“No son tiempos de rentabilidad, sino de mantenerse a flote”
Pasteurizadora Quito celebra 60 años de operaciones ininterrumpidas en Ecuador. La empresa es una de las que lidera el mercado nacional.
Actualmente, tiene dos plantas de procesamiento de leche en Quito y Tulcán, además genera 260 plazas de empleo directas y alrededor de 500 indirectas.
Patricio Calderón, gerente de la compañía, habla sobre la experiencia adquirida durante estas seis décadas en la industria láctea y el compromiso de la empresa con el país.
¿Qué significa para Pasteurizadora Quito cumplir 60 años de existencia?
Nos llena de orgullo, sobre todo porque nuestra historia está vinculada a temas de responsabilidad social a través de la contribución a resolver problemas de salud pública más que a un negocio en sí.
¿Cuál es el valor que le ha permitido a la compañía mantenerse entre las empresas de lácteos líderes en el mercado nacional?
Es respetar la relación con el ganadero y pagarle como está normado sin considerar aspectos de oferta y demanda.
Es muy común que cuando la oferta de materia prima es alta, los precios bajen en todos los negocios, pero Pasteurizadora Quito nunca aplicó criterios de mercado para definir el precio sino que ha tratado de pagar por la calidad de leche que recibe. Además la compañía se ha preocupado de ir a la vanguardia de la tecnología no solo en equipos sino en personal capacitado.
¿Qué dificultades ha encontrado la empresa en el mercado?
La mayor dificultad era la falsificación. Hemos tenido que batallar con empresas que adulteraban la leche o lograban precios mucho más bajos con sus proveedores a través de algunos mecanismos. Otro problema ha sido el irrespeto al ganadero que le ha quitado competitividad a la compañía y a nuestra marca.
¿De qué forma Pasteurizadora Quito respeta al ganadero?
Para establecer el precio de la leche, hay que tomar en cuenta dos parámetros. El primero es la calidad de la leche que está expresada en los porcentajes de grasa y de proteína.
El segundo es la higiene, mientras menos CBT (análisis del conteo total de bacterias) tenga el producto, es mayor la bonificación. La compañía cumple eso y le paga al ganadero independientemente de la situación del mercado, aunque esto no le permita competir con la agresividad que quisiera. Hace enormes esfuerzos por no dejar de recoger leche a sus ganaderos.
¿En ese caso, cómo han resuelto la sobreproducción de leche?
Cuando la compañía se ve llena de leche, lo que hace es poner 10% más de contenido, es decir 100 ml en el empaque y cobra por los mismos 1.000 ml. Eso que la compañía hizo sobre todo en junio, le costó alrededor de 200 mil litros en la semana, con eso se evitó que el ganadero, que vive de la producción diaria de sus vacas, se vea afectado. La relación con los ganaderos es uno de nuestros pilares de desarrollo.
¿Qué mejoras deben ser constantes para que una empresa se mantenga durante tantos años?
Tiene que procurar conocer a su consumidor y proyectar su portafolio según las necesidades que detecta. Esta compañía ha hecho leche en todas las presentaciones, pero desde hace unos tres años incursionó en el mercado de las avenas.
Entrar en ese negocio fue un esfuerzo enorme, pero logramos la aceptación de los consumidores no solo quiteños sino guayaquileños. Para entrar en ese negocio, entendimos que el consumidor necesitaba también fibra para su correcta alimentación y eso es lo que le hemos proporcionado.
¿De qué manera golpeó la pandemia al sector ganadero y a la empresa?
Cuando se decretó la emergencia sanitaria, lo primero fue fortalecer los sistemas de bioseguridad en nuestra gente para operar sin inconvenientes.
Esta seguridad se extendió a los distribuidores, transportistas y técnicos. Así garantizamos que la recolección fuera normal. Pasteurizadora Quito tiene sistemas de distribución que van desde Tulcán hasta Riobamba, a Guayaquil y a la Costa norte, y no dejó de abastecer los mercados.
Bajó el volumen colocado en las tiendas por los horarios del toque de queda, pero logró que los autoservicios fueran mucho más protagonistas de lo que habían sido en el pasado. El descenso en el volumen colocado se tuvo que evacuar a través de promociones.
¿Es decir que la pandemia no alteró la producción?
La compañía tiene una producción de alrededor de 300 mil litros por día y se mantuvo. Si la recolección no decae, la obligación de la compañía es procesar esa leche. Si no se le da un tratamiento térmico inmediato, se puede perder. Incluso durante algunas semanas les dimos la mano a algunos colegas industriales con la recolección de leche a ganaderos que ellos no podían.
¿Han tenido que hacer algún recorte de personal?
No se perdió un solo empleo, más bien creo que generamos unos 10 en Quito y en Tulcán, donde tenemos las plantas. Igual trabajamos intensamente porque creemos que una de las oportunidades que hay es incrementar el consumo de leche per cápita en el Ecuador.
Según estadísticas el consumo es de 80 litros al año y lo que recomienda la OMS (Organización Mundial de la Salud) para un correcto desarrollo en niños y jóvenes es de 110 litros.
¿Cómo planean elevar el consumo?
Estamos haciendo esfuerzos por entrar en todos los mercados que podamos. Estamos empezando a trabajar en el mercado de Guayaquil, donde hemos notado que la calidad de leche que se consume es de inferior calidad a la que nosotros podemos ofrecer.
¿Qué esperan para el segundo semestre de 2020?
Seguir cumpliendo con los ganaderos, es decir no descartar a ninguno por voluntad propia de la compañía. Mantener la recolección al 100%, por consecuencia llegar a volúmenes iguales a los del primer semestre.
Si la compañía consigue eso independientemente del resultado financiero, porque no son tiempos de rentabilidad, sino de mantenerse a flote, lograría tener un resultado que le permita proyectarse al futuro como lo ha hecho en estos últimos años.