Para llegar a un acuerdo comercial con México hay dos opciones: hacerlo de forma directa entre gobiernos o hacerlo dentro del protocolo comercial de la Alianza del Pacífico. Así lo explica Roberto Aspiazu, vicepresidente de la Cámara Binacional de Comercio Ecuador-México. A su criterio, el primer caso es más conveniente para Ecuador por su flexibilidad. En este -explica Aspiazu- la propuesta de México es liberar el 90% del comercio, del cual el 65% se lo debe hacer de forma inmediata. El 10% restante, en el que están alrededor de 850 subpartidas, entra en un proceso de desgravación o simplemente queda excluido. Mientras el protocolo comercial de la Alianza del Pacífico propone que se libere el 92% del comercio hasta 2030 para alcanzar el 100%. La Alianza establece como requisito para integrar ese bloque regional económico llegar a un acuerdo comercial con México y con el resto de sus países miembros. Según Juan Carlos González, agregado Comercial, Económico, Turístico, Prensa, Cooperación y Cultura de la embajada de México en Ecuador, en este momento las conversaciones para un acuerdo se encuentran en los grupos técnicos. “Hay voluntad política para llegar a un acuerdo y eso destraba mucho las cosas. Esperemos llegar pronto al acuerdo”, comenta González. Según Aspiazu, las relaciones comerciales entre ambos países no han mejorado desde la vigencia del Acuerdo de Alcance Parcial N° 29 que data de 1993. El tratado comercial libera pocas subpartidas arancelarias: de Ecuador alrededor de 300 y de México cerca de 200. Pero solo en Ecuador las subpartidas actuales son de más de 10.000. “Hubo intentos de profundizar este acuerdo, pero las políticas de restricción comercial del gobierno anterior lo impidieron”, dice Aspiazu. Según el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca (Mpceip), anualmente se exporta a México aproximadamente $ 143 millones y se importa alrededor de $ 750 millones. Además, México es uno de los países que más invierte en Ecuador. Según esta Cartera de Estado, sus inversiones fueron de cerca de $ 1.500 millones entre 2008 y 2017, lo que representa el 21% de la inversión total que recibió el país en ese período. González asegura que México invirtió en Ecuador un total de $ 16.000 millones en estos años de relaciones comerciales. “Hay ánimo del empresariado mexicano de seguir invirtiendo en Ecuador. Hay confianza”, explica González. Por ejemplo, continúa, hay una empresa mexicana que quiere invertir en Ecuador para crear mermeladas con fruta nacional para exportar. González aclara que la integración de la Alianza del Pacífico va más allá de intercambio de bienes y servicios; hay otros ámbitos como cooperación, becas, entre otros. El consumidor mexicano está abierto al producto ecuatoriano México tiene 125 millones de habitantes y esto lo hace un mercado suficientemente grande para que cualquier producto ecuatoriano encuentre un nicho. Según el Mpceip, hay potencial para varios productos ecuatorianos, como los agrícolas, agroindustriales, de pesca y manufacturas. Destaca aquellos como camarón, tilapias, flores, procesados de la pesca, textiles y confecciones, lácteos, chocolates, alimentos procesados, productos químicos, cosméticos, entre otros. González suma a esta lista champú para caballo, arrope de mora, pulpas, sombreros de paja toquilla y vestimenta con alpaca. Jethro Cortés, consultor mexicano de Marketing, explica que el consumidor de su país es abierto a cosas nuevas, pero que le gusta principalmente los sabores cítricos y agridulces. Considera que la naranjilla, los mariscos, productos bioamigables y todo aquello que sea fácil y rápido de preparar tendrá éxito en México. “Al consumidor mexicano le gustan las cosas buenas, independientemente del costo”, explica González. Justamente para dar a conocer los productos de Ecuador, la semana pasada, 11 empresas exportadoras del país asistieron a una rueda de negocios en ese país. Se generaron $ 60.000 en expectativas de ventas en el sector textil; $ 500.000 en alimentos de mascotas y balanceados; $140.000 en cacao y elaborados; $ 275.000 en agroindustria; $ 434.000 en alimentos procesados y $ 200.000 de pesca en conserva. (I)