Las bandejas de desinfección de calzado evitan el cierre de un negocio
En 2012 Lizandro Logacho decidió emprender en la fabricación de pérgolas, estructuras metálicas y otros trabajos de soldadura. Desde entonces el ingeniero industrial de 28 años ha generado seis plazas de empleo directo y 15 ocasionales, de acuerdo a la magnitud de los contratos de su negocio.
Pero a mediados de marzo pasado el negocio se detuvo, así como el resto de la economía global como consecuencia de la pandemia.
“Pagamos la quincena y pedimos al personal que permanezca en casa por seguridad. Pero en los siguientes días el escenario fue incierto. Los contratos pendientes no tenían fecha para reanudarse, los clientes que nos debían tampoco tenían ingresos para pagar y los empleados ocasionales llamaban en busca de trabajo porque no tenían dinero ni para la comida”.
Con esa incertidumbre el emprendedor reunió a su personal y juntos buscaron opciones para aprovechar la maquinaria instalada en su taller, ubicado en Conocoto (Pichincha), y el material que habían adquirido para otros contratos que permanecen suspendidos.
Así crearon las bandejas de desinfección para calzado, un producto con alta demanda en los domicilios para prevenir el contagio del coronavirus.
El producto tiene dos diseños estándar y se elabora tanto en acero galvanizado como en acero inoxidable.
El primero es una bandeja de 45 x 37 centímetros que incluye un tapiz de alto tráfico; y el segundo es una doble bandeja de 50 x 78 centímetros con un tapiz para desinfectar los zapatos y el otro para secarlos antes de ingresar al domicilio o negocio.
El costo por unidad va desde los $ 15 hasta los $ 25, de acuerdo al tamaño y el material que elija el cliente.
Los desafíos de un giro de negocio
Pasar de las grandes obras a la venta al menudeo fue parte de los desafíos, sumado a la implementación de las entregas a domicilio que exige la convivencia con el virus y las restricciones a la movilidad.
Logacho reconoce que adaptarse a un nuevo esquema de trabajo fue complicado, pero paulatinamente han mejorado de la mano de sus clientes.
La primera remesa que fabricaron fue de 50 bandejas y las ofrecieron a sus clientes, familiares y amigos, con la opción de concederles un costo de mayorista a quienes estén interesados en la reventa.
La decisión fue clave. Debido a la crisis sanitaria varios de sus amigos perdieron sus empleos y vieron en esta iniciativa una oportunidad de obtener ingresos.
El pedido mínimo es de 12 unidades. Por ejemplo, la inversión para negocio en las bandejas simples de acero galvanizado es de $ 120 y de $ 140 para las de doble tapiz.
“Comprendo que hay familias que pueden mantener el aislamiento, pero lamentablemente son muchas las que han perdido su fuente de ingresos y queremos ayudarlos con este método de ventas”.
Al principio las ventas se hacían por recomendación de sus antiguos clientes y amigos, con pagos vía transferencia bancaria.
Pero a medida que se concretaban las entregas, otros consumidores empezaron a promocionar sus productos y han llegado pedidos, incluso, de otras provincias.
En busca de alianzas
La adquisición de materiales fue otro de los retos debido a las dificultades de distribución que tuvieron las empresas al iniciar el confinamiento y la elevación constante de los precios.
Recuerda que el metro lineal de tapiz de alto tráfico, cuando elaboró las primeras bandejas, bordeaban los $ 18 y, un mes después, llega hasta los $ 26.
La ventaja de este tapiz -explica- es que tiene una vida útil de hasta 18 meses y recomienda que se lave con el mismo desinfectante cada tres días y se vuelva a instalar.
Eso, sumado a la calidad del producto, le ha permitido establecer una alianza con dos proveedores y ahora trabaja con distribuidores de desinfectantes para ofrecerle a los clientes un catálogo de artículos que se ajuste a sus necesidades.
Además, al ser fabricantes, reciben pedidos de empresas como supermercados y cooperativas que necesitan bandejas de desinfección a medida.
Para ellos, existe la propuesta de personalizar el tapiz con los colores de la organización.
Eso les ha permitido fabricar entre 500 y 600 bandejas a la semana con entregas programadas. (I)
