Sabella “ensamblará” cuatro piezas doradas
Desde Argentina.-
Saber qué equipo se encontrará Ecuador cuando pise el césped del Monumental no es una tarea fácil. No por lo que esconde Alejandro Sabella, quien amén de haber cerrado alguna práctica ya dio pistas muy claras de la formación que pretende, sino porque desde que es técnico de la selección argentina, el estilo tuvo sus vaivenes.
Acaso esa sea la característica más notable de Argentina: el pragmatismo de su estratega para mover nombres y esquemas de acuerdo con el rival de turno, su capacidad camaleónica de ser ayer conservador y hoy ofensivo. La excepción a la regla se llama Lionel Messi -el número uno del mundo- quien juega en cualquier circunstancia. Y de hecho, el equipo está armado a su alrededor.
Para este regreso de las eliminatorias, Sabella pondrá en práctica una idea que mastica desde hace mucho y que por una u otra razón no pudo poner en práctica: Juntar a Messi con Agüero, Higuaín y Di María, que es algo así como ensamblar las piezas doradas de tres máquinas que, cada una a su manera, funcionan muy bien: Barcelona, Manchester City y Real Madrid, todos campeones esta temporada con los argentinos en lugares estelares.
Detrás de ellos, habrá un doble pivote apuntalándolos: Javier Mascherano, el 5 de contención, y Fernando Gago, el 5 de juego, lo más parecido a un enganche, pero con claras responsabilidades de marca también. Ellos dos y los cuatro del fondo -Pablo Zabaleta, Ezequiel Garay, Federico Fernández y Clemente Rodríguez- deberán aportar el equilibrio necesario, ser el contrapeso para que los de arriba puedan volar sin ataduras.
Más allá de cómo rinda la defensa, que a estas alturas es toda una incógnita porque los nombres van mudando sin que aparezca el funcionamiento ideal, es difícil pensar en este momento en una formación mejor. Los grandes ausentes son Carlos Tévez y Román Riquelme, y todo tiene su justificación.
“Carlitos”, el jugador del pueblo, pasó un largo rato sin entrenarse antes de reincorporarse como refuerzo al final de temporada del Manchester City. Para el técnico argentino está un escalón por debajo de los otros delanteros.
No solo por cuestiones técnico-tácticas tenerlo en el banco, por ejemplo, no es una situación cómoda. Es uno de esos jugadores con tanto carisma que exceden las fronteras: pese a su identificación con Boca, lo aplauden hasta los de River. Suele ser uno de los más ovacionados, vaya donde vaya. Incluso por encima de Messi.
Dentro del campo, fue señalado como uno de los “responsables” del fracaso de la selección en Sudáfrica. Por elegirlo a él, Maradona armó un dibujo que el mismísmo Arrigo Sacchi, DT italiano, quien armó el Milan revolucionario de los 90’, consideró la única novedad táctica del Mundial pasado: “Argentina tiene una táctica 5-5. La mitad ataca, la otra defiende”. Eso no fue un problema contra rivales débiles, pero Alemania le pasó una factura inolvidable.
La otra ausencia, la de Riquelme, es menos entendible desde el punto de vista futbolístico que desde las relaciones. Sabella, al igual que los últimos técnicos, ungió a Messi como el líder natural del equipo, muy a pesar de que “Leo” no tenga las condiciones para serlo.
A ver: es el mejor jugador del mundo en un equipo casi perfecto, pero en aquella estructura, no es él quien piensa. De eso se encargan Xavi e Iniesta. Eso mismo podría hacer el ‘10’ de Boca en la selección, si no fuera porque el trato con Messi no es el mejor. Riquelme, un jugador que divide las aguas en todos lados pero que está viviendo en Boca una segunda juventud, es un cerebro, un líder futbolístico por naturaleza, un patrón de equipo, el hombre que maneja tiempos e hilos. Y Sabella no está dispuesto a incomodar a Messi con su presencia.
Sobre todo porque, en el Monumental, seguramente Riquelme arrancaría más gritos que el propio Messi. La razón: detrás de Riquelme está la hinchada más popular de la Argentina. Messi tiene una identificación con Newell’s y despierta la admiración de todos por su juego en el Barça, pero en la selección siempre está a prueba.
¿Qué equipo encontrará Ecuador, entonces? Un equipo adolescente, que todavía no definió sus rasgos definitivos. Desde la intención será un conjunto que buscará la tenencia del balón pero no abusará del toque: tratará de ser vertical, en adaptación a las características de sus hombres (Di María, Agüero, Messi). Habrá que ver cuánto le dejan hacer.