Quinta final continental
El DT Edgardo Bauza lo consiguió otra vez. Nuevamente logró anoche, en Buenos Aires, llevar a Liga de Quito a una nueva final. Ya lo hizo en la Copa Libertadores (2008) y en la Recopa (2010), en ambas ganó el título.
Esta vez, para el equipo “albo” será la quinta final que tendrá que disputar en un torneo continental.
En cambio, Vélez Sarsfield volvió a quedar en las puertas de una final internacional al caer ayer 1-0 ante Liga, que consiguió su boleto al partido decisivo de la Copa Sudamericana con oficio de campeón.
El equipo de Bauza, que se había impuesto por 2-0 en la ida de las semifinales, sustentó su victoria con orden y concentración defensiva, además de dos figuras colosales: el arquero Alexander Domínguez y el punta Hernán Barcos, autor del gol (49’) y protagonista decisivo de la serie.
Para Vélez quedó la frustración de una nueva semifinal que no pudo sortear este año, tal como le había ocurrido en junio pasado al ser eliminado por el Peñarol uruguayo en la Copa Libertadores.
“Vamos a aguantar los primeros 25 minutos porque el Vélez, si presionó en la altura de Quito, acá indudablemente se nos vendrá encima”, dijo al llegar al estadio Patricio Urrutia, entrevistado por la televisión.
Y así sucedió. Los “albos” defendieron con sus hombres demasiado cerca de Domínguez y dejaron que el equipo de Ricardo Gareca gobernara el partido. Liberaron al solitario Barcos para que el delantero argentino pescara alguna oportunidad en el campo rival.
Vélez, con luces y sombras, intentó ser lo de siempre: buen trato de balón, circulación prolija y descarga por las bandas para las subidas de Emiliano Papa y Augusto Fernández, y Héctor Canteros algo más adelantado como eje del equipo.
Pese a merodear el área del conjunto tricolor, la formación velezana no tuvo demasiada claridad para lastimar a Liga, que más allá de una clarísima ocasión de Guillermo Franco, tras una mala salida de Urrutia, que terminó desviando Domínguez al córner (19’), no sufrió demasiado.
Cerca de la media hora, como afirmó Urrutia, los del “Patón” Bauza empezaron a ganar espaldas y a encontrar cierta profundidad, especialmente cuando se encendía Ezequiel González o despegaba Miller Bolaños.
Fueron los mejores momentos del conjunto de Quito, que -incluso- se pudo poner en ventaja con una apilada del argentino González que terminó con un tiro débil de Paúl Ambrosi a los 34’, o con un cabezazo de Barcos tras una deliciosa asistencia del “Equi” a los 36’.
A los 49’, Barcos aguantó un balón como pívot, fue a buscar el centro de Néicer Reasco y, tras un cierre a destiempo de Domínguez, dominó la pelota y la clavó con un latigazo junto al palo derecho de Marcelo Barovero. Allí se terminó la serie.
Vélez, ya con la obligación de marcar cuatro goles, comenzó a padecer el partido y Liga, ya más suelta, no perdió el orden, siguió marcando con fiereza e incluso pudo aumentar las cifras. Hoy conocerá a su rival de la final, que será entre Universidad de Chile y Vasco da Gama.