Con una remontada excepcional sobre la base de un juego colectivo, El Nacional triunfó ayer 2-1 sobre Emelec y Sixto Vizuete cumplió su esperado debut como estratega del conjunto del que es hincha confeso.

Por eso, los cerca de 9 mil seguidores que acudieron al estadio Atahualpa al final vitorearon con un “Sixto corazón” al entrenador ecuatoriano, quien respondió con palmas ese apoyo desde la zona técnica, en la que permaneció casi todo el encuentro de pie.

Por instantes con los brazos cruzados y en otros con su mano derecha en la quijada, estuvo atento a todo el accionar de sus pupilos, quienes se equivocaron reiteradamente en el cotejo, mas no recibieron llamados de atención.

Como es habitual en el cotopaxense, fue cauto en sus intervenciones, pero exhibió sorpresa y desconcierto por la serie de errores y sobre todo facilidades que brindó su plantel en media cancha. “Conseguimos una victoria ante un gran rival, vamos a esperar que los jugadores de a poco entiendan el modelo que deseamos implantar, pero esto nos servirá para continuar nuestro trabajo”, señaló Vizuete.

Fue el dueño de casa el que tuvo en un inicio el control absoluto del compromiso con diez minutos de velocidad extrema y buena entrega del balón, pero no pudo concluir con éxito ese dominio y de a poco entregó la iniciativa al rival.

Emelec, con más serenidad y gracias a la rapidez de Fernando Gaibor y Fernando Giménez, fácilmente arribó a la zona defendida por el local y puso en aprietos a la zaga y ante todo al golero Bonard García.

El elenco “militar” dio todo tipo de facilidades en la mitad de la cancha al dejar solo a un hombre de marca como Dennis Quiñónez en ese sector. Los tres restantes fueron  de proyección, pero lejos de la misión encomendada.

El capitán Marwin Pita lució desconcentrado, a ratos desanimado y en reiteradas ocasiones perdió el balón, luego de lo cual se generaron los contragolpes.

El elenco porteño dominaba y llegaba cuantas veces quería, pero careció de puntería para traducir en el marcador lo que exhibía en la cancha. Solo lo logró en el minuto final del primer tiempo (45’)  tras el cabezazo perfecto de Luciano Figueroa, quien sin marca apenas se elevó para decretar la primera conquista del compromiso.

El argentino lo festejó con los brazos abiertos y fue directamente a la barra “Boca del Pozo” para encenderla cuando había perdido ritmo y ánimo de alentar.

La anotación dejó contrariado al entrenador ecuatoriano que enseguida se dirigió al camerino. No quiso ni escuchar al preparador físico Hólguer González, quien le pidió esperar al equipo.

La buena lectura del compromiso que hizo Vizuete se reflejó en los cambios que ensayó. De entrada puso al atacante Édison Preciado en lugar del juvenil Luis Batioja y así el club adquirió mayor velocidad.

Con eso El Nacional volvió a visitar con peligro el pórtico de Esteban Dreer y conducidos por Marcos Caicedo se generaron las mejores  llegadas del dueño de casa; sin embargo, el atacante imbabureño Juan Luis Anangonó desperdició cada oportunidad de alcanzar la igualdad, por lo que las pifias de los hinchas no tardaron en escucharse.

Era el punto más bajo del plantel, pero el entrenador ratificó su confianza en el atacante que el año anterior fue el segundo goleador del certamen ecuatoriano.

Por eso en el segundo cambio sacó al volante Hugo Vélez e ingresó a Paúl Minda, con lo que se afirmó la superioridad del local, que pudo traducirla en la igualdad tras un buen tiro libre ejecutado por el zaguero Javier Chila, a los 62’.

El Nacional se adueñó del encuentro y con desesperación alcanzó la segunda conquista tras un desentendimiento de los emelecistas y el acierto de Marwin Pita a los 84’, que despertó la euforia en la banca y en los graderíos por el triunfo.