Tres urbes lideran las cifras de pleno empleo
Un total de 3’356.562 personas tenían empleo pleno en marzo de 2018 y la cifra se redujo a 3’094.795, para la misma fecha de este año.
Es decir, 261.767 personas salieron de ese segmento que implica una jornada de al menos 40 horas semanales y con salario básico. Así lo señaló el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
De acuerdo a los resultados de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu), la tasa de esta categoría fue de 41,1% en marzo del año pasado y bajó a 37,9% en 2019, es decir una variación porcentual de 3,2 puntos.
El viceministro de Finanzas, Fabián Carrillo, explicó que del total de personas que perdieron su empleo adecuado, el 75% se mantiene ocupada o trabajando, pero con condiciones de ingreso menor al salario básico.
En cambio, el 20% se quedó sin trabajo, pero no hizo gestiones de búsqueda. Ellos pasaron a formar parte de la población económicamente inactiva, mientras que apenas el 5% entró al desempleo.
Según el INEC, en el sector urbano, el empleo adecuado se redujo de 50,1% a 47% en el mismo período. Mientras que en el sector rural, la cifra pasó de 23,10% a 20,20%.
Cuenca es la ciudad que registra mayor porcentaje de empleo en marzo de 2019, con el 64%; seguida de Quito, con 59,7%; Machala, 56,9%; Ambato, 50%; y Guayaquil, 49%.
En la población rural también hay una diferencia, sobre todo en la tasa de empleo no remunerado, donde se presenta el 20,4% en 2018 y 23,2% en 2019.
La Enemdu muestra que la tasa de empleo para mujeres es menor en 1,9% que la de los hombres. Asimismo, la tasa de empleo adecuado pleno para hombres es 14% mayor que la de las mujeres.
El estudio reitera que de cada 200 plazas de trabajo, 92% son generadas por el sector privado y 8% por el sector público. Las actividades agrícolas, ganaderas, caza, silvicultura y pesca son las que mayor participación del empleo concentran con un 30,1% a marzo de 2019.
El ministro de Trabajo (e), Andrés Madero, señaló que esas cifras justifican la importancia del fomento al sector productivo y de una reforma laboral que tomen en cuenta, por ejemplo, el refuerzo de Mi Primer Empleo y Empleo Joven. (I)