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La moda nacional avanza, mientras se enfrenta a nuevos desafíos
El mercado mundial de la moda superó los $ 1,3 billones en 2015, según un estudio de la consultora Global Investor titulado Moda: Más allá de la indumentaria, publicado por la firma financiera Credit Suisse. El informe asegura que el crecimiento es impulsado por las grandes cadenas de la industria (seis de cada diez son estadounidense) que venden productos al por menor.
“Las marcas que saben cómo superar los desafíos de la moda rápida, presentan productos nuevos en sus locales cada día o en espacios de tiempo reducido”, afirman los autores del estudio. Prueba de ello es el gigante español Inditex (propietario de marcas como Zara) con ingresos que superan los $ 20.300 millones, seguida de H & M ($ 17.900 millones) de Suecia y Gap ($ 16.400 millones) de Estados Unidos.
Latinoamérica mueve un total de $ 160 mil millones, según la consultora internacional BMI Research. Esta cifra, aunque está muy por debajo de los grandes mercados productivos, se debe al desarrollo e impulso que el sector tiene en países como México, Brasil, Colombia y Argentina.
Sin desmerecer el talento de los diseñadores latinos, la región apenas cuenta con dos nombres en la élite de la industria mundial: Oscar de la Renta (+) y Carolina Herrera, seguidos de los contemporáneos Narciso Rodríguez y Ángel Sánchez.
Latinoamérica sigue siendo una industria joven en la moda y este cuarteto ha sobresalido por la constancia, promoción y confianza de su industria. Los Fashion Weeks de Argentina, Brasil, Perú, Ecuador (también plataformas como el Designer Book), Chile, México y Colombia han logrado captar la atención de escaparates de moda (revistas y programas de televisión), sumado a los logros de las ferias y rondas de negocios que han abierto un abanico de posibilidades como la Expo Guadalajara, de México, que tiene cerca de 70 años y Colombia lleva la batuta en Sudamérica a través de Colombiamoda y Colombiatex.
En 2015, Colombiatex recibió a 26 mil visitantes, 1.800 compradores de 41 países (9.200 nacionales), mientras que Colombiamoda, la feria de moda más importante de América Latina, superó ese mismo año los 1.700 compradores y recibió 60 mil visitantes.
Y aunque Ecuador está por ahora lejos de lograr estas cifras, existe un evidente crecimiento en el consumo de marcas nacionales (alejándose de que lo nacional es malo) y cada vez más, aparecen nuevas propuestas de moda y diseñadores que dinamizan el sector. “El consumidor es quien crea la industria porque es quien decide qué quiere usar. Es el punto de partida hacia atrás, porque esto obliga a los almacenes a complacer la demanda y al almacén a pedirles productos a los industriales”, asegura Javier Díaz, presidente de la Asociación de Industriales Textiles del Ecuador.
Esto es lo que precisamente han hecho diseñadoras como Bertha Serrano y Rosanna Queirolo o cadenas como De Prati, Megamaxi y Etafashion que han apostado por lo nacional, dinamizando la industria de la moda con nuevos diseños, calidad y generando plazas de trabajo y capacitación constante. (I)
Los nuevos diseñadores tienen la opción de abrir su propia casa de modas, ser proveedor de tiendas departamentales o diseñar para grandes almacenes.
ESCENARIOS
01
Enamorarse de sus productos, la clave de la diseñadora Bertha Serrano
Bertha Serrano es la responsable del éxito de su marca Fulgore, que en italiano significa “brillar”. Inició en la moda hace 7 años diseñando lazos para cabellos y al poco tiempo, su línea de ropa, carteras y zapatos hechos a mano irrumpieron en el mercado nacional.
Alcanzar el éxito no fue una tarea fácil, asegura la creativa quiteña. Tuvo algunos tropiezos por la falta de experiencia y por rodearse de personas que no compartían su misma visión. “Al comienzo todo era como un sueño, sin organización, sin metas ni objetivos. Solo crear y divertirme. Cuando no tienes experiencia, muchas veces te quieres comer el mundo, pero hay gente que no te deja o no comparte tu visión”.
Serrano alcanzó el éxito teniendo claros sus objetivos y por estar pendiente de cada uno de los procesos de su empresa. “Hay que cuidar cada detalle, desde los temas, insumos y calidad en cada puntada hasta cuando el producto está en manos de un cliente y darte cuenta de que después de seis años aún los tienen”. Invertir en lo visual es otra de las claves para que su negocio funcione. “Todo entra por tus sentidos, enamora a tu cliente y enamórate tú de tu productos”.
La ingeniera en marketing asegura que sus logros también se deben el haber encontrado al “equipo indicado que quiera hacer cosas diferentes y haga de tu sueño, su sueño”. (I)
02
Blash, marca nacional con estándares de los mercados internacionales
Tener uno de los rostros más bellos del país no ha sido la llave para el éxito de Rosanna Queirolo, sino su tenacidad, pasión y entrega en cada uno de los proyectos que ha realizado.
En 2011, decidió incursionar en la moda desde otra perspectiva, lanzando su propia colección Blash, producto de la necesidad de tener en el país una marca con estándares internacionales que “cubra la demanda y activar la industria que solo se mostraba a través de marcas costosas y de diseñadores exclusivos”.
Para lograrlo, se alió con su hija, Daniela Baquerizo, diseñadora graduada en Parsons, The New School (New York) y la cadena Megamaxi para posicionar sus colecciones y productos.
La aceptación fue tal que Blash se expandió a más de 50 líneas de ropa interior, deportiva, trajes de baño, para niñas, bebés, ropa blanca para el hogar y cosméticos. “La marca se caracteriza por innovar constantemente. La competencia es buena, pero siempre debemos ser mejores, tomando en cuenta el precio, calidad, punto de venta y marketing”.
El mayor reto para esta empresaria ha sido conocer al consumidor y presentar colecciones con “acabados perfectos” y que el precio final vaya acorde al mercado objetivo. La calidad es la mayor preocupación de Rosanna por lo que ha utilizado telas importadas de Colombia, Italia y Estados Unidos, para presentar colecciones competitivas. (I)
03
De Prati lleva 15 años trabajando con marcas nacionales propias
Abrió sus puertas en 1940 como un almacén de venta de tejidos importados, y en la actualidad es la tienda departamental más importante del país.
En 1973 fueron los pioneros en vender prendas nacionales (Boutique 33), confeccionadas en Cuenca, pero fue hace 15 años que decidieron apostar “el todo por el todo” a la industria local lanzando sus propias colecciones.
“Existía un vacío en cuanto a diseñadores, técnicos, maquinaria especializada y educación en la industria textil. Es ahí, cuando decidimos apostar por el desarrollo de la producción local y ser los pioneros”, cuenta Soledad Ponce, gerente sénior de Marketing.
Actualmente De Prati cuenta con 10 líneas de ropa para niños, mujeres, hombres, deportiva o de oficina como H&O Trybu, H&O, Isabella, Stefano, Expressions y Kiddo, entre otras.
En 2017, De Prati compró más de $ 113 millones al mercado ecuatoriano y fabricó más de 8 millones de unidades para sus 300 proveedores locales, generando miles de empleos de forma indirecta. Cuenta además con diseñadores especializados para cada una de sus marcas, quienes supervisan el trabajo de los proveedores. “Nuestro equipo de aseguramiento de calidad se encarga de revisar la capacidad productiva del taller o fábrica y de que sus instalaciones cumplan con los estándares requeridos”. (I)
04
Para que una marca sea exitosa no basta la calidad, también el mercadeo
Con 21 tiendas a escala nacional en Quito, Guayaquil, Cuenca, Machala, Ibarra, Ambato y Manta, Etafashion es otra de las cadenas de ropa más grandes del país. El 80% de su producción es nacional y genera miles de empleos.
Parte del éxito y aceptación que tienen sus productos se debe a la innovación tecnológica en los procesos de calidad y merchandising.
Camila Camacho, vocera de la compañía, explica que la cadena cuenta con tiendas que manejan un diseño arquitectónico moderno y minimalista que agiliza la distribución de secciones y departamentos. “Actualmente todas las tiendas manejan sistemas de luz led que no solamente ahorran energía, sino que también entregan una mejor calidad de luz que hace que destaquen las virtudes de las prendas y los productos”.
Este nuevo concepto de tiendas afianzará su desarrollo con el uso de carteleras digitales en tiendas que les “permitirá mejorar la comunicación con los clientes y también cuidar el medio ambiente disminuyendo el uso de papel”.
Camacho asegura que el uso de la tecnología va acorde a las exigencias del mercado. “Para que un producto se venda, necesita exhibirse correctamente y nosotros brindamos una experiencia casi sensorial con una correcta iluminación y climatización, haciendo que el cliente disfrute al máximo su tiempo en la tienda. (I)
05
Capacitación y modernidad son la clave para una industria competitiva
La diseñadora ecuatoriana Marisol Keng, quien estudió Moda en Italia y Argentina, país donde reside, asegura que en el Ecuador urge una revisión del pénsum académico de las escuelas de moda para que estén a la par de los grandes institutos del mundo.
“Mientras los textileros buscan tecnificación y hacer negocio en el exterior, los diseñadores se están quedando. Conocí chicas que ingresaron a estudiar Diseño de Moda por novelería. Así no se hace industria”.
A su criterio, la falta de mano de obra calificada es otro de los obstáculos que tienen los diseñadores. “Se han dado pasos grandes, pero aún se dan casos en los que los diseñadores tienen que enseñarle a su personal a cocer, casi desde cero, y eso atrasa los procesos”.
En la oferta académica del segundo semestre de 2017, de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, la carrera de Diseño de Moda solo se oferta en una institución pública (Universidad Técnica de Ambato), en un centro de estudio superior privado (Universidad Tecnológica Equinoccial) y en dos instituciones técnicas (Instituto Tecnológico Superior Eurodiseño del Ecuador y en el Instituto Tecnológico Superior Metropolitano).
La misma institución advierte, en su página web, que no financia becas en la carrera de Diseño de Moda y afines como parte del programa Universidades de Excelencia 2017. (I)