Viajan con sus bolsos llenos de esperanza
Les puede faltar técnica, pero nunca entrega y corazón, eso lo demostraron en cada jornada de entrenamiento, porque saben que son los mejores deportistas especiales del Ecuador y lo pondrán de manifiesto en los Juegos Mundiales de Grecia desde el 25 de junio.
La selección nacional intervendrá en 8 disciplinas. Cada deportista puede competir al menos en tres pruebas (según su disciplina) y en todas están mentalizados para subir al podio.
“Sé que voy a traer alguna medalla, entrené para eso y lo puedo cumplir”, dijo el tenista de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, Henning Zambrano, de 21 años, que junto a su cumpañero de raqueta, Jeancarlos Santana, ya vivió una experiencia similar.
Ambos participaron en el Mundial de Shangai (China) en 2007 y consiguieron el oro por parejas, con distintos compañeros. Forman parte también de los 10 mejores tenistas mundiales. “Me preparo siempre y estoy listo para viajar y regresar con un triunfo”, acotó Santana, de 17 años.
Todos los seleccionados cumplieron un trabajo de 6 meses, con microciclos mensuales de una semana en la Escuela Superior Militar de Parcayacu (Esmil), donde están concentrados desde el último lunes previo al viaje que realizarán mañana a las 04:00.
Tardarán casi 48 horas en llegar a la capital de Atenas (cuna del deporte olímpico), por la serie de escalas que cumplirá su vuelo. Son seis horas de diferencia las que existen entre Ecuador y Grecia.
Para evitar problemas físicos y médicos con el nuevo horario que tendrán en Europa, cumplen un régimen de adaptación que incluye acostarse y levantarse más tarde.
Además, como parte de la delegación viajará un médico que controlará todos los cambios que puedan presentar los deportistas, que no tendrán inconvenientes con la alimentación.
“Ellos saben qué deben comer, quizás sean alimentos nuevos y que al principio no les agrade, pero como no habrá alternativas ingerirán sin problemas”, acotó José Prado, entrenador de atletismo.
En sus flamantes maletas azules, a más de la indumentaria de competencia llevan la esperanza y los sueños de seres humanos que anhelan retribuir en el deporte el sacrificio y la dedicación que reciben de sus familias. A la mayoría de chiquillos al principio les costó separarse de sus progenitores.
“Es entendible, porque es con los padres con quienes pasan la mayor parte del tiempo, pero cuando entrenan no pueden estar cerca porque les crean confusión. Ellos no saben si escuchar a sus padres o a los entrenadores, entonces se distraen y no logran concentrarse. Por eso, aunque al principio muchos hasta lloran, es mejor hacerlos independientes”, afirmó el jefe de la delegación, Nicolás Cueva, quien además es entrenador de tenis.
El ciclismo es una de las disciplinas más caras en esta competencia. La bicicleta más sencilla alcanza un valor de mil dólares y la financian los padres de familia. Cada uno la trasladará en el mismo avión. Las llevan desarmadas en maletas especiales y totalmente cubiertas para evitar daños.
El desafío concluirá el 4 de julio y al día siguiente estarán de retorno a suelo ecuatoriano. “Vamos a regresar con muchas medallas, eso es seguro”, dijo la nadadora Adriana Reyes, quien cursa el tercer año de Educación Física en la Universidad Estatal de Guayaquil.