La camisa, el pantalón y la corbata fueron la indumentaria que lucieron para competir. Quizá para muchas personas, dichos atuendos no son los más confortables a la hora de realizar deporte, pero en esta oportunidad las reglas así lo exigían. Fue así que cerca de 150 personas se vistieron de gala para la Carrera de Meseros 2K que se desarrolló en Cuenca, como parte de las festividades por los 191 años de independencia de la ciudad.

La justa inició en el parque de San Blas. Desde un principio casi todo los meseros apresuraron el paso con la intención de adueñarse del primer lugar, pero en dicho intento cometieron errores que les obligaron a frenar su ímpetu.

Y es que las reglas no premiaban precisamente al más rápido, sino al más efectivo, es decir, quien lograra llegar a la meta con velocidad y con la mayoría  de productos intactos en su charol. Así también no era necesario ser profesional en dicha rama, pero sí utilizar la indumentaria como tal.

Sobre el charol estaban asentados un cartón de leche, una botella de gaseosa y dos vasos llenos de dichos líquidos. En los primeros 500 metros, la delantera la tomó Miguel Rea, un atleta activo de la ciudad que en meses pasados ganó una competencia atlética que comprendió 100 km de recorrido. El cuencano perdió el control de la carrera cuando llegó hasta el sector del parque Calderón, pues allí la superficie de adoquín no permitía un control total del charol, por lo cual tuvo que mermar la velocidad.

En el trayecto de la calle Simón Bolívar, centenares de personas alentaban a los competidores, aunque no podían ocultar su risa al ver algo poco común. En esos momentos el Sol era el causante de que la mayoría de los concursantes diera muestras de cansancio, evidenciado por el sudor que bañaba sus rostros.

El recorrido avanzó y en el sector de Corazón de Jesús, que representaba más de la mitad de la carrera, el líder era Javier Castro, quien mantuvo el paso hasta el final del recorrido en la Plaza de Santo Domingo.

Al llegar Castro a la meta, los organizadores comprobaron que tanto la botella de gaseosa como el cartón de leche estaban desparramados, mientras que los vasos apenas contenían líquido, por lo cual era muy complicado que se lleve la victoria. Diez minutos después esta tesis se confirmó, pues la mayoría de charoles llegó en mejores condiciones que el primero.

Mario Zhiminaicela sorprendió a la mayoría de espectadores, pues, a pesar de llegar décimo a la meta, su charol estaba completamente ordenado; la cantidad de leche y de gaseosa en los vasos se mantenía intacta, mientras que el cartón y la botella no tenían huellas de haberse movido de su lugar. Por ello los organizadores lo declararon ganador.

“Sé que no fui el más rápido, pero sí el más elegante y ordenado. Desde un comienzo utilicé todo lo aprendido en mi trabajo, pues me desempeño como mesero en un spa”, comentó el triunfador.

Mario contó que no le hizo falta entrenar para esta competencia, pues en donde labora realiza actividades parecidas a las de la carrera durante todo el año. “En el spa tenemos caminería exterior con gradas, en donde llevo vasos con líquido a los clientes y a gran velocidad”, indicó.

Gracias a su victoria, el ganador de esta competencia recibió como premio una beca de inglés por un año y un tour a la Ruta del Sol durante 4 días. El mismo reconocimiento tuvo Gladys Sinchi, quien fue la mejor entre las mujeres del certamen.