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Acuerdo Transpacífico prioriza intereses de las grandes corporaciones, afirman expertos

Acuerdo Transpacífico prioriza intereses de las grandes corporaciones, afirman expertos
12 de octubre de 2015 - 00:00

Se lo ha llamado “el marco comercial del siglo XXI”, y definido como un pacto “ambicioso y renovador”, pero aun así el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), alcanzado la semana pasada por EE.UU. y otros once países del Pacífico, tras 5 años de negociaciones, ha ocasionado desazón en diversos sectores. ¿Porqué?

Los motivos expuestos por las ONG y agrupaciones sociales van desde el acceso a medicamentos hasta la vulneración de los derechos en internet. El sigilo que envolvió la negociación es otro factor que genera más elucubraciones que certezas para los sectores críticos a la firma.

Pablo Viollier, encargado de políticas públicas de la ONG Derechos Digitales en Chile, aseguró a EL TELÉGRAFO que las negociaciones fueron “secretas y a espaldas” no solo de la ciudadanía de los países negociadores, sino también de sus parlamentarios. “Un hermetismo incompatible con la democracia del siglo XXI”, apuntó.

El viernes, Derechos Digitales anunció que WikiLeaks logró filtrar información relacionada al capítulo sobre Propiedad Intelectual del documento y, basados en dicha información, creen que los costos para los países son mayores  que los beneficios.

Según datos preliminares, el acuerdo podría implementar un sistema de descarga de contenidos de internet similar al de EE.UU., el cual -afirma Viollier- no contiene garantías  y puede ser utilizado para descargar contenidos de forma masiva, incluso, como excusa para la censura política.

De momento, dice, urge revisar la última versión del capítulo para confirmar si lo anterior es definitivo.

Ahora, en lo referente a los plazos de protección de derechos de autor, preocupa que la mitad de los países del TPP deberán aumentar en 20 años la explotación monopólica de obras, lo que impide que estas pasen a ser parte del patrimonio común a través de su reproducción.

Actualmente, el estándar internacional concede 50 años de protección a las obras tras la muerte de su autor, pero con un piso mínimo de 2 décadas, asegura el experto, las grandes empresas propietarias de derechos gozarán del monopolio por un buen tiempo.

El TPP ha sido cuestionado también por su fuerte carga de protección a las empresas. Las medidas tecnológicas de protección que precisa el acuerdo actúan como ‘candados digitales’ que permiten que los titulares de derechos controlen el acceso y reproducción de las obras, ya sea música o libros. Algo similar ocurriría en áreas sensibles como los medicamentos, ya que la protección haría imposible  la producción de genéricos.

Puerta para transnacionales

Los 12 países del bloque comercial, que incluye a los latinoamericanos Chile, Perú y México, suman el 40% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y el 25% del comercio.

David Lozano, economista del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista con este diario dijo que el acuerdo no será bueno para las empresas de su país  ni para América Latina en conjunto.

Estima que “abrirá  el flanco” para que las transnacionales con sede en México se vayan a otros países presentándose como mexicanas cuando no lo son.

El académico pone como ejemplo  a la industria automotriz, uno de los puntos importantes en el TPP.  Señala que el gobierno de Enrique Peña Nieto ha anunciado millonarias inversiones e inaugurado plantas de producción y ensamble de empresas como Audi, Toyota, Mercedes Benz, Ford y Nissan. La apuesta es tal que según altos funcionarios México será “el segundo exportador de vehículos del mundo” en tan solo cinco años.

Esto es un espejismo, advierte: “¿Qué vamos a exportar si no son nuestras empresas sino totalmente capital extranjero? Es hacer caravana con sombrero ajeno porque México no tiene industria automotriz”.

Para México, el TPP es el segundo acuerdo grande de libre comercio de las últimas décadas, después del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que mantiene con Estados Unidos y Canadá desde 1994. También, en 2013, se firmó un convenio con China.              

El balance de estas negociaciones  es disímil. Mientras el gobierno y el alto empresariado difunden cifras positivas, basadas en el crecimiento de la inversión extranjera, expertos y organizaciones campesinas denuncian que los efectos han sido devastadores.

Ganadores y perdedores

No todo está dicho. Antes de entrar en vigencia, el acuerdo Transpacífico deberá ser aprobado por las legislaciones de los países y es precisamente allí donde el proceso podría empantanarse.

El miércoles pasado, la aspirante demócrata a la presidencia de EE.UU., Hillary Clinton, dijo que, en base a lo que se conoce hasta ahora del acuerdo, no lo apoyará. “No creo que supere el listón que yo he fijado. Creo que todavía hay muchas preguntas por responder”, señaló.

De acuerdo con un artículo de The Guardian, la declaración de Clinton, así como la posición contraria del precandidato republicano Donald Trump, entre otros, es un rechazo al presidente Barack Obama, que ve en esta asociación una pieza central de su estrategia para ampliar el papel de Estados Unidos en Asia y contrarrestar el ascenso de China, considerada  la segunda economía del mundo.            

El gigante asiático, de acuerdo a previsiones del Fondo Monetario Internacional, crecerá en más del 6% este año. De paso, el organismo no ha dejado de elogiar el acuerdo, calificándolo como “muy positivo”.

Pero fuera del análisis político, el experto en negocios internacionales y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, (Puce),   Jorge Mora, opina que en estos temas es mejor ser pragmático: los acuerdos comerciales son positivos porque, al multiplicarse el mercado de los países asociados, aumenta  la demanda y a precios competitivos porque no hay barreras arancelarias. “Esa es la gran ventaja”.   

Sobre si China quedó fuera del TPP,  para el académico es un tema estratégico: el comercio mundial es similar a un tablero de ajedrez, con intereses geoestratégicos y económicos. “Si Occidente ve que China está tomando terreno, va a luchar y es normal. China también devaluó su moneda (... ) ahora, tras esta jugada de Occidente, se esperará una respuesta”.   

Transpolando el tema a Ecuador, poco aficionado a los acuerdos comerciales, ¿qué reflexiones deja? Mora asegura que el país debe tomar más riesgos. “En un acuerdo nunca pierden todos, eso no ocurre (...) si hay sectores vulnerables, el Gobierno debe atenderlos y protegerlos, pero dejar que los otros ganen”, asegura. Es un tema de negociación y países pequeños como Brunéi, lo han hecho.

Ahora ve urgente agilizar el acuerdo con la Unión Europea, con Corea del Sur y, eventualmente, algún convenio con China.

Bajo la óptica de Lozano esto no es tan sencillo: “Va a golpear fuerte a América Latina y luego se va a justificar diciendo que es parte del equilibrio mundial, de los reacomodos de la globalización”. (I)   

Datos

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) el acuerdo Transpacífico es un evento “positivo” porque amplía la frontera del comercio y la inversión en bienes y servicios hacia nuevos ámbitos en donde los beneficios pueden ser significativos.

El premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, dijo que el TPP creará más desigualdad en la sociedad y exhortó al presidente peruano Ollanta Humala a rechazarlo porque “los negociadores de su país estaban capitulando” ante las multinacionales.    

El presidente estadounidense Barack Obama justificó la ausencia de China diciendo que Pekín decretará las reglas del comercio internacional. “Sin este acuerdo, los competidores que no comparten nuestros valores, como China, decretarán las reglas de la economía mundial”. 

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