Skateboarding: cuando la vida marcha sobre ruedas
Un tour por Quito, que incluya sitios para “resbalar” en patineta, suena muy interesante, sobre todo si proviene de un amante del skateboarding, quien hasta para ir a la tienda utiliza la tabla con ruedas.
Pasa el tiempo y Alejandro Celis, de 22 años, no pierde el entusiasmo por andar en patineta. Verse en un auto lujoso, vestido con terno y zapatos de suela no son ilusiones que entren en su imaginario. Prefiere la ropa informal, el calzado deportivo y movilizarse en monopatín.
Mirarlo es como observar a todos los skaters, incluso a quienes entran en edades menos juveniles. Las vías de las grandes ciudades son las pasarelas urbanas por donde a diario desfilan con jeans, gorras, capuchas y camisetas.
En el skateboarding lo primordial es la comodidad y la diversión espontánea de hacer alguna pirueta mientras se camina hacia el trabajo, al colegio, a la universidad... en fin, en cualquier parte.
Los skaters de Quito consideran que es necesario rediseñar las pistas públicas existentes en la urbeEl monopatín es un vehículo versátil, inmune al tráfico; el skater puede utilizar la calle o la vereda, incluso convertirse en peatón si lo desea. Es tan fácil de llevar que, cuando hay apuros, basta colocarse la patineta al brazo para ser pasajero en los medios de transporte público. En estos chicos siempre prevalecerá la intención de rodar en la tabla.
Celis, por ejemplo, reside en la comuna San Bernardo, al sur de Santiago de Chile, y para llegar al Instituto Profesional AIEP, donde estudia Ingeniería en Hotelería y Turismo, demora 90 minutos. No le importa madrugar debido a que se moviliza al establecimiento con su patineta y además entrena. Un aspecto importante en todo skater es vencer el miedo, no pensar demasiado antes de intentar algún movimiento nuevo.
Las lesiones, dice Celis “son cuestiones del oficio”; en su caso ha padecido esguinces en las manos y los tobillos, aunque lo peor que experimentó sucedió hace ocho años cuando, al intentar sortear unos escalones, el pie izquierdo se le dobló hacia adentro y se fracturó la tibia. Pasó dos meses en recuperación; le dolió más la imposibilidad de subirse al monopatín.
El skateboarding es un estilo de vida, Celis espera recibirse este año de ingeniero y fusionar los conocimientos de sus dos pasiones en un solo emprendimiento: tours en Santiago por lugares donde se pueda descansar, relajarse y entretenerse en patineta. “Aprendí a dominar el skate a los 11 años; quiero vivir de esto y hacerlo hasta morir”, confiesa entre risas.
De visita
Al ritmo de hardcore, hip hop y otros géneros musicales, medio centenar de skaters aprovecharon las rampas en las que minutos después se presentaron tres exponentes profesionales. El chileno Alejandro Celis, el guayaquileño Napo Mata y el quiteño Paúl Morales deleitaron con sus habilidades a los aficionados que concurrieron el pasado sábado al parque La Carolina de Quito.
Los intentos, las caídas y los trucos bien ejecutados emocionaron a los presentes. Celis actuó con frialdad, entre sus favoritos están los “grabs”, donde el skater sale de la rampa, se agacha sobre la patineta en el aire y toma la tabla con la mano.
Morales insistió con los “flips”: el exponente salta, el tablero gira bajo los pies, y vuelve a caer sobre el implemento. Mata hizo un “ollie” y generó varios aplausos. Este es uno de los movimientos básicos del skateboarding: al permanecer en el aire, se suben los pies y se flexiona las rodillas con el propósito de alcanzar mayor altura.
Los deportistas se mostraron contentos ante esta oportunidad. Como integrantes del equipo Adidas Ecuador, Celis, Morales y Mata se alistan para competencias nacionales e internacionales.
Morales se sintió complacido por la masificación que experimenta la práctica; cada vez se incrementa el número de chicas y varones que incursionan desde edades más tempranas, dos muestras de que el mundo del skater marcha sobre ruedas.
DATOS
El domingo pasado, Alejandro Celis efectuó otra exhibición en “La Roca”, un skate park ubicado en Carapungo, al norte de Quito.
Una de las ventajas de los exponentes de Chile, según Celis, es contar con una federación de skateboarding. Este organismo organiza entre cuatro y cinco torneos nacionales al año en ese país.
El guayaquileño Andrés Holguín, de 35 años, uno de los exponentes más experimentados del país, considera necesario organizar asociaciones provinciales y una federación nacional para promover más la actividad, que solo en la capital reúne a unos 5.000 practicantes.