La explanada del Centro Cívico de Guayaquil fue el escenario donde el Ministerio del Deporte hizo oficial lanzamiento del Plan de Alto Rendimiento que alberga a 278 deportistas del país y que tienen proyección para clasificarse a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

En la ceremonia, además de haber estado presente el ministro de esta Cartera de Estado, José Francisco Cevallos, acudió el presidente de la República, Rafael Correa Delgado, la gobernadora del Guayas, Viviana Bonilla, los dirigentes de las 47 Federaciones Ecuatorianas por Deporte que son reconocidas por el Mindeporte, y los deportistas que son los beneficiados con este plan.

"Hicimos un gran esfuerzo al haber reunido aquí a la mayoría de los atletas que gozan del plan; ellos son quienes tienen por objetivo subir al podio en los JJ.OO. de Río 2016", acotó Cevallos, quien aseguró "antes del evento al que se han proyectado, los deportistas tendrán que superar este año los Bolivarianos de Perú, en 2014 Sudamericanos de Chile y 2015 los Panamericanos de Toronto".

El ministro también habló del compromiso que tienen los deportistas por cumplir con el país; en referencia de que los que no constan en el Plan de Alto Rendimiento saben que a base de marcas y logros pueden entrar.

"Hay balances técnicos que dicen al atleta como clasificar; se los hace cada año. De eso depende que ellos ingresen o salgan", mencionó.

Por su parte, el presidente Correa ratificó el "Sí" del apoyo con que se ayuda al deporte ecuatoriano, ya que a su parecer los más de $ 60 millones destinados pudieron haber servido a la construcción de muchas obras.

"Al Estado le cuesta $ 60 millones la mejora del hospital Verdi Cevallos Balda, de Portoviejo. Con ese monto se pueden crear 20 ‘ultramodernas’ escuelas del milenio, 200 centros de desarrollo infantil, que son muy necesarios (...) Ese dinero significa que a cada deportista le toca $ 217.663, es decir 683 salarios mínimos o, en otras palabras, 57 años de trabajo para un obrero en el país".

Ante todo ese desglose, Correa se auto-preguntó si era necesario y, pues, él mismo asintió "Sí, sí vale la pena", ya que piensa que así "se venció a la desesperanza, ese veneno letal que la partidocracia tuvo muchos años".