La crisis generada por la pandemia del covid-19 tiene profundas repercusiones para las empresas a escala global. Desde el cierre total o parcial de las fábricas, la interrupción en las cadenas de suministros, la falta de mano de obra y la tensión del flujo de caja, los negocios están sintiendo la conmoción comercial y financiera. Para sobrevivir, la estrategia que intentan aplicar es reinventarse, pero el proceso es complejo. En esa lucha se encuentra, por ejemplo, Café Traviesa, una cafetería que optó por cerrar su punto más importante de ventas en la capital para ofrecer otros servicios relacionados. Su propietario, Felipe Cisneros, cuenta que “con el dolor del alma” cerró la cafetería ubicada en la avenida González Suárez y ahora tuesta café para distribuir a negocios. El cambio es una de sus estrategias para conservar la marca. Además, investiga nuevos productos con base en ese grano y ofrece soluciones, como maquinaria, a las industrias del ramo, para recuperarse de la crisis. Los arrendadores de los locales donde funcionaba, aunque pospusieron los pagos, advirtieron que al terminar la crisis exigirían el valor completo. Asimismo, dice, los préstamos de la Corporación Financiera Nacional (CFN) para las pymes no aplican para empresas con la figura jurídica de civil-comercial, por lo que las opciones para mantener el proyecto a flote nacen solo del propio empresario. Antes tenía 11 empleados y ahora se quedó solo con tres, pero Cisneros confía en que a futuro la situación mejore, por eso la importancia de reinventarse para mantenerse vivos. La estrategia supone dejar de lado la concepción que tenía el negocio hasta ahora y afrontar cambios radicales; para seguir dejará de ser como era. En el camino de reinvención habrá que replantear ideas, transformar objetivos y comportamientos. En Guayaquil, entre los negocios más afectados están los servicios de catering, especialmente los que tenían contratos para alimentar a trabajadores de empresas o a bares de centros educativos. Ese es el caso de Green Ecuador Catering, que esperaba el inicio del año lectivo en la región Costa para proveer de comida sana a maestros y alumnos de colegios privados. Mónica Dyer, su propietaria, explica que así como van las cosas la esperanza está muerta en el corto y mediano plazo; pero no quiere rendirse y aprovecha lo que sabe para seguir. “Hay que ver oportunidades donde no las hay, hay que ver luz incluso en la oscuridad”, destaca y cuenta que optó por hacer que su negocio se mude a lo virtual. Green Ecuador sigue preparando comida, pero ahora la entrega a domicilio y busca diferenciarse de otros deliveries preparando platillos más elaborados. La estrategia le ha dado frutos y le sacó provecho para la celebración del Día de la Madre, ya que ofreció un menú especial. Así como los pequeños negocios, los sectores más grandes de la economía también buscan reactivarse; el mercado inmobiliario, por ejemplo. Joan Proaño, gerente de Proaño y Proaño Inmobiliaria, explica que la pandemia afectó toda la cadena de pagos, es decir, la empresa no está recibiendo ningún ingreso por parte de quienes compraron las casas y sobre todo por parte de las instituciones financieras, porque todos los procesos de créditos hipotecarios se quedaron represados con el cierre de notarías, municipios e instituciones como el Registro de la Propiedad. El sector de la construcción -señala Proaño- venía muy golpeado con un crecimiento en el último trimestre del 2019 de -4,9% respecto al mismo período de 2018. Y el escenario poscuarentena no variará mucho. El planteamiento de ese mercado es que bajen las tasas de interés para que disminuya la cuota de los créditos para la compra de viviendas y que sea similar al precio de los arriendos. De su parte, el plan de reinvención de Proaño y Proaño partirá de dos premisas. La primera es satisfacer la nueva capacidad adquisitiva de los ecuatorianos, que saben que bajará al menos en 20%, con productos que apunten a ese requerimiento. La segunda es incorporar en sus productos soluciones para enfrentar situaciones como la cuarentena, es decir, ser totalmente digitales. Para eso ya pueden atender a los potenciales clientes por videollamadas, realizar tours virtuales y responder inquietudes mediante catálogos digitales, lo cual antes requería acordar citas presenciales. Para iniciar la reactivación económica, la inmobiliaria empezó el 27 de abril de 2020 un proyecto piloto en su plan habitacional Sirah II en Quito. En el sitio trabajan, por el momento, al 60% de su capacidad y bajo los protocolos de bioseguridad. “Se provee a los trabajadores de transporte desde sus domicilios, en la obra se realiza un triaje médico, luego desinfección, sanitización, entre otros”, dice el empresario. La inversión es de $ 85 mensuales en cada empleado y más $ 4.000 en adecuación de infraestructura, costos que absorberá la empresa. A los mercados más golpeados por la pandemia del covid-19 se suma el del turismo, con pérdidas que en Ecuador llegan a los $ 624 millones entre marzo y abril, señaló el Ministerio del ramo. Transporte, hospedaje, alimentación y más servicios que componen la cadena turística se paralizaron por la restricción de movilidad, la prohibición de aglomeraciones y el cierre de negocios que no ofrezcan productos de primera necesidad. Roque Sevilla, empresario turístico, señala que los tres hoteles del grupo Futuro, el cual preside, cerraron desde el 15 de marzo y tendrán que esperar el cambio de color en los semáforos para abrir parcialmente sus actividades, es decir, al mercado nacional, mientras que, para el internacional, estiman abrirlo en 2021. Para captar la actividad turística del Ecuador, plantean proyectos como un paquete llamado Escapes dirigido a familias que hayan compartido el aislamiento para evitar cualquier riesgo. La propuesta ofrece turismo de un día en el hotel Mashpi Lodge, en el noroccidente de Pichincha. Otra propuesta es la ocupación total durante varios días por parte de una familia ampliada de uno de los alojamientos del grupo turístico. En el caso del hotel Casa Gangotena, en el Centro Histórico de Quito, la idea para retomar las actividades es entregar a domicilio una línea de alimentos sofisticados llamada Micuy. Los negocios turísticos, considera Sevilla, tendrán que adaptarse a las normas de distanciamiento básico y de seguridad sanitaria, según la actividad. Eso demandará esfuerzos combinados, tanto de los turistas como de los prestadores de servicios. “El sector turístico va a requerir de un apoyo especial del sector financiero público, privado y del Gobierno porque el número de personas que trabaja en esto es muy grande”, dice el empresario. (I)