Ser comunicador en la era del Twitter, Internet y Playstation
Más te vale que estés seguro de lo que escribes, tu memoria debe ser rápida y efectiva. Tan rápida como el que escucha y tiene afán de réplica, con recurso de computadora a la mano.
El fanático de hoy es mucho más exigente, conocedor y “reclamón”, vive con la consigna de buscar el momento en el cual pueda corregir -si es con ridículo de por medio, mejor- al periodista que informa, comenta o escribe.
La desconcentración, un error involuntario o una leve imprecisión pueden sentenciar al escritor a ser presa del cazador de fallas que lo acecha. Al mismo tiempo, esta realidad da mayores beneficios a todos los receptores de noticias, puesto que a los comentaristas irresponsables o malintencionados atrás de los sucesos ya no les será posible decir cualquier cosa, sin correr el riesgo de ser refutados, aclarados y, quién sabe si en el camino, humillados.
La voz entusiasta y melodiosa que se pueda escuchar en pantalla o en la radio, en el Twitter no funciona, hay que tener la base del dato real y preciso. Pero ocurre que, en muchos de los lugares donde se labora hoy en día, no hay posibilidad o capacidad para usar los recursos de quienes, cómodamente desde casa, siguen la información.
Muchas de las plazas con cabinas de radios en los estadios no tienen acceso a Internet. Nos quedan entonces los teléfonos inteligentes... pero, ¿han tratado alguna vez narrar o comentar un partido, al mismo tiempo que buscan información sobre las letras diminutas que ofrecen estos móviles?
Hay que ir preparado para el evento en el que nos tocará laborar, mas igual habrá momentos que nos pondrán en aprietos.
¿Y qué pasa si la información que necesitamos no está en nuestros apuntes previos? Aquí interviene el productor de campo, quien previamente debe haber solucionado cualquier limitación y tener, a toda costa, acceso a datos. Pero si eso falla, la era actual nos ofrece una solución: les aseguro que una fuente confiable entre los seguidores en Twitter podrá resolvernos el problema.
El arte de describir las acciones y el mundo que vemos para otros exige mucho más hoy, la era de describir primero e informar después quedó en el pasado.
No es nada sencillo, la verdad es nunca lo debió ser; el culto al facilismo introdujo a muchos en una dimensión mediocre, de omnipotencia y arrogancia al creer ser los únicos que conocen la verdad. Había más interés en firmar, salir o hablar en la nota antes de preparar el contenido de ese trabajo.
El objetivo es informar a la comunidad y no jactarse de haberle ganado a la competencia.
Qué maravilloso resulta ser corregido por un niño de 11 años que juega Playstation todo el día y conoce las alineaciones de fútbol internacional, incluso mejor que alguien que se dedique a esto profesionalmente. Es una ayuda que beneficia a otros.
De eso se trata todo esto, de que el beneficiado sea el receptor de la noticia, no el que la transmite... ¿o no?