Es actualmente el jugador activo con más edad en el fútbol nacional, dentro de 4 meses cumplirá 41 años. Su carrera es un cúmulo de anécdotas
Sánchez allana el camino para su retiro (Infografía y Galería)
Ambato.-
- Tranquilo, socio, usted tiene que quedarse. Voy a llamar a mi señora para que acompañe a la suya durante el parto.
- Te lo agradecería mucho, hermano. Estoy preocupado, dejé a Liliana en la clínica con su madre. Ya estaba con los dolores.
A 20 minutos del partido decisivo, Wellington Sánchez recibió una llamada desde la Clínica Kennedy de Guayaquil. Su tercer y último hijo, Wellington Matías, acaba de llegar al mundo, mientras él estaba a punto de saltar a la cancha del estadio Capwell para el cotejo contra Aucas. El duelo era decisivo, dependiendo de otros resultados, Emelec guardaba esperanzas de coronarse campeón por décima vez.
Sumergido en el pasado, el ‘Viejo Willy’ reconstruye aquel diálogo con Otilino Tenorio (+), quien intentaba aplacar su angustia. No era fácil imaginarse a la mujer amada dando a luz y no estar junto a ella.
Afortunadamente, el niño no solo nació sin complicaciones, sino que “vino con el trofeo bajo el brazo”. Emelec se impuso 2-1 a la escuadra ‘oriental’ y, gracias al empate 0-0 de Barcelona con Liga de Quito en la Casa Blanca y de la derrota 4-1 de El Nacional a manos de Deportivo Quito en el Atahualpa, se ciñó la corona. Estos acontecimientos hicieron del 22 de diciembre de 2002 una fecha inolvidable para el mediocampista ambateño.
Sentado en el sofá de su casa, donde los muebles color taxo ayudan a resaltar su vestuario gris, el volante reproduce algunos recuerdos de sus 23 años dentro del balompié profesional. A 4 meses de cumplir 41 años, Sánchez es el jugador con mayor edad del Campeonato Ecuatoriano de 2015 y con 576 encuentros en la primera A (contado el de ayer frente a Liga de Quito), uno de los elementos con mayor cantidad de lances en la historia del torneo.
El récord de más actuaciones en la serie de privilegio le pertenece a Carlos Javier Caicedo (40 años), quien sumó 663 presentaciones entre 1993 y 2012.
Esa marca, aunque le habría gustado batirla, no es la prioridad del ‘Cocoliso’, que anuncia su retiro para este año, pues su propósito es colgar los botines rindiendo al máximo y aportando a la clasificación de su club a un torneo internacional. Esa sería la despedida ideal.
Sánchez no es partícipe de abandonar el fútbol en un compromiso-tributo, donde los amigos del homenajeado se dividen en dos equipos y luego el árbitro pita un penal para que el protagonista del festejo anote un tanto.
Su anhelo es retirarse a “largo plazo”, disputando puntos en confrontaciones oficiales. Cada encuentro será un adiós particular.
Vivencias
Tras despedirse del técnico Julio ‘Turco’ Asad, luego de la penúltima práctica de Mushuc Runa, previo al choque contra Liga de Quito, ‘Viejo Willy’ recoge sus cosas. Su hijo Matías le sale al encuentro. El ‘Turco’ lo sigue con la mirada, el frío en el sector de Tisaleo promedia los 10 grados centígrados.
A tiempo de frotarse las manos para generarse calor, Asad comenta que los elementos experimentados como Sánchez ayudan a calmar la ansiedad de los jóvenes.
La ansiedad de los juveniles es la misma que masticó Sánchez a los 17 años cuando debutó con Técnico Universitario ante El Nacional, en el Bellavista de Ambato. Pese a perder el partido, fue el estreno soñado. Él quería dar sus primeros pasos ante un elenco grande. Ese día afrontó a Héctor Lautaro Chiriboga, José Lupo Guerrero, Cléber Chalá... a quienes, hasta ese entonces solo veía por televisión.
Pero la gloria es algo que se construye a pulso. Para acceder a un plantel de jerarquía primero pasó por Universidad Católica en 1993, donde halló la vitrina que lo llevó un año después a El Nacional.
El volante sonríe cada vez que su memoria se detiene en aquel pasaje. Iba a ser compañero de algunas de las grandes figuras con quienes se inauguró en la primera A.
Su desempeño a lo largo de 1994 no únicamente le propició la oportunidad de crecer como deportista profesional, también le otorgó el primero de los 4 tantos que marcaron su vida. En los instantes finales, tras aprovechar un pivoteo de José Lupo Guerrero, dio media vuelta y concretó el gol de la victoria 1-0 ante Emelec en el Atahualpa. El entonces veinteañero le permitía al ‘Bitricampeón’ clasificar a la Copa Libertadores de 1995.
Otro tanto que rememora en medio de suspiros es el que le hizo a José Luis Chilavert durante la Copa América ‘Bolivia 97’. Aquella conquista de tiro libre tiene doble valor: se la hizo al mejor arquero del mundo en aquella época y consolidó su nombre como fijo en la Tricolor, en la que estuvo a lo largo de una década, comenzando en 1995.
Las otras dianas que ponen brillo en sus ojos son la de tiro libre a Sporting Cristal en Lima, con la que Emelec venció 1-0 en juego de la Copa Merconorte de 1999. Y una de 2001, cuando Emelec doblegó a Barcelona en el estadio Capwell.
Las alegrías, sin embargo, no únicamente se remontan a triunfos o goles. También relata el gran rendimiento que alcanzó en la Copa América de 1997 y que se constituyó en el apogeo de su trayectoria. Hasta esa lid, Sánchez no pasaba de ser el suplente ideal de Álex Aguinaga, quien merced a su calidad técnica y todo lo que representaba, era el enganche titular indiscutible de la Selección.
Opacado por la luz del ‘Güero’, el mediocampista ‘guaytambo’ contaba los días por tener la ocasión de exhibirse a plenitud. Esta acaeció cuando Aguinaga no participó en la Copa América organizada por Bolivia.
Sánchez no dejó pasar aquel tren y se empeñó a fondo. El resultado: la transferencia para jugar en la Major League Soccer (MLS), de los Estados Unidos en 1998.
Las ganas de superación daban sus frutos. A los hechos de trepar a la élite del fútbol ecuatoriano, alcanzar un título local (con El Nacional en 1996) y ganarse un sitio en la ‘Tri’, le sumaba el sueño de emigrar al balompié del exterior.
Carrera ascendente
Perderse por varias ocasiones en la red de autopistas de Los Ángeles (freeway) ocasionó que Sánchez no disfrute su estadía en Estados Unidos, país en el que militó en dos representativos en un año.
En la primera mitad de 1998 su figura vistió los colores del MetroStars de Nueva York, ciudad en la que, al contar con el apoyo de Giovanni Savarese, no encontró mayores dificultades. El delantero venezolano, con quien compartió camerino, era su guía y le ayudaba a adaptarse al ritmo de la ‘Gran Manzana’.
Las cosas cambiaron cuando fue transferido a Los Ángeles Galaxy. Nunca se acostumbró a la urbe californiana. Ni el enorme mapa que llevaba en el auto le servía para desenredarse del cruce de los intercambiadores. Aquella circunstancia lo mortificaba a diario. Conocer solamente la ruta que, en 25 minutos, lo llevaba de su domicilio al campo de entrenamiento y viceversa era una constante demasiado aburrida.
Por este motivo, al surgir la posibilidad de trabajar en Emelec, no lo pensó 2 veces. Y si bien perdería dinero por no cumplir su contrato de 3 años con la MLS, convenció a su empresario (Luis Aguerre) de finiquitar su relación laboral con dicha entidad.
El nuevo año (1999) lo abrazó con el entusiasmo del hijo pródigo. El combinado ‘azul’ sería un destino que le depararía innumerables satisfacciones y anécdotas. Con Emelec dio la vuelta olímpica en 2001 y 2002 y estuvo a un tris de conseguir otra aspiración: un campeonato internacional. Lastimosamente, el ‘Ballet’ perdió la final de la Copa Merconorte de 2001. Millonarios de Colombia lo sometió 3-1 en los penales, tras igualar 1-1 en Bogotá y 1-1 en Guayaquil.
Momentos difíciles
- ¿Cómo que Otilino está muerto?
- Eso es lo que acaban de confirmar los medios.
- ¿Estás seguro? No puede ser. Ayer estaba conversando con él. ¿Qué pasó?
- Sufrió un accidente. Se chocó mientras viajaba a Guayaquil.
Era el mediodía del 7 de mayo de 2005. Sánchez se dirigía a Ambato para celebrar el Día de la Madre. Él y Otilino Tenorio no estaban considerados para el cotejo del siguiente día. El estratega de El Nacional, Ever Hugo Almeida, descartó a Sánchez por lesión y a Tenorio por suspensión.
Como no entrenaron el viernes. Ambos dialogaron y rieron mientras observaban la práctica de sus compañeros. En razón de aquello, ‘Viejo Willy’ no podía creer lo que su interlocutor le decía por teléfono. No recuerda quién, pero lo puso al tanto del nefasto acontecimiento.
Y si de mencionar anécdotas se trata, la ocurrida con el directivo Omar Quintana después de una derrota de Emelec 2-1 en Guayaquil, frente a Espoli, es ineludible. Sucedió en 1999, luego del cotejo, al momento que terminaban la cena y se dirigían a sus habitaciones en la concentración del Capwell.
Quintana les impidió salir del comedor. Los tuvo hasta las 02:00 haciéndoles ver sus errores. Reprisado 2 veces el video del lance, todos quedaron de muy mal humor y ahí se hubiesen quedado de no ser por la intervención de Carlos Alberto Juárez, quien luego de decir “Omar, dejate de joder”, pidió que les permita ir a dormir.
Estas y otras experiencias forjaron en Sánchez el ser humano que es, un tipo sencillo, que hasta la fecha no ha servido de material para la prensa farandulera.
Y eso que es mal genio, según corrobora su esposa, Liliana Mera, con quien el centrocampista lleva 21 años de matrimonio. Ella revela que es la familia la que soporta el mal carácter que le generan los marcadores adversos.
No obstante, siempre trata con cariño a sus hijos Sofía (19 años), Melanie (16 años) y Wellington Matías (12 años). Es más, Sofía descubrió que la forma de mitigar los berrinches de su padre es aplicarle un buen masaje.
Melanie, en tanto, cita las virtudes que lo adornan: responsable y hogareño. Muy hogareño, al punto de que no duda en meter mano en la cocina y prepararles la comida. Dice que le encantan las pastas y tiene excelente mano para los asados. Eso sí, detesta los alimentos saturados de grasa.
Matías, tímido y silencioso, prefiere observar desde la sala de estar, donde se erigió el rincón de los trofeos, esos que dan constancia de una vida exitosa. Ahí se incluye la medalla del campeonato 2002, con la que su progenitor le tomó una foto de recién nacido.
Más bulla meten Tomy y Tayler, 2 chiguaguas que también aman al futbolista, quien no descarta a futuro incursionar como comentarista deportivo, en la dirigencia de clubes y en la política. Todo eso tendrá su espacio cuando baje el telón de su carrera y afiance varios emprendimientos.
DATOS
Wellington Eduardo Sánchez Luzuriaga nació el 19 de junio de 1974 en la ciudad de Ambato, provincia del Tungurahua. Su primer equipo de fútbol profesional fue el Técnico Universitario, pero en muchas ocasiones cuando ha sido entrevistado, ha declarado ser hincha del Macará, el ‘archirrival’ del club que le abrió las puertas.
En 1990 fue seleccionado por el equipo de la Sub-18 de Tungurahua. Dos años más tarde debutó con el ‘Rodillo rojo’, jugando en la serie A del fútbol ecuatoriano.
Con El Nacional consiguió su primer título nacional en 1996. En este plantel disputó un total de 182 partidos cuando jugó entre los años 1994-1998 y 2005-2010.
Vistiendo la camiseta de los ‘Puros criollos’ obtuvo 3 campeonatos de la serie A (1996, Apertura 2005 y en 2006); mientras que con Emelec, donde militó desde 1999-2004, levantó los títulos de 2001 y 2002.
Con Ecuador jugó la Copa América de 1995, 1997, 1999 y 2001; y las Eliminatorias para Francia 1998 y Corea-Japón 2002