Alejandro Sabella es, ante todo, un paradigma del respeto y la cautela. Difícilmente se le encuentra un exabrupto, un grito, siquiera una sonrisa desmedida. Es un excepcional arquero de polémicas. Las huele a distancia y las ahuyenta, siempre con cara de circunstancia. Ayer, un par de veces lo pusieron a prueba y el hombre salió con la elegancia que lo caracteriza. Sin decir una palabra, pero con altura. 

A ver: “Reinaldo Rueda dijo hace un rato que una cosa es el poderío ofensivo de Argentina y algo muy distinta la juventud de su defensa. ¿Qué opina?”, lo azuzó alguien en la conferencia de prensa. Y él, sin inmutarse: “Mis respetos al entrenador de Ecuador, un hombre de experiencia que ha probado su capacidad. La suya es una opinión respetable. Nosotros trataremos de hacer un buen partido y quedarnos con los tres puntos”. Pelota afuera, una más.

Antes de eso, el técnico se había excusado de dar a conocer oficialmente la alineación del equipo escudado en que todavía no la sabían los propios involucrados porque había una decisión pendiente (Sosa o Higuaín, volante o delantero).

Cuesta creer que a horas de un partido decisivo no sepa con quién afrontar el desafío (“no sé si poblar la zona de adelante o darle algo más de equilibro al medio”). En cambio, parece el clásico jueguito de misterio al que son tan afectos algunos técnicos, por inseguridad o para evitar explicar alguna decisión incómoda. 

Cuando le preguntaron de hecho qué cambiaba entre uno y otro sistema, el 4-4-2 ó el 4-3-3, explicó que “en definitiva es todo teórico. Alguno puede pensar que por poner tres delanteros llegas más y resulta que llegas menos porque te falta gente que los alimente o porque, a falta de un mediocampista, se demora más en recuperar. Pero no hay dos partidos ni dos equipos iguales. A veces la formación tiene que ver con los momentos de los jugadores, con la interrelación y con las pequeñas sociedades. Puede pasar que un jugador tenga tanta potencialidad que te haga cambiar un dibujo táctico”.

En el mismo sentido explicó que los distintos sistemas que planteó durante la semana tienen que ver con un gusto personal: “Mi manera de pensar indica que hay que trabajar por lo menos sobre dos esquemas básicos que pueden modificarse de acuerdo con el partido o con el rival”. Entonces vino el elogio.

“Ecuador tiene jugadores veloces, con gran potencia física y habilidad, así es que deberemos tener  cuidado con las coberturas y hacer bien los relevos”. Aunque cuando le pidieron que resaltara puntos fuertes y débiles se sintió invadido en el análisis: “No lo puedo decir, no los puedo hacer públicos porque no sería bueno”. Nada de deschavar estrategias.

Sabella se mostró feliz con la respuesta de la afición (agotaron las entradas) y la atribuyó al méritos de los jugadores. “Ellos dieron vuelta un partido duro en Colombia, le ganaron a Suiza y también atrae la actualidad que viven en sus respectivos equipos”. Y tuvo un apartado para Messi, para lo que significa. “Es un jugador extraordinario. No sé cuántos balones de oro tiene. Y acá está bien. Tenemos que agradecerle que esté con nosotros, más que exigirle”.

Antonio Serpa
Desde Argentina