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Ecuador, 03 de Febrero de 2025
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Entrevista / gabriel f. garcés / presidente de la Asociación de Ensambladores Electrónicos y Eléctricos de Ecuador

"Con el ensamblaje el país gana en empleo y tecnificación"

"Con el ensamblaje el país gana en empleo y tecnificación"
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Tras conocer la ampliación del cupo para la importación de celulares a $ 250 millones, ¿la industria ensambladora expondrá ante el Comité de Comercio Exterior (Comex) sus comentarios sobre el efecto de la medida?

Desde el 23 de diciembre la Asociación de Ensambladores Electrónicos y Eléctricos de Ecuador solicitó una reunión con el Comex para exponer nuestra posición antes de que se anuncie cualquier medida. Tras conocer la resolución del 30 de diciembre de 2015 volveremos a insistir porque no favorece a la industria local. Básicamente sería como un acta de defunción para nosotros.

¿Cómo está la industria en estos momentos?

Somos 9 empresas ensambladoras, dos se crearon en el último año.
En 2014 la producción fue de un millón de unidades, pero por una serie de políticas en 2015 esa producción cayó a 600 mil unidades y estimamos que con la última resolución del Comex bajaría a 400 mil unidades en 2016.

¿Cuántos empleos se han generado?

A diciembre de 2014 las 9 ensambladoras teníamos 790 trabajadores directos, mientras que ahora estamos bordeando los 340 y con esta medida tendremos que hacer un nuevo análisis en función de la demanda que tengamos, pues se hace más lógico importar para vender que para producir.

¿La industria local se ha sentido en desventaja?

Desde 2010 los importadores de celulares han tenido un impuesto del 20% y a raíz de una serie de políticas gubernamentales en 2011 surge la industria ensambladora en el país. Siempre estuvimos en desventaja porque tuvimos que invertir en capacitación y desarrollo de tecnología, demostramos que los ecuatorianos somos excelentes para el desarrollo de tecnología, obtuvimos los certificados ambientales y de calidad. Sin embargo, nuestro arancel es del 24% (con la reducción del 3% al 1% el impuesto a la importación de partes y piezas que también establece la resolución del Comex) y se suma el 5% del Impuesto a la Salida de Divisas (ISD). También cumplimos con el pedido del Ministerio de Industrias para integrar más componente nacional al producto terminado -que hoy es del 24%-, pero necesitamos hacer más inversiones para el desarrollo de las tarjetas electrónicas, cuyo monto bordea $ 1 millón por cada una de las 9 ensambladoras, lo que también incidirá en el costo del producto terminado. Una empresa ya hizo la compra y otra estaba en proceso, pero ahora no sabemos cómo les impactaría ese gasto al abrir los canales para importación.

El Comex anunció que solicitará al Comité de Política Tributaria la exoneración del Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) para la industria ensambladora. ¿Cuánto contribuiría esa decisión?

Siempre contribuye, pero beneficiará más si la industria no paga ese 5% de ISD. Si tenemos que declarar el próximo año con ese 5% se pierde la liquidez que podríamos ganar con la exoneración. Para nosotros también es importante pedir a la ciudadanía que consuma lo ecuatoriano.

¿Tienen acogida por parte del consumidor ecuatoriano?

Nuestro producto cumple con estándares de calidad y producimos desde teléfonos sencillos hasta con tecnología 4G. Nuestros productos más sencillos se comercializan a los distribuidores desde $ 18,50 hasta $ 24.50; con tecnología 3G van de $ 60 a $ 69; un teléfono android cuesta entre $ 70 y $ 79; y hemos ofrecido unidades 4G cuyo valor depende de sus características y bordea los $ 220. Todos con 24% de componente nacional, mano de obra ecuatoriana y una inversión propia que bordea los $ 25 millones.

¿Qué medidas tomarán para sostener a la industria?

Hasta 2014 teníamos una normativa clara, pero en 2015 hubo mucha especulación con resoluciones del Comex para 2, 3 y 6 meses que simplemente regulaban los cupos de importación. Eso generó incertidumbre en el sector. En diciembre pasado importamos apenas 120 mil unidades para ensamblaje porque consideramos que no hay una política industrial y simplemente se abrieron las importaciones. Debo comentar que las 9 empresas ensambladoras nos estamos calificando para ser importadoras de celulares terminados porque tenemos que seguir en el mercado y, si no podemos ensamblar, tendremos que importar. Si vemos las cifras, en 2015 se importaron $ 149 millones en teléfonos celulares terminados, mientras que la industria nacional importó $ 16 millones en partes y piezas para 600 mil unidades, elaboradas con mano de obra local y que favorecieron al desarrollo de industrias paralelas que hacen los cargadores, el software de funcionamiento, el cable de conexión, el empaque. Ahora esos proveedores también se verán afectados.

Los importadores reclamaban el levantamiento de las restricciones, ¿pero qué sector aporta más al desarrollo del país?

Ahí hay dos aristas porque el Estado recibe del importador sus impuestos y el consumidor la última tecnología a un precio que debería ser justo. Mientras más alta es la importación la recaudación del Estado también lo será. Pero cuando la importación es de partes y piezas para ensamblaje el Estado no gana en impuestos, sino que el país gana en industria, conocimiento, generación de empleo y tecnificación. También es cierto que la importación nos obliga a competir más duro porque la industria nacional no puede quedarse rezagada de la última tecnología. Por eso jamás hemos pedido que se cierren las importaciones, pero necesitamos que los ecuatorianos compren.

La restricción a las importaciones también motivó que haya gran concurrencia de ecuatorianos a establecimientos colombianos y los celulares estaban entre los artículos más requeridos. ¿Cree que aún hay desconfianza en la industria ecuatoriana?

Nuestros productos compiten con los productos importados, pero el consumidor ecuatoriano compra lo que considera tiene un precio justo, sea nacional o importado. ¿Pero dónde compran? En las operadoras, y allí adquieren lo que tienen disponible. Si los distribuidores no creen en nosotros la industria no saldrá adelante. Por ejemplo, ofrecemos al distribuidor un teléfono 4G entre $ 96 y $ 100, pero en el mercado no cuesta menos de $ 250. Nosotros somos eficientes y seguimos produciendo teléfonos de $ 96 que, de venderse en $ 140, seguramente muchos ya no irán a Colombia a buscarlos. Desconozco las políticas de comercialización, esa no es mi área, pero creo que el precio que se pide al cliente es muy elevado.

¿Es decir, por el costo, se coloca al teléfono nacional al mismo nivel de uno importado?

Así es, porque el teléfono nacional 4G se lo vende en $ 249 mientras que un importado en $ 299. Insisto, desconozco las políticas de comercialización, pero sí creo que sincerar los precios mejoraría mucho la competitividad de la industria nacional. (I)

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