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Los arroceros alertan sobre 3 problemas que mantienen en crisis a su sector

Cultivar una hectárea de arroz necesita una inversión de unos $ 1.000. Las ganancias, en el mejor de los casos, llegan a $ 200., según los productores.
Cultivar una hectárea de arroz necesita una inversión de unos $ 1.000. Las ganancias, en el mejor de los casos, llegan a $ 200., según los productores.
Foto: Archivo/El Telégrafo
06 de septiembre de 2018 - 07:50 - Redacción Web

La mañana está soleada y Vicente Pacheco permanece agachado sembrando matas de arroz en una cuadra en el sector rural de Samborondón.

Con la destreza de más de 20 años de trabajo, Pacheco coloca ordenadamente en un terreno fangoso e inundado las "crías" que cosechará dentro de unos cuatro meses.

Cientos de trabajadores se introducen cada mañana en la campiña costera del Litoral en esta época para la siembra conocida como "veranera". Esta cosecha estará en diciembre del 2018.

Los agricultores, no obstante, trabajan con preocupación. Ellos coinciden en que los esfuerzos del trabajo y los costos del proceso de cultivo no se cubren con los bajos precios que reciben por el saco de 200 libras de la gramínea.

Bolívar Huacón, administrador de un predio en la zona de la parroquia Tarifa (Samborondón), alerta sobre lo compleja situación de los arroceros.

Los productores no se andan con rodeos y denuncian los tres principales factores que atentan contra su trabajo: el alto costo de los insumos agrícolas (pesticidas, fertilizantes, abono), que no se respetan los precios oficiales y el contrabando.

Cultivar una hectárea de arroz -que implica fanguear (remover la tierra), contratar bomba de agua, empleo de químicos, mano de obra y la cosecha con maquinaria- necesita una inversión de unos $ 1.000.

Esta inversión se obtiene al vender la producción en unos $ 1.200, aunque hay que restar los costos de los fletes para llevar la producción a la piladora.

Protestas por un ministerio inestable

Desde mediados de 2017 las vías de Guayas y Los Ríos han sido testigos de protestas de arroceros. Su mayor exigencia es contar con un Ministerio de Agricultura estable. En quince meses esta cartera de Estado ha tenido dos titulares y una encargada que duró apenas dos días.

Dirigentes de asociaciones de productores como Jorge Goya, de la zona de Taura, en Guayas, pidieron al exministro Rubén Flores que recupere el precio de la gramínea, pero afirman que no recibieron el respaldo.

¿Dónde surge el problema? Los productores aseguran que en las piladoras les pagan entre $ 24 y máximo $ 28 por la saca de 200 libras -con 20% de humedad y 5% de impurezas- dependiendo de la calidad. Este valor dista de la franja de precio oficial de $ 32,30 y $ 35,50 que dejó establecida Flores.

Ante esta situación los productores buscan que su producción sea absorbida por la Empresa Pública Unidad Nacional de Almacenamiento (UNA-EP) que está adquiriendo el producto al precio oficial.

Goya se acercó a la planta de silos de la UNA-EP, en Daule, para cumplir los últimos requisitos para vender su producción.

“Es verdad, he tenido que cumplir algunos trámites, pero en general no me quejo de la atención y he podido vender mi arroz a un precio que, si bien no es el que anhelamos, es superior al que pagan las piladoras privadas”, dijo resignado a la salida de la UNA-EP.

Otros arroceros también estaban en el sitio haciendo fila en sus camiones para conseguir un cupo que les permita negociar su producción. Ahí estaba Carlos Coello, del sector Laurel, del cantón Daule. El productor se quejó por las demoras en la atención y en el pago por la compra de su producción.

“Nosotros demandamos que la atención y los pagos sean más ágiles, pues nosotros nos endeudamos para poder cultivar y nos presionan para que les paguemos”, se quejó Coello.

Nuevo ministro, nuevos anhelos

Hay un anhelo en común entre todos los productores: Que el nuevo ministro de Agricultura, Xavier Lazo, aborde la problemática y encuentre soluciones urgentes.

Lazo, quien asumió el 27 de agosto, expresó en Guayaquil que trabajará en eliminar las trabas burocráticas para el sector campesino, con el fin de agilizar los trámites, y pedirá reforzar los controles contra el contrabando. 

En un recorrido por zonas de Samborondón, Salitre, Santa Lucía, grupos de productores dijeron tener expectativas de concretar acuerdos con el ministro Lazo. Ellos aspiran que se adopten las medidas de control al precio de los insumos, el respeto al precio referencial oficial y el freno al contrabando.

Según la Corporación de Industriales Arroceros, en 2017 ingresaron al país entre 35.000 y 40.000 toneladas de arroz extranjero provenientes, principalmente, de Perú.

Goya va más allá y denunció que en el fronterizo cantón de Macará, en Loja, hay 21 piladoras cuando se cosechan apenas 1.800 hectáreas de arroz. “Con 5 piladoras es suficiente, esa es la trampa porque se pila arroz proveniente de Perú que luego se hace pasar como ecuatoriano”, criticó el productor.

A esta problemática se suma la presencia de los "intermediarios" que se aprovechan de la crisis del sector para comprar a bajo precio el arroz y comercializarlo a los centros de expendio en precios que bordean los $ 35 y $ 40. Por eso en la despensa del barrio el cereal no baja de precio y se mantiene entre los 40 y 55 centavos de dólar por libra.

Mientras los productores esperan concretar con el nuevo ministro Lazo una serie de medidas para atacar la problemática del arroz, Vicente Pacheco continúa con la dura faena en el fangoso terreno de Samborondón.

El agricultor espera en noviembre no solo obtener una gramínea de buena calidad sino un precio justo que le cubra la inversión realizada. (I)

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