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“Se necesitan respuestas locales a los desafíos con impacto global”

Anamaría Varea Coordinadora Nacional Programa de Pequeñas Donaciones
Anamaría Varea Coordinadora Nacional Programa de Pequeñas Donaciones
Foto: Carina Acosta / DC
27 de marzo de 2018 - 00:00 - Redacción Desde Cero

En 1992 el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) creó el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) como parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Su propósito es alcanzar beneficios ambientales por medio de iniciativas y acciones comunitarias.

Este año su objetivo es consolidar las propuestas del PPD por medio del fortalecimiento, réplica, escalamiento y consolidación de las buenas prácticas en los Biocorredores para el Buen Vivir.

¿Por qué es necesaria la vinculación con la comunidad para conservar el medio ambiente?
El mandato del PPD es apoyar organizaciones comunitarias que están vinculadas con la conservación de la biodiversidad. Ecuador es uno de los 17 países megadiversos del planeta, pero esa riqueza natural no solo tiene que ver con la vida silvestre sino que también existe una enorme agrobiodiversidad.

En el país existe, por ejemplo, una variedad inmensa de tubérculos y cereales nativos andinos que, a través de los proyectos se están rescatando. El área rural es donde existe la mayor cantidad de población pobre y de escasos recursos, por lo tanto, como mandato de Naciones Unidas, trabajamos fundamentalmente en las áreas rurales dando respuestas locales a desafíos ambientales globales. Este programa está en otros 130 países.

Un eje transversal es el desarrollo de Productos con Identidad Territorial (PIT) ¿de qué se trata esta estrategia?
Trabajamos con tres enfoques conectividad ecológica, paisajes productivos sostenibles y asociatividad. En el marco de ese trabajo en cada uno de los proyectos se han identificado uno o varios productos con identidad territorial que provienen, tanto de la biodiversidad silvestre como de la agrodiversidad que son parte del patrimonio natural y cultural de cada población.

La estrategia no solo está vinculada al mercado, sino también al tema de la seguridad y soberanía alimentaria. En ese sentido cada vez que se pierde una especie sea natural o domesticada estamos erosionando nuestro patrimonio genético con el que se puede, justamente, enfrentar problemas del cambio climático y permitir que las comunidades se adapten a esos cambios.

¿Existen acciones conjuntas entre los distintos proyectos que se ejecuta en esos 130 países que apunten a una industria más limpia, sobre todo, que precautele el cuidado del agua?
La premisa de la que parte el programa es que al realizar varias intervenciones desde las organizaciones comunitarias se logre un impacto global. Desde las comunidades existe ese compromiso no solo en el país, sino en los otros 130 países donde funciona el programa que tiene algunos ejes como la defensa de los territorios indígenas y de comunidades locales que implica la conservación de las microcuencas de los ríos, además de restaurar, remediar y conservar los bosques,  páramos y ecosistemas donde nace el líquido vital.

El 22 de marzo pasado se celebró el Día Mundial del Agua. En ese marco ¿por qué es importante enfocarse en el emprendimiento sostenible?
Ese va a ser el mecanismo que permita que las comunidades logren ingresos adicionales y que eso quite presión sobre el recurso natural. En la Sierra hay una ampliación de la frontera agrícola de forma permanente y está subiendo hacia los páramos.

Entonces esa necesidad por lograr mayores recursos se puede dar a través de otros mecanismos y no se presiona al ecosistema. Estaríamos conservando a las fuentes de agua, suelos importantes, bosques andinos que son importantes para el futuro y que es la base de su patrimonio natural.

¿Cómo lograr que las empresas mejoren sus prácticas ambientales?
Nuestra metodología se basa en la articulación territorial porque es un trabajo conjunto. No solo es una responsabilidad de las comunidades, sino que tiene que ver con la política pública. La idea de los Biocorredores para el Buen Vivir (BBV) es realizar un trabajo articulado, impulsando las alianzas público-privadas-comunitarias que favorezcan la conservación y donde las poblaciones son los actores protagónicos.

En algunos biocorredores hemos tenido acercamiento con empresas. El que las compañías se alineen es el gran reto planetario. Pensar en el futuro de las siguientes generaciones con una producción saludable y en no contaminar las fuentes de agua es la responsabilidad de todos, y, evidentemente, la industria tiene un compromiso muy grande frente a ello. Esta requiere también de agua limpia y no puede seguir desechando aguas contaminadas a las fuentes del líquido vital. Es una responsabilidad compartida.

¿Qué proyectos se ejecutan en Ecuador?
Uno de los proyectos es en la zona de Pedro Moncayo (Pichincha) con el Biocorredor Pisque Mojanda. Allí la organización Urcu Camas, que significa los ‘guardianes del páramo’ ejecutan varias estrategias para evitar la deforestación y las quemas de los páramos durante el verano.

Hay un problema generacional en las áreas rurales por la migración de jóvenes hacia las áreas urbanas, ¿cómo se está trabajando en ello?
Gran parte de las actividades dentro del PPD ponen énfasis en vincular a los jóvenes, en que sean parte de las organizaciones comunitarias y que participen en los directorios. Trabajamos con una instancia que son las mesas de trabajo del biocorredor, un espacio multiactor, donde están delegados de los Gobiernos Autónomos Descentralizados, de las comunidades, universidades y ahí velamos para que haya también una participación de jóvenes que se comprometan con la conservación de su patrimonio natural y cultural.

Se habla de adaptación al cambio climático, pero ¿todavía hay acciones que lo pueden evitar?
Para enfrentar al cambio climático es importante conservar el patrimonio natural que tenemos e identificar qué esfuerzos se pueden realizar para conservar y restaurar la destrucción avanzada que existe en los ecosistemas pero en la medida que ya se identifican cambios sustantivos en el patrón climático es vital que las comunidades tengan respuestas para adaptarse como las buenas prácticas en la agricultura. (I)

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