y una profundidad de 23 metros. Es el segundo más profundo en el mundo, después del muelle de Róterdam (Países Bajos).
Fue diseñado para operar embarcaciones en sus dos laterales con buques de capacidades de 19.000, 95.000 y 57.000 metros cúbicos.
Pero el consorcio concluyó que el muelle se encuentra sobredimensionado en función del tamaño de los buques y el volumen máximo transportado. Tiene 483 metros de longitud en exceso, así como otros 10 metros de calado también de más.
La terminal, reza el informe de evaluación, ni se planificó ni se diseñó ni se construyó en su totalidad de acuerdo a estándares aplicables. Luego de su inauguración se realizaron estudios adicionales que hasta el momento no se ejecutan.
El puente de acceso y la plataforma (foto) no contemplan sistema de protección catódica, que es el método para disminuir o eliminar la corrosión de un metal. No cumplieron con normativas y su longitud no se justifica.
Por estas y otras anomalías detectadas la empresa evaluadora recomienda adecuaciones a estándares internacionales del sistema de odorización, sistema de agua potable, control de corrosión y más por $ 9 millones.
Además mejoras por $ 4 millones para realizar un estudio de coordinación de protecciones; reparación de picadoras en tanques refrigerados; programa ambiental; sistema de almacenamiento, purificación y transferencia de diésel, sustitución de brazos de descarga por otros de mayor capacidad, entre otros.
Las soluciones propuestas están cotizadas en $ 14,1 millones con un tiempo de implementación de 350 días.
Actualmente la planta tiene una capacidad nominal de almacenamiento de GLP, butano y propano de 60.000 toneladas métricas.
La inversión del proyecto “no es óptima” porque la demanda de la terminal es el 40% menos a lo proyectado por la Flopec. (I)