¿Qué tienen en común una diseñadora multimedia freelance y un vendedor ambulante? Ambos son trabajadores informales. Laboran por su cuenta, no tienen estabilidad y no gozan de derechos como afiliación a la seguridad social, entre otros. En el mundo, el 61,2% de la población ocupada se gana la vida en la economía informal. Son 2.000 millones de personas privadas de condiciones de trabajo decentes, revela un estudio de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), publicado en julio de 2018. El organismo describe que la mayoría no lo hacen por elección y están expuestos a un mayor riesgo de pobreza. La informalidad es mayor en jóvenes entre 15 a 24 años de edad y personas mayores de 65 años. Aqueja más a hombres (63%) que a mujeres (58,1%). La situación se agrava de acuerdo al nivel académico y lugar de residencia (en zonas rurales alcanza el 80%). Si bien es un fenómeno global, la OIT destaca que existe más incidencia en países en desarrollo. Se estima que el 76,6% de todas las unidades económicas de América Latina y el Caribe se puede considerar informal. Dichas unidades se dedican a la producción de bienes o prestación de servicios, con el objeto de crear empleos y generar ingresos para las personas que participan en ellas. En Ecuador no existe una cifra oficial al respecto. Por ello se hará una encuesta especializada, indicó Roberto Castillo, director del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). El INEC define al sector informal como un grupo de unidades de producción que forman parte del sector de los hogares; es decir, son empresas (unidades económicas) que pertenecen a los hogares y que no están constituidas en sociedad. No poseen Registro Único de Contribuyentes (RUC). A junio de 2018 la población con empleo en el sector informal por primera vez, desde diciembre de 2010, superó a la población con empleo formal. La diferencia fue de 2,5 puntos porcentuales frente a junio de 2017, según la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu). Wilson Araque, de la Universidad Andina Simón Bolívar, explicó que las personas informales no son bien remuneradas y carecen de protección por sus actividades. Aquello da cuenta de que el sector privado no está generando las suficientes plazas, añadió. Con los incentivos de la recién aprobada Ley de Fomento Productivo se espera que la empresa privada cree más empleo. Para el Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE) el problema requiere de reformas al Código de Trabajo, que actualmente está en trámite en la Asamblea Nacional, a fin de que se reduzcan los trámites y rigidez en las contrataciones. Por ejemplo, que un trabajador labore las 40 horas reglamentarias durante tres días, o que una persona sea contratada exclusivamente para el fin de semana, indicó Patricio Alarcón, presidente del CEE. Desde el 1 de mayo de este año el Ministerio de Trabajo implementó ocho modalidades contractuales en tres sectores productivos (bananero, florícola y servicios turísticos), para actividades extraordinarias de los negocios. Hasta el momento el registro de esos contratos es de apenas el 4%, reconoció en días pasados el titular de esa cartera, Raúl Ledesma. La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) propone incluir en el nuevo Código de Trabajo un capítulo dedicado al sector informal. El sindicato sugiere crear un mecanismo de afiliación al Seguro Social, similar al de los trabajadores no remunerados del hogar (amas de casa), en donde pagan una aportación mínima y otra parte subsidia el Estado. Con eso se garantiza que esas personas puedan acceder a la jubilación, señaló Richard Gómez, presidente de la CUT en Guayas. La propuesta de la CUT incluye medidas para evitar que los productos de los comerciantes informales sean decomisados por agentes metropolitanos, como ocurre en la actualidad. (I)