¡Al César lo que es del César!
Decir que la única obra visible del actual régimen son las ‘carreteras’ es una afirmación demasiado vaga que ha sido propagada por ciertos grupos de poder. Incluso, tal mensaje podría ser insultante para los ciudadanos de este país, ya que se pone en tela de duda la capacidad de los ecuatorianos de entender el contexto nacional y manejar la información proporcionada por los medios de comunicación, independientemente de la tendencias que estos puedan tener, además cuestiona el razonamiento de las clases sociales y trabajadoras respecto a los beneficios percibidos, consecuencia de una gestión gubernamental que ha procurado la eficiencia en sus acciones. Al ser este el debate patrocinado por estos grupos, me permitiré, amable lector, revisar algunos resultados de carácter social y económico de estos últimos 8 años.
La encuesta de condiciones de vida (ECV) - Sexta Ronda 2015, generada por el INEC, reúne información sobre diferentes aspectos del bienestar de los hogares, se vincula con la creación de condiciones para satisfacer necesidades materiales, psicológicas, sociales y ecológicas, así también recoge los efectos generados por la redistribución de la riqueza, mismos que intentan reducir los niveles de pobreza y extrema pobreza. De la revisión a varios de los indicadores de este compendio se puede inferir que las políticas públicas que se han implementado -en estos 8 años- para atender la problemática social en el Ecuador, han tenido resultados muy satisfactorios.
La pobreza por el lado del consumo se redujo en más de 12 puntos porcentuales, pasando de 38,3% en 2006 a 25,8% en 2014, lo que significa que más de 1,5 millones de ciudadanos salieron de esta condición; en este mismo período las políticas de dignificación del trabajo consiguieron que las personas afiliadas o cubiertas por un seguro público pasaran de 18,4% a 40,7%. La desnutrición decreció de 7,2% a 4,9% de 2006 a 2014; el acceso de agua de red pública pasó de 66,9% a 78,0%; alcantarillado de 49,5% a 60,0%; y, el 98,4% de hogares disponen de servicio eléctrico al 2014. La tasa neta de matriculación primaria pasó de 89,4% en 2006 al 93,0% en 2014, a su vez, esta tasa para el nivel secundario presentó un incremento de 15 puntos porcentuales respecto al 2006 llegando al 81% al 2014.
Adicionalmente, en estos 8 años Ecuador experimentó un crecimiento promedio del 4% del Producto Interno Bruto (PIB), uno de los más altos de la región, se aumentó sustancialmente el salario real de los trabajadores, permitiendo la cobertura del 100% de la canasta básica al 2014, la tasa de desempleo alcanzó sus niveles más bajos en la historia con 3,8% al 2014.
Estas conquistas han sido consecuencia del incremento de la inversión social a través de la eficiencia del gasto público, mismo que es sostenible en el tiempo por la recuperación de las rentas petroleras y el rediseño de un sistema tributario equitativo, en donde la contribución de hoy está en función de la capacidad económica. Lo relevante de las cifras expuestas es que haber calado positivamente en el bienestar de los hogares constituye un cambio en la estructura de la sociedad, y cómo esta se venía desempeñando anteriormente establece un camino de nuevas oportunidades e igualdad, pero sobre todo, para la generación beneficiaria resulta irreversible.
Por su parte, los resultados alcanzados en materia económica son susceptibles a otro tipo de factores e incorpora otros actores. La dinámica económica generada a través del gasto público hoy se ve comprometida y se esperaría que este dinamismo sea propiciado por el sector empresarial, más aún cuando se ha venido trabajando algunos años de manera conjunta (gobierno-empresarios) en el cambio de la matriz productiva. Sin embargo, a pesar de que muchos han sido los beneficios e incentivos para el sector empresarial, la respuesta y compromiso aún se sienten tibios.
Para los grupos de poder que afirman que ‘únicamente hay carreteras’, parecería que les es muy fácil desechar las cifras expuestas en este documento, porque no son ni se sienten parte de estas estadísticas. Posiblemente su buena fortuna es NO ser parte de la gran mayoría de ecuatorianos, peor aún de un grupo vulnerable, de ahí en más, con desconocimiento de causa, se puede minimizar la contundencia de los resultados, pero “el pueblo” reconocerá al César lo que es del César... (O)
