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Ecuador, 03 de Febrero de 2025
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Punto de vista

Brasil y su relación con Sudamérica

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Durante la década del 90, los ideólogos y políticos neoconservadores solían imaginar que, una vez que la historia llegó a su fin, las relaciones internacionales girarían en torno al poder incontestable de Estados Unidos. Por ese entonces, un mundo multipolar parecía una realidad muy lejana. Empero, ese ya no era el caso cuando Barry Buzan, profesor emérito de la London School of Economics, publicó ‘Regiones y poder’ en 2003.

A partir de las nuevas formas de entender las relaciones internacionales se podía esbozar la posibilidad de que, más temprano que tarde, algunos de los “países más grandes” se convertirían en líderes de las regiones en las cuales habían estado insertos históricamente.

Desde ese entonces, si bien la tendencia a la regionalización económica logró evitar la uniformidad globalizadora, el papel de esos ‘hegemones’ regionales no logró definirse a plenitud en América Latina.

En los últimos dos años Brasil ha participado activamente en la conformación del ‘Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS’ y del ‘Banco Asiático de Inversión e Infraestructuras’. A través de estas dos instituciones, además de convertirse en potencial receptor de cuantiosas inversiones, Brasil está consolidando su capacidad para incidir en la dinámica de la gobernanza económica global. Y esto, a su vez, le permitiría acelerar el acercamiento hacia África que viene realizando años atrás.

En la estrategia brasileña para proyectar sus intereses hacia fuera de sus confines nacionales, sin embargo, Latinoamérica parecería ser una “prioridad” que puede diferirse una y otra vez. En los hechos, es decir en la construcción institucional requerida para alterar las relaciones económicas y políticas heredadas de la época del predominio estadounidense, Brasil ha privilegiado su relacionamiento con los países con ingresos más altos.

Por ello, a similitud de lo que sucedió durante el siglo XX, la política exterior brasileña hacia Sudamérica sigue oscilando entre, por un lado, aceptar un liderazgo regional asumiendo los costos que aquello implica y, por otro lado, optar por visibilizarse acercándose a las naciones hegemónicas en el status quo imperante en un momento determinado. Esta lógica aparece reflejada, por ejemplo, en las pocas acciones (contundentes) emprendidas para viabilizar la operación del Banco del Sur.  Cuando actúa como prestamista para emprendimientos, adquisiciones e infraestructuras, Brasil privilegia sus intereses más inmediatos y opta el bilateralismo.

Por ello, hasta el momento, el ‘Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social’ parecería serle útil y suficiente para lograr propósitos limitados en su espacio geográfico circundante. Esto conviene asumir para mantener abiertas otras opciones de cooperación. (O)

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