80% de la materia prima para elaborar cerámicas es nacional
La presencia de yacimientos de arcilla, cuarzo y caolín en Azuay hacen de esta provincia sureña la más importante productora de cerámica del país.
En la capital, Cuenca, se concentra la fabricación de los casi 2’400.000 m2 de cerámica que genera mensualmente el sector -según cifras de la Cámara de Industrias-, y cuyo portafolio contiene alrededor de 300 productos, entre ellos recubrimientos para pisos y paredes (cerámica plana), vajillas y sanitarios. La producción de cerámica en esta zona data de hace 50 años, indicó Carlos Crespo, titular del Centro Cerámico de Cuenca, entidad que agrupa a las marcas Rialto, Kerámicos, Italpisos, Cerámica Andina y Ecuatoriana de Cerámicas.
Para el empresario cuencano, la experiencia de esta industria en la exportación hacia países como México, Colombia, Perú, Venezuela y Estados Unidos, y el cumplimiento de los estándares de calidad que exigen dichos mercados, constituyen la razón por la que reglamentos como los dispuestos por el Instituto Ecuatoriano de Normalización (INEN) no signifiquen nada nuevo. Ni siquiera un reto, pues -aseguran- llevan años cumpliéndolos.
"Esta regulación es algo que hemos buscado hace mucho tiempo", expresó Crespo, ya que el sector venía perjudicándose por la importación de cerámica de mala calidad y a bajos precios.
El industrial reveló que a Ecuador llegaban remesas de productos con fallas de fábrica y de saldos fuera de inventario que no cumplían con las condiciones para ser comercializados en sus respectivos países. "Los revestimientos se deshacían en la mano", detalló.
Además eran vendidos por la mitad del precio que ofrecía la industria local, lo que volvía la situación ‘insostenible’, expresó Jorge Cisneros, gerente de Cerámica Andina.
En tales circunstancias el Instituto Ecuatoriano de Normalización (INEN) decidió intervenir e hizo su diagnóstico: “Encontramos que cada vez disminuía la producción nacional y lo que más nos preocupaba era que la cerámica venía de un país, pero se hacía pasar como que llegaba de otro”, señaló Agustín Ortiz, director del organismo de control.
De ahí que el certificado de conformidad que se pide a los productos para ser nacionalizados (en el caso de los importados), incluye, entre otras cosas, un etiquetado que indique su lugar de fabricación.
Según el reglamento INEN 045, el rotulado del empaque debe contener: la descripción del producto en español, sin perjuicio de otros idiomas adicionales; llevar impreso el nombre del país de origen y en su cara principal una foto exacta del decorado. También, en cada unidad, una etiqueta adherida con el nombre del importador o fabricante, su RUC y dirección.
“Si tenemos que poner el rotulado lo hacemos, claro que en 300 km es difícil, pero hay máquinas especiales para esto”, aseguró Crespo.
Capacidad de abastecimiento
En Ecuador, la demanda de cerámica es de 3 millones de metros cuadrados por mes, cantidad que representantes de la industria local aseguran que están en capacidad de cubrir.
“Podríamos, sin hacer mayor esfuerzo y dando más trabajo, duplicar la capacidad que tenemos, el problema es que no podíamos vender porque los importadores hacían su agosto”, precisó el representante de Cerámica Andina.
Esta empresa tiene una producción de 800.000 piezas al mes, lo que representa alrededor de 150.000 vajillas de uso doméstico y hotelero. Este mes despacharán hacia Venezuela $ 150.000 en productos.
En esta industria, el 80% de los insumos es local, mientras que lo importado corresponde a pintura, maquinarias y repuestos.
Bajo estas nuevas regulaciones, tanto la cerámica producida localmente como la importada, pasará por el control del Centro de Investigación Cerámico de la Universidad de Cuenca, empresa pública autorizada por el Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro) para dicho fin, tras una inversión de $ 150.000.
Rubén Jerves, representante del organismo, explicó que en los productos de cerámica plana se analiza la parte geométrica, así como la densidad y dureza de cada pieza, pues tienen directa relación con la durabilidad. En cuanto a artículos como vajillas, se controla la presencia de metales pesados como plomo y cadmio, nocivos para el organismo humano. En total son 18 parámetros.
Para justificar la acción gubernamental, el titular del INEN se ratificó en su posición de que Latinoamérica ha sido el ‘basurero’ de las importaciones de mala calidad.