Guadalajara acoge desde hoy  la XVI edición de los Juegos Panamericanos, que cumplen ya 60 años, con la intención de dar una imagen que dé opciones a albergar algún día un acontecimiento polideportivo de un escalón superior.

Así sucedió de hecho con la anterior edición, celebrada en Río de Janeiro en 2007, y que le supuso a la ciudad brasileña un trampolín excepcional para lograr un sueño: ser sede de los Juegos Olímpicos de 2016. La organización de Río fue prácticamente impecable, con unas instalaciones de gran nivel olímpico, y con unos resultados deportivos muy notables. Estados Unidos fue una vez más el gran triunfador de los Juegos de Río. Obtuvo 97 oros y sus representantes cosecharon preseas en casi todas las especialidades.

La lluvia y el frío con los que amanece en  Guadalajara no restan color a la Villa Panamericana ni entusiasmo a los atletas, que aprovechan el tiempo libre para relajarse, “ponerse guapos” y contactarse  con sus familias. “No siento nada de nervios de momento”, dijo Pedro Sibila, ciclista de la selección de Cuba.

“Hemos tenido problemas con la bicicleta y no hemos podido entrenar en la pista por la lluvia, pero estoy tranquilo”, añadió el corredor, que como tantos otros de sus compañeros aprovechó la jornada para contactarse con los suyos desde una sala con Internet.

“Aquí puedo comunicarme con mi gente de Cuba y con amigos míos que están en otros países. Hacerlo desde Cuba es complicado. Desde aquí es mucho más fácil”, comentó Sibila, mientras tenía abiertas varias ventanas de conversación en el chat de la red social Facebook.

En el espacio principal de la Villa hay numerosos comercios, desde los  que venden, entre otras cosas,  artículos  oficiales de la competición, hasta establecimientos de las principales compañías de comida rápida, donde se degustan  pizzas, alitas de pollo y hamburguesas.

En las mesas los atletas charlan entre ellos de forma relajada y conviven con periodistas y compañeros de distintas selecciones. En ese ameno ambiente cotidiano, los deportistas y miembros de los respectivos cuerpos técnicos aprovechan para sacar pesos (la moneda de México) del banco, compartir experiencias mientras comen sushi (no solo hay tacos), tomar café para combatir el frío y prepararse para la competición, incluso en el aspecto estético.

“Todos los días por aquí pasan más de 20 atletas”, comentó  Diego Ayala, una de las personas que trabajan en la peluquería ubicada en plena Villa. “Están a gusto, hablan de sus cosas, de cómo  lo están pasando... pero sobre todo quieren ponerse guapos antes de la competición”, añadió.

Cortes de pelo, lavado y secado de cabello, manicura, pedicura, maquillaje, tintes, depilados... todo lo necesario para ofrecer la mejor imagen  ante millones de espectadores, que podrán disfrutar de los Juegos.

A  partir de hoy se espera que el clima  mejore y, asimismo, que  los efectos del  “Jova”, que bajó de huracán a tormenta tropical,   desaparezcan paulatinamente.

“El hecho de estar mojándose es un riesgo para la salud”, comentó  Yareli Santos, miembro del personal técnico de la delegación venezolana. “Es mayor el riesgo de que se resfríen o contraigan enfermedades, desde luego este clima trae consecuencias negativas”, agregó.

“Jova”, cuyo ojo tocó tierra la madrugada del miércoles en la costa central del Pacífico mexicano, se debilitó y cayó de categoría 2 a 1 en la escala Saffir-Simpson (de un máximo de 5), luego se degradó a tormenta tropical. Las lluvias afectan a los estados de Jalisco, Michoacán, Nayarit y el sur de Sinaloa.

El sentir general en la Villa es que las precipitaciones y el frío sin duda son factores negativos, pero se confía en que la situación sea pasajera. Es un deseo que comparten tanto deportistas como locales comerciales, ya que las cifras de ventas en estos días no han sido halagüeñas.

“Ayer no  vendí ni un solo helado”, declaró  Mariana Camarena, la encargada del establecimiento principal de este producto que hay en la Villa. “No sale casi nadie a la calle”, apuntó Elizabeth desde su tienda de bollería. “Estamos a la intemperie y este clima nos afecta mucho, apenas hemos podido vender   hoy (ayer)”.

Por otra parte, la antorcha  llegó el miércoles a Chapala, 50 kilómetros al oeste de Guadalajara, antes de la apertura de la cita  que arranca hoy  con la inauguración en el estadio Omnilife.

Los portadores de la antorcha recorrieron unos 38 kilómetros a pie, a caballo y en bicicleta; el fuego fue trasladado a través del lago en lancha desde el conocido pueblo de Ajijic al malecón de Chapala.

Ayer el espíritu de la justa deportiva debía  llegar a Lagos de Moreno, donde tendrán lugar las pruebas de béisbol y desde donde iniciará su recorrido por las calles y plazas de esa localidad. El último punto antes de llegar a

Guadalajara será el poblado de Amatitán, donde visitará las haciendas tequileras y pasará por el paisaje de los campos de agave, cactus del que se extrae esta  bebida considerada patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Previamente a la ceremonia de inauguración de  hoy,  la antorcha llegará a la zona metropolitana de Guadalajara y tocará los municipios de Tonalá, Tlaquepaque y Zapopán para concluir su camino en el centro histórico de Guadalajara.

El fuego permanecerá hasta las 19:00  en una réplica del pebetero del estadio Omnilife en la Plaza Liberación, punto central de Guadalajara, donde se desarrollarán espectáculos musicales, antes de llegar al estadio para la ceremonia de apertura (20:00).

La antorcha fue encendida el pasado 26 de agosto en una ceremonia realizada en la zona arqueológica de Teotihuacán. A lo largo de 32 estados de territorio mexicano, la antorcha panamericana recorrió 15.000 kilómetros y fue llevada por 3.500 corredores.
Los XVI Juegos Panamericanos se inauguran hoy, pero las competencias arrancarán a partir de mañana.