En Lima (Perú), durante el pasado fin de semana, se realizó la vigésimo cuarta reunión del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC por sus siglas en inglés), un esquema de integración que surgió en 1989 para incrementar la interdependencia entre las economías ubicadas en la cuenca del Pacífico.

Entre sus propósitos constitutivos se encuentran la facilitación del desplazamiento transfronterizo de bienes, servicios, capitales y personas mediante la disminución de los procedimientos aduaneros, la alineación de regulaciones y estándares comunes y la creación de ambientes favorables para la inversión.

Actualmente, la APEC contempla también acciones y proyectos para promover el desarrollo sustentable, la eficiencia energética, la gestión sostenible de recursos marinos y forestales y el aumento de las exportaciones originadas en emprendimientos encabezados por mujeres.

El debate abordó la distribución de los beneficios del crecimiento

En la reunión en Lima, cuyo tema central fue “el crecimiento con calidad y desarrollo humano”, los países de la APEC ratificaron su apoyo a la apertura comercial y a la facilitación de las inversiones. En términos más específicos, se discutieron cuatro prioridades: la integración económica, la ampliación del comercio de alimentos, la modernización de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y la promoción del capital humano.

Estos objetivos tuvieron como trasfondo a las preocupaciones por apuntalar la recuperación económica regional, mejorar la calidad de vida de las personas y resolver las inequidades sociales.  

“En algunas economías, la confluencia de la desigualdad y el crecimiento desigual, así como la degradación ambiental y los riesgos planteados por el cambio climático, afectan las perspectivas de desarrollo sostenible y profundizan la incertidumbre en el futuro. Además, la globalización y sus procesos de integración son cada vez más cuestionados, contribuyendo a la aparición de tendencias proteccionistas”, indica la Declaración de Lima.

Por otra parte, en una ampliación y actualización de su estrategia de crecimiento para el período 2010-2020, la APEC aspira a consolidar hasta 2025 proyectos centrados en la educación inclusiva y la formación de alta calidad. Esta agenda les permitirá a las personas desarrollar habilidades y competencias durante todas las etapas de su vida.

Para 2025, los países miembros del Foro plantean disminuir las desigualdades de género mediante el incremento de las mipymes dirigidas por mujeres; la alfabetización digital de las mujeres y la promoción de su desarrollo profesional; la ampliación del acceso de las niñas a las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas; y la eliminación de las barreras de salud que limitan la participación económica de las mujeres.

La hoja de ruta para el tránsito hacia economías más complejas

Según los documentos del Foro, el mejoramiento de las competencias y habilidades de las personas aumentará no solo su empleabilidad sino también su capacidad para innovar. Este último atributo es considerado como uno de los pilares fundamentales para la transformación dinámica de las estructuras productivas.

Actualmente, el valor agregado generado en la provisión de servicios equivale al 59% del PIB, como promedio para los miembros de la APEC (ver infografía). Esa cifra, sin embargo, incluye actividades con intensidades tecnológicas inferiores a aquellas requeridas para elevar los niveles de complejidad e interrelación entre actividades económicas, para ampliar el comercio regional de servicios a una tasa promedio de crecimiento anual superior al 6,8% o para incrementar la proporción del valor agregado en servicios por encima de la media mundial.

Para alcanzar estas metas hasta 2025, la APEC creará un conjunto de ‘factores habilitantes’, entre los cuales se encuentran la inclusión financiera a través de dispositivos tecnológicos, la promoción de cadenas de valor global, la ampliación de la ‘carta de trabajo’ empresarial y la liberalización de los servicios relacionados con manufacturas.

A su vez, para aumentar la competitividad sistémica, se plantea el apoyo a la movilidad transfronteriza de profesionales; el reconocimiento recíproco de los títulos o certificados de ingenieros y arquitectos; y la promoción de pasantías y programas de intercambio estudiantil entre los países miembros del Foro. (I)