Una tradición que no muere
El lunes comenzará en Londres, Inglaterra, el torneo de Grand Slam más antiguo y para muchos el más prestigioso: Wimbledon.
Hasta el año 1974 este campeonato y el abierto de los Estados Unidos y de Australia, se jugaban sobre canchas de césped; en la actualidad el único que conserva esta superficie es Wimbledon, además, mantiene intactas otras tradiciones, como el uso exclusivo de ropa blanca para los jugadores y el descanso del primer domingo -solamente tres veces en la historia del torneo se jugó en ese día, debido al mal tiempo, siendo la última el 2004-.
Otra tradición de Wimbledon es que el primer partido en la cancha central lo juega el campeón del año anterior. Este torneo es el único en el mundo que no se guía exclusivamente por el ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), y tiene un comité que decide los cabezas de serie, de acuerdo con su análisis de resultados sobre canchas de hierba o a criterio de sus miembros y esto es algo que muchas veces crea polémica entre los jugadores.
El torneo se jugó por primera vez en 1877, en el All England Lawn Tennis and Croquet Club, en el suburbio londinense de Wimbledon; este año se celebrará la edición número 125 en el mismo club.
Hay que señalar que el certamen fue suspendido desde 1915 hasta 1918, a causa de la Primera Guerra Mundial, y en 1940-1945 por causa de la Segunda, inclusive la cancha central sufrió los estragos de las bombas alemanas, una de las cuales impactó en el techo y destruyó parte de las tribunas.
El último campeón británico fue Fred Perry en el año 1936 y la última ganadora de ese país, Virginia Wade, en 1977. Por eso, todas las expectativas estarán centradas este año en el escocés Andy Murray, quien en caso de romper esa sequía de títulos, pasaría a ser una especie de héroe nacional.
La temporada sobre canchas de césped es muy breve, con sólo dos semanas de torneos previos a Wimbledon. El tiempo de preparación es extremadamente corto, especialmente para los jugadores que llegan a instancias finales en Roland Garros.
Las situaciones a las que se enfrentan los jugadores profesionales a lo largo de la temporada son las causas por las cuales el tenis es un deporte tan difícil, los constantes viajes, cambios de superficie, de pelotas, de clima, de huso horario, incluso de cama, pues pasan el año de hotel en hotel. Esos son algunas de los obstáculos que tienen que sobrellevar. Muchas veces vienen de ganar un torneo el domingo, viajan lunes, y martes ya están jugando el primer partido del siguiente.
Por ejemplo, Nadal ganó su sexto título en París el domingo 5 de junio y el lunes 6 tuvo una sesión fotográfica en Euro Disney, en las afueras de París toda la mañana, ese mismo día viajó a Londres y cumplió su primer entrenamiento sobre la hierba de las canchas del club de Queens.
El martes estaba jugando y ganando su partido de primera vuelta de dobles; el miércoles se adjudicaba su primer encuentro de singles sobre el australiano Ebden, el jueves vencía al siempre complicado checo Stepanek en tres sets, el viernes caía ante el francés Jo-Wlifried Tsonga en tres disputados sets, lo cual, teniendo en cuenta el desgaste de los días previos y la calidad del rival, difícilmente podría calificarse como sorpresa.
De todas maneras pienso que “Rafa” logró lo que quería, que era jugar varios partidos sobre esta superficie antes de Wimbledon, descansar un par de días en Mallorca, para llegar a Londres fresco, cumplir una buena semana de entrenamiento con su equipo de trabajo y llegar en su mejor forma física y técnica para lograr su objetivo principal, la defensa de su título.
Tanto Roger Federer como Novak Djokovic, los dos principales obstáculos de Nadal en la defensa de su título, prefirieron descansar esa semana y no jugarán ningún torneo preparatorio, pero si alguien sabe cómo llegar en su mejor forma a Wimbledon es Federer, sus seis títulos y siete finales consecutivas (2003 a 2009) lo confirman.
Roger llega muy bien anímicamente, después de haber disputado la final de Roland Garros, con victoria sobre Djokovic en semifinales, y de jugar cuatro disputados sets contra Nadal en la superficie favorita del español, además, no debemos olvidar que de los 16 Grand Slams del suizo, 6 los consiguió en Wimbledon, en siete finales. No sorprendería mucho si Federer ganase su séptimo trofeo sobre el pasto londinense.
Por su parte a Novak Djokovic le encantaría lograr su ascenso al primer lugar del ranking con su primera victoria en Wimbledon. Es el jugador con mejores resultados en lo que va del año, con una sola derrota (contra Federer en semifinales de París), con su servicio ampliamente mejorado en relación al año pasado, su gran movilidad, su sólida devolución de servicio, y tiene las armas para conseguirlo.
El cuarto aspirante a destronar a Nadal es Andy Murray, quien viene de ganar el torneo de Queens la semana pasada; esto ha creado mucha expectativa y garantiza que en cada partido cuente con el apoyo de un público que está desesperado por ver a un británico coronarse campeón en la catedral del tenis.
Hay que ver si Murray consigue aprovechar esa situación y desarrolla todo su juego o si sucede lo contrario y eso se convierte en un factor de presión para él, como le ocurrió en algunas ocasiones a Tim Henman.
Hay algunos jugadores que quieren meterse en la pelea y que podrían avanzar lejos en el cuadro, incluso eliminar a alguno de los favoritos, pero dudo mucho que se queden con el premio mayor. En ese grupo están el dos veces finalista Andy Roddick, el finalista del año pasado, el checo Thomas Berdych, los franceses Tsonga, Monfils, Gasquet, y sacadores como los americanos Sam Querrey y John Isner, quien jugó contra el francés Nicolas Mahut el partido más largo en la historia del tenis, que se disputó en tres días, tras muchas interrupciones y con una duración de 11 horas y 5 minutos.
Este año no tendremos representantes ecuatorianos en los cuadros de damas o de caballeros. Giovanni Lapentti fue eliminado en el primer partido del torneo de clasificación frente a Jurgen Zopp de Estonia, tras haber perdido el primer set y estando 0–2 en el segundo, tuvo que retirarse debido a una lesión en la rodilla que lo mantendrá alejado varios días de los entrenamientos. Esperemos que se recupere a tiempo para la serie de Copa Davis Ecuador–Canadá, que comenzará el 8 de julio.
La situación es diferente en la categoría juvenil, en la que tendremos a Diego Hidalgo en el cuadro de varones y a Marie Elise Casares en el de damas.
Seguiremos atentamente su participación.