En 2013 se cumplirán 20 años de que el deportista cubano Javier Sotomayor alcanzó el récord, hasta ahora insuperable, en salto alto (2,45 metros). Han pasado 11 años desde su retiro de las pistas, pero esa hazaña, conseguida en Salamanca, España, quedó grabada en su memoria.

Su secreto del éxito fue simple: quererlo. Cuando se lo propuso, al iniciar su carrera como deportista, alcanzó la gloria. Su 1,95 de estatura también ayudó, aunque su mentalidad ganadora sobrepasó esa altura. Aún conserva esa actitud que le permitió ser uno de los mejores de la disciplina, pero ahora la imparte a los atletas cubanos como representante o manager del grupo.

En los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, la delegación cubana, incluyendo a Sotomayor, se solidarizaron con Corea del Norte (excluido de la competencia) y no participaron en esta edición olímpica. “No sé si hubiera ganado más medallas en ese año”, comentó el deportista, quien es partidario del régimen cubano.

“Los resultados del deporte cubano se lo debemos al sistema deportivo que tenemos, la captación desde temprana edad y el seguimiento de cada atleta. El Estado influye en el hecho que muchos de los atletas cubamos seamos campeones mundiales y olímpicos, pese a todas las dificultades económicas que tenemos”, dijo.

Si bien para Sotomayor al deporte ecuatoriano no se lo puede comparar aún con el de su país, afirmó que el trabajo que realiza el Ministerio del Deporte permitirá alcanzar glorias deportivas en poco tiempo. “Los niños necesitan ese apoyo que les están brindando”, comentó. Además indicó que los atletas clasificados a los Juegos Olímpicos deben recibir un “trato especializado” antes de estas competencias.