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“Si llego al Mundial 2014, mi nueva meta será la final”

“Si llego al Mundial 2014, mi nueva meta será la final”
15 de abril de 2012 - 00:00

El juez central manabita Carlos Vera busca convertirse en el tercer árbitro ecuatoriano que participe en un Mundial de fútbol. Antes lo hicieron los colegiados Elías Jácome (+) en Italia 90 y Byron Moreno en Corea Japón 2002.  

Vera, hijo del ex juez de línea Ramón Vera y hermano del también juez profesional Sandro Vera, y los réferis de segunda categoría Ángel y Félix, es uno de los 10 árbitros sudamericanos pre clasificados para Brasil 2014. De ellos, solo 7 llegarán a la cita ecuménica.      

¿Cómo tomó la noticia de ser uno de los árbitros pre clasificados al Mundial de Brasil 2014?

Con mucha alegría, sabiendo que es el resultado del esfuerzo, la voluntad y las ganas que le he puesto a esta profesión, durante todo el tiempo que llevo en el arbitraje. Ahora espero cumplir el objetivo de llegar más allá, no solo estar en la pre selección, sino lograr uno de los cupos para ir a Brasil.

¿Considera que sí tiene posibilidades de estar en la lista definitiva, si compara su nivel con el restos de los réferis de  Sudamérica?

Tengo muy buenas opciones, porque los 10 árbitros que estamos pre seleccionados somos nuevos, de una camada que se la viene trabajando desde el torneo Sudamericano Sub 20, la Copa América. Todos tenemos las mismas posibilidades.

¿Ve al arbitraje ecuatoriano a un nivel propicio para dirigir en un Mundial?

Claro que sí. Si no creyera en las condiciones de nuestro arbitraje, no estaría aquí. Ecuador tiene un excelente nivel y la cantidad de designaciones internacionales que se le han dado este año y los años anteriores así lo reflejan.  

¿Llegar al Mundial es el objetivo más alta que usted se ha propuesto?

Indudablemente, es una meta que todo árbitro se traza cuando empieza su carrera, pero al estar en un momento tan cercano de llegar al Mundial la meta crece y uno piensa en, por qué no, pitar la final.

¿Qué fue lo que le sedujo para dedicarse al arbitraje?

Mi papá fue árbitro asistente por muchos años, mi hermano Sandro también. Hemos sido una familia de árbitros y eso me motivó para seguir en esto.

¿De niño tuvo la intención de convertirse en jugador? 

Siempre me gustó el fútbol. Practiqué  desde muy pequeño, fui portero y delantero. Somos 5 hermanos varones, jugábamos mucho en el barrio (cantón Junín) y una vez se me dio la oportunidad de actuar en un torneo juvenil Sub 16.

En alguna ocasión me tocó entrar al arco y me fue bien, incluso, luego entrené en un equipo de segunda, en Calceta, pero me fracturé los dedos en una práctica y lo dejé. Intenté ser médico, pero luego surgió la oportunidad del curso para juez y me decanté por eso. En la selección de árbitros tapaba mi hermano (Sandro), que era excelente y era imposible banquearlo.

¿Considera que los árbitros tienen que pagar un “derecho de piso” hasta que demuestren su carácter en la cancha?

Sí, porque todos tenemos que graduarnos como se dice. En los primeros partidos oficiales hay nervios; los jugadores muchas veces lo miden a uno y saben cuándo uno es nuevo. Realmente hay que sacar fuerzas  para sobreponerse a esas situaciones e ir demostrando lo que uno conoce para comenzar una carrera que puede ser exitosa,  si es que se hacen bien las cosas.

¿Cómo tolera los insultos que muchas veces recibe en los estadios?

Hay que mantener la tranquilidad y prepararse psicológicamente para eso. Cuando uno va creciendo, entiende la profesión que  eligió y hay que tener en cuenta  las situaciones adversas porque no se las puede dejar de lado. En primera división se va a estar expuesto con mucha más fuerza a la crítica, al insulto, a la presión... El árbitro debe tener una fortaleza psicológica muy alta para sobrellevar esos momentos y aceptar que hay ratos buenos, pero también tropiezos.

Usted ha dirigido finales del torneo local, Copa América, Libertadores y Eliminatorias... ¿Existe un partido que lo haya marcado?

Hay dos que no quisiera que se repitieran nunca y si pudiera retroceder el tiempo los cambiaría. Primero, el Clásico del Astillero en el que falleció Carlitos Cedeño y segundo, el encuentro entre Universidad de Chile y Alianza Lima por Sudamericana (terminó 2-2 con un polémico gol de los chilenos). Son esos tropiezos que comenté antes y uno debe tener la fortaleza necesaria para sobreponerse.

¿Funciona la intuición durante un partido?

Soy una persona que siempre le dice  a sus compañeros que no hay que jugársela en una situación. Óscar Julián Ruiz daba un consejo aprendido de su padre: “sancione lo que ve”. Así siempre será justo. Eso le resalto a mis asistentes, porque si nos arriesgamos o se sanciona por intuición nos podemos equivocar. A lo mejor en algún momento puede dar resultado, pero es más factible dictaminar lo que vemos. 

¿Qué opina sobre la tecnología que se ha implementado y que se propone para el futuro?  

Con todo lo que sea beneficioso para mejorar la situación arbitral estoy totalmente de acuerdo. Por ejemplo, el sistema de comunicación del bip, que tienen los banderines de los asistentes con el central, perfecto. El intercomunicador que nos permite estar en contacto permanente con los líneas y el cuarto juez ha ayudado muchísimo a tomar mejores decisiones.

Lo de las cámaras no podría darse porque se quitaría la esencia del fútbol,  el hablar después del partido... En toda jugada polémica se perdería tiempo y se quitaría el espíritu de un partido de fútbol.

¿Existe algún jugador que usted disfrute ver sobre el campo?

Ahora me ha tocado dirigir y ver de cerca a Neymar del Santos, a Deco del Fluminense y  a Lionel Messi en eliminatorias. Verlos a ellos ha sido una gran satisfacción.

¿Alguna vez felicitó a un jugador luego de un gran gol?

Generalmente suelo hacerlo cuando termina el partido, pero no de manera puntual a un profesional específico.

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