El Banco Central redujo la tasa de referencia a 6,3306 yuanes por cada dólar norteamericano
China busca un cambio del modelo exportador al de consumo interno
Pekín devaluó ayer (miércoles) el yuan respecto al dólar por segundo día consecutivo, acumulando una disminución del 3,5% de la moneda, la mayor en más de 2 décadas. ¿Por qué lo hace? Sobre el tema hay 2 versiones: la oficial y la de los analistas económicos, la mayoría de EE.UU. o de Reino Unido.
Con respecto a la primera el Banco Central de China (PBoC) habló de corrección puntual del yuan y no de devaluación. Según la entidad estatal, la medida tiene un antecedente, las exportaciones chinas se han encarecido o aumentado de precio.
La que es conocida como la fábrica del mundo y hogar de miles de empresas internacional, desde hace 10 años afronta otras condiciones: una clase media emergente y mayores exigencias salariales.
Es más, el propio gobierno en el XVIII Congreso del partido comunista chino “prometió que el país llevaría a cabo reformas económicas y proporcionaría más riqueza a los ciudadanos fijándose, como objetivo para el 2020, que la población, tanto en las zonas urbanas como rurales, duplique los ingresos per cápita”, explica el español Raúl Jaime, profesor del IEBS Business School.
Debido al cambio en las condiciones de vida, fabricar en China resultaría más caro que en otros países como Vietnam o Camboya, donde las obligaciones con los trabajadores son aún deficientes y hay mano de obra barata. En este último el salario mínimo es $ 100 al mes.
Al devaluar la moneda lo que hace Pekín es bajar el precio de sus exportaciones y volverlas más competitivas para otras naciones.
Un yuan débil frente al dólar estadounidense podría hacer sus productos relativamente más costosos. En julio de 2015 las ventas al exterior bajaron el 8% con respecto al mismo mes de 2014.
Los cambios en el valor del yuan, según Jaime, también implican una desvinculación del nexo entre la moneda china y el dólar para dar paso a un nuevo sistema cambiario con el que se busca “que el mercado tenga mucho más influencia en la determinación del tipo de cambio del yuan”.
La versión oficial, a través de la agencia de noticias Xinhua en español, explica que la medida económica obedece a un cambio de timón en el modelo: pasar de un sistema que se basaba en las exportaciones a bajo costo a uno cimentado en el consumo interno o doméstico; es decir empoderar económicamente a su población. De ahí las ambiciones del gigante asiático, la principal: aumentar su clase media.
“Los expertos del gobierno consideran que su economía ha llegado a un punto de inflexión y que sin reformas profundas corren el riesgo de estancarse. Deben garantizar un consumo fuerte y estable mediante un aumento de los ingresos familiares para sostener el crecimiento”, dice el analista español.
¿Mercados preocupados?
Las versiones económicas de China son en gran medida oficiales, y lo que se conoce de analistas proviene de personas radicadas en otros países.
La mayoría de firmas, como el SG Global Economics, cree que el yuan se devaluará aún más (5%), pero a un ritmo más lento.
Las correcciones en el tipo de cambio, sumando a la caída del 8,5% de la bolsa de Shanghái en julio y la reducción de las previsiones económicas del 7% al 3% o 4%, motivan a los expertos más fatalistas a hablar de una crisis en China.
Incluso hay especialistas que hablan de una burbuja inmobiliaria al estilo España o EE.UU., cuando los habitantes no pudieron pagar las hipotecas por estar sobreendeudados.
Pese a las explicaciones del Banco Central chino, “los mercados están muy nerviosos”, dijo por ejemplo Rajeev De Mello, del grupo Asian Fixed Income a la cadena RT.
Tal como recuerda Jaime, no es la primera vez que China ajusta su moneda. Hace 10 años accedió a levantar el tipo de cambio fijo que el yuan había mantenido desde mediados de los 90 con el dólar estadounidense.
“Pekín apreció en un 2,1% y el gobierno chino se mostró dispuesto a escuchar las peticiones occidentales y conceder una mayor flexibilidad a su divisa”, agrega.
Uno de los posibles efectos de las medidas chinas sería una guerra de divisas, pues los gobiernos vecinos no permitirán que el dólar taiwanés o el won surcoreano se debiliten frente al yuan. (I)
El 90% está en manos de inversores
La deuda de Japón supera el 200% de su PIB
Desde que estalló la crisis griega hace 5 años, los analistas alertan del peligro de la enorme deuda de Japón que, ajeno a las críticas, prefirió una política de expansión monetaria a la austeridad impuesta en Europa.
La deuda japonesa, cercana a los mil billones de yenes ($ 8,3 billones), representa más del 200% de su Producto Interno Bruto (PIB), y supera con creces la de Atenas (170% del PIB).
Pero a diferencia de Grecia, que acaba de cerrar duras negociaciones con sus acreedores para conseguir más ayuda financiera, Japón está lejos de la cesación de pagos.
El país asiático no debe dinero a ninguna organización mundial y está entre los Estados que más contribuyen al Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
¿Por qué? La mayor diferencia entre ambos países es que Tokio puede apoyarse en un altísimo nivel de ahorro.
Más del 90% de la deuda está en manos de inversores japoneses, especialmente del Banco de Japón, que lanzó en abril de 2014 un extenso programa de compra de activos, sobre todo de bonos del Estado.
Las importantes inversiones japonesas en el extranjero también tranquilizan a los inversores foráneos. “El importe neto de las inversiones alcanzaba los 367 billones de yenes a finales de 2014 ($ 3,07 billones), lo que convierte a Japón en el primer acreedor mundial (por delante de China) desde hace 24 años”, indica Harumi Taguchi, del gabinete IHS. (I)